Las divisiones de la UCR volvieron a hacerse sentir en el recinto de Diputados, mientras Encuentro Federal y la Coalición Cívica mantuvieron unidad de acción a la hora de denunciar los extravagantes fondos reservados de la SIDE, que se intenta dejar sin efecto. En cada fractura opositora, el gobierno encuentra una luz para diluir los debates incómodos, como sucedió con la visita de legisladores libertarios a genocidas.
Las trece voluntades negativas provenientes de la UCR, ante el pedido de Maximiliano Ferraro de incorporar el DNU de los fondos reservados de la SIDE a la sesión, fueron clave. La votación de la moción necesitaba los 3/4 de los votos, un número difícil. Los centenarios entendieron que este ítem había sido discutido a la mañana, durante el debate de Labor Parlamentaria, cuando los boina blanca solicitaron la inclusión del presupuesto universitario. Miguel Ángel "Pichetto se opuso, pero logramos incorporarlo", lanzó una fuente legislativa.
Uno de los diputados que no acompañó la inclusión al debate de los fondos reservados de la SIDE minimizó la discusión al asegurar que no hay diferencia entre abordar la cuestión a la madrugada, en la sesión iniciada el miércoles, o al mediodía del jueves. Si bien algunos diputados optimistas mantenían en pie la citación, la opción quedó descartada. A la fuente radical tampoco le pareció importar la dilación del tratamiento por una semana.
Hubo dos abstenciones radicales, una ausencia y 18 acompañamientos al pedido de Ferraro. El diputado de la Coalición Cívica denunció que el organismo de inteligencia ya ejecutó el 80% de los fondos reservados, sin ningún tipo de control dado que la comisión bicameral que supervisa estas tareas todavía no fue conformada. Hay diferencias a la hora de definir la presidencia de ese cuerpo, que le corresponde al Senado. Por ahora, pesa más el nombre de Edgardo Kueider, ante la intención oficialista de que la comande un opositor amigable. Pero también pelea por esa silla Martín Goerling, referenciado en Mauricio Macri.
"No entiendo por qué levantaron la sesión de mañana (por el jueves)", dijo una fuente centenaria después de que Nicolás Massot anticipara la reprogramación del encuentro. Con una sesión demasiado extensa en curso, mantener la citación hubiera sido una condena al fracaso por falta de quórum. Es que, para el triunfo de esa convocatoria, no sólo se hizo indispensable el descanso de los legisladores sino el compromiso de los bloques, puntualmente el de la UCR que tiene 13 miembros comprometidos a colaborar con la habilitación de la sesión por los fondos reservados de la SIDE.
Por esta jugada, se cuestionó la verdadera intención de los convocantes a la sesión fallida del jueves. No faltó quien sostuviera que, para presionar, la convocatoria tendría que haberse mantenido como dé lugar, sobre todo porque el pedido para incorporar este ítem al temario del miércoles obtuvo 135 votos. El número no alcanzó porque se necesitaba una mayoría superior, pero "el quórum está". La realidad, sin embargo, no es tan sencilla.
En esta segunda etapa, la oposición dialoguista deberá aprender a hacer equilibrio. Convivir con el impulso a iniciativas que el gobierno no acepte, pero también con proyectos que el oficialismo pueda propeler. Lo que en definitiva quieren los colaboracionistas es instaurar un marco más amigable con el acuerdismo político.
La sesión de este miércoles sirvió para probar el sabor de hacerle sentir, al oficialismo, el rigor de la minoría. La Libertad Avanza ya no cuenta con aliados ciegos, sino con aliados con demandas. La UCR celebró haber “impuesto” la inclusión del presupuesto universitario en el temario bajo la amenaza de que, sin eso, no habría quórum. Encuentro Federal hizo lo mismo.
El orden del día de la sesión convocada por el PRO y La Libertad Avanza no se planteó nunca como problemático, salvo las cuestiones de privilegio y apartamientos del reglamento. Una de ellas terminó con el rechazo a dar tratamiento a proyectos vinculados a la visita de diputados libertarios a genocidas.
