Reaparece Macri en medio de tensiones por la salida de D'Alessandro

El ex presidente estará en Mar del Plata el jueves de la semana que viene, pocos días después de la salida de un funcionario clave de Larreta que despertó diferencias internas.

06 de enero, 2023 | 00.05

El ex presidente Mauricio Macri abandonará la Patagonia por unas horas para trasladarse a la Costa atlántica para presentar su segundo libro, el primer gran acto que lo tendrá como protagonista en el inicio del año electoral. La cita será el jueves de la semana que viene, en el coqueto Hotel Costa Galana, con la intención de reunir a varios cientos de personas. La impronta del evento girará en torno a la carrera a las urnas, aunque el líder del PRO decidió mantenerse imparcial y no apostar sólo por un candidato. Su vuelta a la escena pública lo encontrará en medio de una turbulenta interna amarilla por la salida de Marcelo D'Alessandro del Ministerio de Seguridad porteño tras un pedido de licencia que, según se empezó a especular, podría no terminar nunca.

La reaparición de Macri terminó de delinearse por estas horas durante un desayuno costero que reunió a Hernán Lombardi, hombre cercano al ex presidente, Néstor Grindetti, candidato a gobernador bonaerense con la venia del líder amarillo, el vice del PRO nacional y parte del armado de Patricia Bullrich, Federico Angelini, y el líder de los equipos técnicos de Cristian Ritondo, el alcalde de Pinamar, Martín Yeza. En ese mitin, pidieron no hablar de la interna partidaria sino del futuro, concretando la presentación del libro.

El evento tendrá una impronta cien por ciento electoral pero probablemente no signifique el regreso de Macri a las primeras líneas de probables candidatos amarillos. Después de un mes afuera del país y otros dos meses planificados en el sur argentino, el tiempo le empezó a jugar una mala pasada al ex presidente que aparecerá para mantenerse en la escena y no abandonar su lugar de gran elector.

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La presentación será el jueves 12 de enero, a las 19:30, en el Hotel Costa Galana, ubicado en la avenida Peralta Ramos, frente a Playa Grande. Para esa fecha, según el tipo de habitación y el lujo elegido, el valor de las habitaciones ronda entre los $50.000 y los $100.000. El evento será organizado por la Fundación Libertad y la Fundación Global.

Macri recibió el fin de semana pasado a Horacio Rodríguez Larreta después de haber retornado del Mundial de Qatar. Su regreso tuvo un breve paso por el conurbano bonaerense para luego trasladarse a la Patagonia, donde hará base hasta mediados de febrero y se reunirá con varios dirigentes. En ese encuentro reservado con el jefe de Gobierno, se tocó la difícil situación de D'Alessandro, ministro de Seguridad bajo licencia, que todavía seguía en su cargo en ese momento. Casi tres días después, decidió tomarse unos meses fuera del gabinete.

La licencia, que nunca quedó claro si sería por dos o tres meses, empezó a tomarse como una licencia infinita. Algo lamentado por quienes consideraron que D'Alessandro era el mejor ministro de la Ciudad, con indicadores muy favorables para resumir su gestión. De hecho, fue lo que se decidió destacar minutos antes de su salida formal del gabinete.

Más allá de que la versión oficial indicó que la decisión fue pura y exclusivamente del ministro, hay quienes señalaron que, en realidad, lo corrieron para resguardar a Larreta, que había optado por reservarse para recibir la menor cantidad de daño posible. Ahora, con el ministerio intervenido bajo la figura de Felipe Miguel, se empezó a especular con cómo será el manejo de una cartera caliente pero muy taquillera. La seguridad se convirtió en el caballo de batalla de la campaña electoral y de cualquier mandato, no sólo por la gestión de escritorio sino por la posibilidad de pisar el territorio y ganar conocimiento.

El apartamiento del ministro trajo aparejados algunos cortocircuitos en el armado de la Ciudad. Frente al silencio brutal del radicalismo, Elisa Carrió salió a defender al funcionario y, según consignó Clarín, le pidió a Larreta su regreso en marzo. La Coalición Cívica se mostró algo dividida frente a esta situación, con dirigentes más cercanos a los halcones amarillos, decididos a bancar a D'Alessandro, y otros más próximos al larretismo, que optaron por blindar al jefe de Gobierno.

Patricia Bullrich, que también se guardó unos días pero por unas vacaciones planificadas, fue una de las primeras que apoyó al ministro públicamente. Ambos mantienen una buena relación, confiaron dos fuentes, pese a los chispazos que protagonizaron hace un par de años, cuando el gobierno nacional de Macri le traspasó la Policía Federal a la Ciudad. En ese entonces, la interna nuevamente fue entre Mauricio y Larreta pero encarnada en los dos funcionarios de Seguridad.

El cuestionamiento del ala combativa, que también se escuchó por otras latitudes amarillas, pasó por la falta de firmeza de Larreta frente a una filtración de chats que, desde lo jurídico, podría cuestionarse. Para ese sector, se lo tendría que haber defendido con más énfasis, pero el jefe de Gobierno optó por la solución simple de apartarlo. O de abrazarse a la posición híbrida de aceptar un pedido de licencia y hacer una banca pública tardía.

Sin embargo, para la tribu halcona también se traspasaron algunos límites. El viaje a Lago Escondido no fue aprobado en ningún momento, pero la forma en que se obtuvieron las conversaciones permitieron salir públicamente a defender al funcionario en problemas. Así como Bullrich no dudó en apartar a Gerardo Milman de espacios clave, Larreta no debería haber dudado en tomar uno u otro camino.

La situación de Milman y D'Alessandro, sin embargo, se planteó como diferente. Por un lado, Milman dejó de ser jefe de campaña y vice del bloque PRO en nombre de Patricia Bullrich no sólo por las investigaciones que lo involucran (entre ellas el atentado contra Cristina Kirchner), ni por el escándalo del auto a las dos de la mañana en la zona de Palermo, sino por otros episodios completamente reservados. El funcionario porteño, en tanto, todavía gozaba del beneficio de la duda y podría haber sido sostenido.

El argumento para mantenerlo en el cargo giró en torno a la firmeza y la valentía. Básicamente porque en un año electoral se ventilarán muchos trapitos al sol y se temieron soltadas de mano masivas, actitud que tendría una resonancia mayor en un gabinete nacional. Ese, el aspecto político. En el aspecto jurídico, porque, entendieron en una orilla, no se puede permitir que le roben conversaciones a una persona de confianza y, en base a ellas, ser espectadores de su caída.

Lo cierto es que, reyes de la actuación o sinceridad total, todavía ninguno mostró una pista certera sobre el origen de los chats. A la versión de un armado ilegal del kirchnerismo se le sumaron mil especulaciones más, pero ninguna terminó de cerrar. Lo que sí quedó claro fue que los referentes en seguridad resultaron ser los golpeados. D'Alessandro y Diego Santilli sufrieron el robo de sus líneas telefónicas; a Cristian Ritondo lo denunciaron mediáticamente por cuestiones vinculadas al negocio de drogas; y a Milman (que iba a ser el ministro en un eventual gabinete de Bullrich) le apareció, de un día para el otro, el demoledor archivo del escándalo del auto.

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