Patricia Bullrich se retira de la conducción del PRO. La presidenta del partido amarillo comunicó que adelantará las elecciones partidarias para febrero del año que viene y que ella no será de la partida porque se dedicará a "trabajar por una Argentina próspera y segura". Toda una señal en medio de las especulaciones sobre su futuro en el gobierno de Javier Milei.
Hace menos de una semana, Rogelio Frigerio, gobernador electo de Entre Ríos, planteó lo que le pareció lógico, que no podría comandar un partido dividido en dos desde un sillón oficialista. Con mandatarios provinciales que se ubicaron como neutrales y palomas que rechazaron el acuerdo con Milei, Patricia no podría manejar un espacio siendo ministra libertaria.
El final de la historia comenzó con la agónica campaña electoral y una alianza inconsulta que hicieron crujir al partido más denso de la alianza. Por estas horas, casi en un cálculo quirúrgico, las dos ramas macristas prefirieron mantener los pies en el plato para cambiar o revalidar la dirección del PRO mediante la conducción.
El partido amarillo tenía programada su elección interna para marzo del 2024, momento que iba a ser aprovechado por las palomas, que no se plegaron al pacto con los libertarios, para disputar el sentido del espacio.
Horacio Rodríguez Larreta, el exponente de ese sector, mantuvo silencio en las últimas semanas. Se dedicó a algunas recorridas para despedir su gestión en la Ciudad mientras, por lo bajo, planifica un regreso a la política desde el lugar que este año no le permitió, el centro.
El jefe de Gobierno saliente cerró su gestión con un acto y repaso de estos ocho años en el teatro Colón. Mauricio Macri, su sucesor, María Eugenia Vidal, su amiga, y la propia Bullrich, contrincante más cercana, fueron parte de una escenografía que, como en otras ocasiones, buscó mostrar cierta unidad en pleno temblor.
Mucho de lo que vaya a ocurrir, dependerán de lo que suceda esta semana. A diez días del cambio de gobierno, sigue sin definirse el lugar desde el cual el PRO ejecutará su acompañamiento a la gestión de Javier Milei. Mauricio Macri decidió correrse, Patricia Bullrich optó por negociar lo suyo y Cristian Ritondo aguarda la definición del nuevo presidente. Para que las fichas se acomoden, los protagonistas deberán culminar una negociación mucho más amplia que el propio cargo.
Bullrich entró, temprano, al hotel Libertador en el que se aloja Milei hace más de un mes. Se reunió directamente con el presidente electo en lo que se calificó como un buen mitin y, en paralelo, Hernán Lombardi se encontró con Karina, la hermana y “jefe” de Javier, para revisar detalles del traspaso de atributos. Según dijo el ex secretario de Medios Públicos de la gestión Macri, no conversó cargos políticos.
La que fue con esa intención fue Patricia. Desde La Libertad Avanza se especuló con que “seguramente” ocupará un lugar en el Gabinete y se desmintió, “por ahora”, que vaya a ocupar una silla en Trabajo. Según supo este medio, "va a ocurrir" su desembarco en Seguridad. Pero el destino de la ex candidata dependerá de una negociación más amplia, por eso la falta de confirmación pese a que ya se movió como virtual titular de Seguridad.
El PRO no vive, por estos tiempos, su mejor momento. Macri decidió correrse de cualquier tipo de negociación y Patricia aprovechó ese lugar vacante. Cerca del ex mandatario ya no se interpretó como una mala jugada sino como una movida lógica para cuidar lo propio ante el desinterés del otro. A lo sumo, el enojo interno generado por ese toma y daca personal será, al final, un problema de Mauricio pero no de Patricia.
El candidato a vice de Boca tomó la posición de alejarse y esperar a ser convocado por Milei cuando lo necesite. Según manifestó su entorno en estos once días después del triunfo electoral, Mauricio nunca puso los cargos sobre la mesa pero sí consideró importante garantizar “gobernabilidad” desde el Congreso.
Para Macri, cualquier acuerdo debería ser parlamentario y no ejecutivo ya que la viabilidad de la gestión estará en el Congreso. Por eso, se espera con ansias que el seleccionado para comandar la cámara de Diputados sea Cristian Ritondo, alguien que no escondió sus deseos de ser el designado y que ya exhibió no sólo la experiencia sino también los potenciales apoyos.
Su principal contrincante para la contienda, Florencio Randazzo, prefirió mantenerse en silencio por estos días. Según trascendió, ocuparía un lugar dentro de la oposición responsable del peronismo federal y, desde allí, comandaría el cuerpo legislativo de ser el elegido. Milei será el encargado, luego de una curaduría realizada por el titular de Interior, Guillermo Francos, de optar por alguno.
En la contienda también está, sin embargo, La Libertad Avanza. Oscar Zago, que renunció a su banca en la Legislatura porteña para asumir en el Congreso, sostuvo en ExtraTv que su partido “está en el ring y en el cuadrilátero. Así que perderemos por punto o ganaremos por punto. O perderemos por knockout o ganaremos por kockout”.
Cristina Kirchner fue quien se manifestó a favor de que el espacio libertario se quede con las sillas de conducción en ambas Cámaras por ser el espacio oficialista. Esta posición no fue compartida por el senador formoseño José Mayans que, en diálogo con El Destape Radio, sostuvo que la ciudadanía eligió a Unión por la Patria como primera minoría y que, por cuestión numérica, debería permanecer en esos lugares de poder. Se definirá, por mayoría, en una reunión de interbloque.
La incertidumbre sobre el futuro legislativo empezó a molestar. Zago ya no ocultó el retraso en ciertas decisiones de trabajo producto de la no definición de autoridades. Pero, dentro de Juntos por el Cambio, el limbo también dejó en stand by cualquier tipo de reconfiguración.
¿Por qué importa tanto la designación (o no) de Ritondo? Para el PRO, porque podría mantener cierta unidad. Son 44 diputados que encontrarían un centro gravitatorio en el poder. ¿Y qué pasa con el resto de los socios? ¿Sólo se piensa en la amalgama macrista? En las cuentas preliminares, los que no coincidieron con la jugada macrista de aliarse con Milei contabilizaron unos 9 o 10 diputados amarillos en fuga en caso de suceder eso. Todavía es un misterio.
El radicalismo, en tanto, tomó la decisión de ser una oposición responsable. ¿Qué pasaría si Ritondo es designado presidente de la Cámara pero no fusiona espacios? Un bloque de centro aparecería para darle cobijo a quienes ya no se sientan representados por la alianza que los contuvo ocho años.
Espacios como la Coalición Cívica, que tendrá seis legisladores a partir del diez de diciembre, tomaron la decisión de no especular hasta que las cosas sucedan. Pero no se negaron a coordinar con quien tengan que hacerlo para desarrollar un buen trabajo parlamentario. Los lilitos están cómodos con la posición que tomaron después de tres advertencias – la primera hace un año – de Elisa Carrió.