Elecciones 2023: primer conflicto electoral para Cambiemos en Mendoza, pero con unidad nacional por el juicio a la Corte

No fue el tema central pero se llevó gran parte de la discusión de la mesa nacional. La interna en Mendoza, con posible quiebre, escaló a niveles insospechados y la UCR optó por abroquelarse detrás de una delegación provincial. La estrategia a favor de la Corte fue el plato principal y para el postre quedó la invitación a un nuevo encuentro presencial.

11 de enero, 2023 | 00.05

Un conflicto interno se coló en la reunión de la mesa nacional de Juntos por el Cambio que, para afuera, se mostró compacta en su estrategia para encarar el proceso de juicio político a los jueces de la Corte Suprema. El rechazo unánime a la iniciativa promovida por el Gobierno nacional contrastó con la disputa intestina en materia electoral en una provincia clave, Mendoza. La UCR llegó con un planteo de juego sucio, el PRO quedó en resolver el conflicto pero, por el momento, la resolución no pareciera ser para nada pacífica.

En el último tiempo, revivió la teoría de una posible ruptura de Cambia Mendoza (el Cambiemos local) en manos de Omar De Marchi, el diputado macrista, armador larretista a nivel provincias y candidato de la unidad PRO. Desde la orilla boina blanca se analizó que el legislador amarillo “pretende más de lo que puede”, y que su única estrategia pasó por amenazar con el quiebre de la alianza. Algo que, según coincidieron en una y otra orilla de JxC, es recurrente.

De Marchi arrancó con una serie de cuestionamientos fuertes a la conducción de la provincia, en manos del radicalismo referenciado en Alfredo Cornejo. Lo hizo de forma pública y en redes sociales al denunciar que fue uno de los distritos que menos creció en los últimos años. Si bien no planteó, en forma clara y precisa, un corrimiento, “hace todo en ese sentido”. En la vereda contraria, el radicalismo local dijo optar por la unidad.

Este proyecto lo hacemos colectivamente. Sostené a El Destape con un click acá. Sigamos haciendo historia.

SUSCRIBITE A EL DESTAPE

El conflicto en Mendoza es de larga data. La provincia cordillerana supo tener, hasta hace dos décadas, tres opciones electorales. Tres tercios divididos entre el PJ, la UCR y el Partido Demócrata. Este último, con el tiempo, se vació y sus dirigentes migraron dejando sólo dos ofertas para las urnas. Una de ellas, el Cambiemos local, con una integración que no dejó conforme a todos los actores por incorporar sellos políticos que a nivel nacional no están con la alianza.

Ahora, comenzaron algunos diálogos para intentar crear nuevamente esa tercera vía electoral que excluya al “cornejismo, radicalismo local que responde al senador nacional. Quienes se abrazaron a la idea, consideraron que el modelo entró en crisis y que la provincia empezó, hace tiempo, a caminar el sendero de la gravedad institucional, además de mostrar malos indicadores sociales y de crecimiento. Por lo tanto, la solución pasaría por darle una nueva opción al pueblo.

Esa opción podría estar integrada por gran parte de los partidos que integran el frente Cambia Mendoza, aunque por ahora sólo hubo algunas conversaciones y ningún tipo de definición. De avanzar, algo que parece imposible, los creadores de la nueva fuerza intentarán incorporar al macrismo, al radicalismo no cornejista, a la Coalición Cívica, al Partido Demócrata, entre otros.

La intención de romper se convirtió en un ejemplo provincial de una discusión nacional, pero con los roles invertidos. En Mendoza, los críticos empezaron a cuestionar que la coalición no existe y que el único que gobierna es el radicalismo, sin ninguna apertura del diálogo o el debate interno, mucho menos de una mesa política de discusión ejecutiva. Lo que la UCR le reclamó al PRO en la dimensión país, durante la gestión 2015-2019.

Ahora bien, fuera del análisis de alternativas, la posición de Morales fue bastante clara. El radicalismo se reunió el lunes a la tarde para pedir llevar esta inquietud a la mesa nacional y el titular del partido lo hizo. No sólo lo propuso sino que también armó una delegación mendocina para reforzar el concepto, con las presencias de Cornejo y el actual gobernador, Rodolfo Suárez. El jujeño, en tanto, se plegó a la demanda del senador, que fue quien llevó la voz cantante.

Como se pusieron de moda los universos paralelos y las múltiples realidades, para los esperanzados en la conformación de un nuevo sello partidario, la expresión de Morales funcionó como una respuesta institucional y lógica dado su rol, pero para nada coincidente con lo que podría expresar por lo bajo, dada su mala relación con Cornejo. Un vínculo negativo de ida y vuelta.