Sólo tres legisladores de la UCR decidieron acompañar el pedido, Pablo Juliano, Marcela Coli y Mariela Coletta, parte del sector más combativo con el gobierno. El resto se dividió entre algunas pocas ausencias y votos negativos, acusando su abordaje en la comisión de Peticiones presidida por la macrista Silvia Lospennato.
Una libertaria, sin embargo, mostró una jugada interesante despegándose del resto. Rocío Bonacci, que viajó al penal de Ezeiza, votó a favor de darle tratamiento a proyectos relativos a esa visita. No lo hizo, sin embargo, su colega Lourdes Arrieta, que ya presentó una denuncia para que se investiguen los hechos. El resto de los turistas optaron por el rechazo, aunque hubo una que otra ausencia, entre ellas la de Marcela Pagano, de relación turbulenta con el bloque que integra.
Más allá de este pasaje, había consenso entre el gobierno y la oposición dialoguista en el tratamiento de varios de los proyectos, algunos con más debate que otro. La esencialidad de la educación se mostró como el agregado de último momento, de interés superlativo para el PRO.
Mauricio Macri, como suele suceder habitualmente, reunió esta semana a su tropa más cercana. Ya es costumbre no invitar al bullrichismo que quedó, en los hechos, fuera del partido. Todavía forma parte de la estructura institucional a nivel nacional y en la CABA, no así en Buenos Aires, pero no es tenido en cuenta a la hora de tomar decisiones.
El ex presidente tomó la decisión de no revelar la estrategia amarilla ante dirigentes que, poco tiempo después, puedan ir con el chisme ante el gobierno y arruinar sus planes. Después de haberle dado un apoyo importante, tanto en materia de votos como a la hora de idear una estrategia parlamentaria, Mauricio empezó a tener sus demandas.
Hace varios años, el PRO viene presentando proyectos para que la educación obligatoria sea declarada esencial. En este período legislativo, logró cosechar, después de negociar la letra del texto, los apoyos del oficialismo y los ex aliados de Juntos por el Cambio por lo que se descontaba que los votos estaban para aprobar la iniciativa.
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Sin embargo, la mala actitud del gobierno con todos los partidos puso en riesgo la sesión, que casi no se hace. El macrismo salió con una fuerte campaña para respaldar la iniciativa impulsada por Alejandro Finocchiaro, la ley Finocchiaro, dejando muy en evidencia el interés que manejaban respecto este tema.
La cuestión universitaria encontró a la UCR pedaleando. Después de no colaborar con el quórum para la sesión del 24 de abril, después de la marcha universitaria, para no mezclar lo popular con la política, arrancó el debate en comisión y otro pedido de sesión, para el 4 de julio, que no se hizo con la intención de que el gobierno resuelva el problema por los carriles habituales.
Como no sucedió, y ante el no inicio del segundo cuatrimestre, no se pudo postergar esa bandera. El proyecto, que encabeza Danya Tavela, logró consenso con distintos bloques opositores dialoguistas y en un extenso debate también incorporó cambios pedidos por Unión por la Patria.
La nueva etapa pareciera encontrar a las fuerzas políticas con similitudes ideológicas en la necesidad de compartir temario, de brindar logros para uno u otro lado. Como sucedió con la educación esencial y con el presupuesto universitario. Pero también la necesidad de ordenar los debates, que es lo que busca el pichettismo. Que se abra el diálogo.
Lo cierto es que la actitud del oficialismo no es lo único que se tiene en cuenta a la hora de plantear una estrategia. En las provincias, Javier Milei sigue teniendo un apoyo importante, lo que condiciona a muchos legisladores, sobre todo a aquellos que responden a gobernadores y que alimentan las filas de Innovación Federal y Encuentro Federal, aunque la UCR tiene varios de esos en sus bancas.