El otro condimento cuántico fue el acompañamiento del PRO. Si, por lo bajo, apoya o no apoya el quiebre con el cornejismo y el armado de un nuevo espacio teniendo, al mismo tiempo, una postura pública de corrección política, contraria a esa migración, para despistar y calmar las aguas. En la mesa nacional, Patricia Bullrich dejó en claro que buscarían una solución al conflicto, no agregó nada más al planteo de los radicales. Tampoco lo hizo otra figura del macrismo.

Según pudo saber El Destape, para el PRO, la continuidad de la alianza está por encima de cualquier “capricho” personal que pueda tener un dirigente. Por lo tanto, no sólo no acompañarían la intención sino que el diputado podría poner en riesgo su candidatura dentro de Juntos por el Cambio en una provincia en la que existen las PASO.

Durante la mesa nacional, el caso Mendoza se llevó varios minutos de debate pero no fue el tema central. La dirigencia no conversó sobre la situación en Brasil y el intento de golpe de Estado, algo con lo que se especuló en la previa. Sin embargo, apoyó en forma indirecta a Marcelo D'Alessandro, el ministro de Seguridad de la CABA bajo uso de licencia después de la filtración de una serie de chats en los que quedó claro su vínculo íntimo con el Poder Judicial y sectores concentrados mediáticos.

Su nombre no apareció en el comunicado pero se habló de “espionaje ilegal”, sin mencionar puntualmente el caso, y se acusó al Frente de Todos por, supuestamente, “utilizar y auspiciar” esos mecanismos. Si el radicalismo se mantuvo en silencio todos estos días, con esta proclama y la caminata junto a Horacio Rodríguez Larreta por la Costa terminaron de correr el velo.

Más allá de eso, todas las miradas estuvieron posadas en el proceso de juicio político contra los integrantes de la Corte Suprema. Como ya adelantó El Destape hace varias semanas, la alianza no dará quórum en la comisión pero tampoco la vaciará. O sea, el Frente de Todos será el encargado de garantizar la presencia de sus 16 legisladores para promover el expediente y, una vez ocurrido eso, la oposición formará parte del debate. Aún no definió, sin embargo, la lista de invitados que podría proponer. Eso quedará en manos de los miembros de esa comisión.

Si el dictamen llegara a tener despacho para aterrizar en el recinto, Juntos por el Cambio tampoco dará quórum pero, en caso de que el FdT lo consiga por sus propios medios, bajará para intentar bloquear la iniciativa desde el debate. O sea, la oposición ya se adelantó y empezó a barajar alternativas para el próximo paso de un proceso que será extenso, con la convicción de que hay altas chances de que el texto salga aprobado de la comisión.

Parte de la estrategia pasará, también, por presionar a los diputados y diputadas del massismo con la excusa de que esta iniciativa también perjudicará a la economía argentina, comandada por su líder, Sergio Massa. Según el razonamiento, desobedecer un fallo de la Corte - en este caso el de la coparticipación - generaría incertidumbre en inversores, perjudicando al país.

Pero, en ese análisis, también se hizo un asterisco. Una pregunta flotó por el aire, aunque la respuesta pareció bastante obvia. Si el Frente de Todos sabe que es imposible conseguir los dos tercios de los votos presentes en el recinto, ¿para qué ir a perder? Según esta visión, al oficialismo le interesa más el proceso que el resultado final, el “show” cuyo escenario sería la comisión. Entonces, ¿para qué dictaminar?. En principio, la postura oficialista es la de llegar al recinto y dar la pelea. En ese caso, todo JxC debería garantizar su presencia porque, al necesitarse dos tercios de los presentes para una aprobación, las ausencias podrían ser fatales.

La alianza quedó en repetir el encuentro durante la primera semana de febrero. Después de varios meses de escaso funcionamiento, se empezó a intentar aceitar el mecanismo de conducción nacional en un año electoral. Sin embargo, la próxima reunión debería ser presencial y sin ningún faltazo. Ese fue un mensaje directo a Mauricio Macri, que participó de este Zoom pero que para esa fecha todavía seguirá en la Patagonia, con base en medio de los cerros cordilleranos. Por eso, un dirigente bromeó que si quieren que el ex presidente esté presente, deberían verse directamente en el country Cumelén de Villa La Angostura.

LA FERIA DE EL DESTAPE ►