Con la mira puesta en las elecciones 2023, Horacio Rodríguez Larreta decidió sumar una pata política al armado del PRO porteño. Jorge Macri desembarcó, finalmente, en el Gabinete de la Ciudad de Buenos Aires y será una pieza clave para cuidar al jefe distrital que, para evitar exposiciones innecesarias, intentará guardarse por un año para encarar la campaña sin rasguños. El contexto no es el mejor para la alianza opositora que enfrentó, en las últimas horas, varios cruces y tensiones internas producto de una seguidilla de bombas lanzadas por la dirigenta de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, contra el radicalismo capitalino, con quien el hombre de la CABA mantiene una relación muy fluida, y contra Cristian Ritondo, cabeza del bloque macrista en Diputados.
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La razón de la llegada de Macri a la CABA está más vinculada a lo político. Por un lado, el inicio de su campaña bonaerense personal. Por el otro, la necesidad de darle a Larreta la posibilidad de tener una figura que lo defienda, que se banque algunas situaciones complejas en materia comunicacional y que pueda defenderse. Será un hombre de guerra que, seguramente, elegirá qué batallas disputar y cuáles no. El jefe de Gobierno, con la tranquilidad de darle volumen político al ala dialoguista del PRO, podrá bajar el perfil durante todo 2022 para no exponerse innecesariamente camino al 2023.
Tras un acto a las 9 de la mañana en La Rural para formalizar su desembarco en la Ciudad, el ex intendente de Vicente López ya mostró su primera agenda como funcionario de Larreta. Con oficina en la calle Uspallata, el jueves tendrá compromisos vinculados a la comunicación y una entrevista con un medio amigo para arrancar su gestión, con toda la fuerza, la semana que viene.
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Como ministro de Gobierno, cargo ocupado hasta ahora por Bruno Screnci Silva, Macri tendrá la responsabilidad de coordinar las relaciones del Gobierno de la Ciudad, con los Estados nacional y provincial, además de los municipios, y será vínculo institucional entre el Poder Ejecutivo, la Legislatura porteña y los partidos políticos. En el AMBA, deberá articular y definir las políticas públicas que involucran a distintas jurisdicciones junto a los Ministerios, Secretarías y Entes competentes. En principio, el ex intendente de Vicente López apuntará a generar acuerdos con los distintos municipios para solucionar distintas cuestiones del día a día como recolección de residuos, temas puntuales de transporte o de seguridad. Por lo pronto, institucionalmente hablando, tendrá bajo su ala al Mercado Central, CEAMSE, ACUMAR, aunque espera sumar más brazos de gestión.
La aparición del ex alcalde en la CABA se gestó después de las PASO durante unas seis o siete reuniones con la promesa de dar una respuesta post campaña, con el resultado electoral sobre el escritorio. De buena relación con casi todo el equipo del núcleo larretista, salvo con Cristian Ritondo y María Eugenia Vidal, el ex intendente seguirá como jefe del PRO bonaerense y ya dejó el municipio de Vicente López en manos de Soledad Martínez, que juró el miércoles a la tarde. De su equipo, llevará a la CABA una persona que le maneje la agenda, un periodista de las oficinas de Vicente López, un fotógrafo y un community manager. Pero también sumará a César Torres, que maneja el armado político en la provincia y conoce mucho, Gabino Tapia, senador bonaerense en quien confía mucho.
En uso de licencia abierta, Macri primo podrá volver a su comarca en caso de notar que su nuevo cargo no funcionó o no respetó los acuerdos previos. Con miras a la próxima elección, esas reglas serán clave y bien usadas podrían beneficiarlo para caminar la provincia y construir una candidatura. En el 2023, Larreta, entendieron desde el municipio del norte, mirará los focus group para decidir quién será el postulante, en caso de llegar con la posibilidad de elegir.
El jefe de Gobierno mira a Patricia Bullrich como una persona que le peleará el puesto en el próximo año impar y su relación con Mauricio Macri no goza de la ausencia de chispazos. En una reunión privada, el ex presidente le manifestó su molestia porque lo escondieron en campaña y lo llamaron cuando lo necesitaron. Además, cuestionó que, durante su gestión, él no fue la única cara visible, que se conocieron los nombres y formas de muchos de sus alfiles algo que, sostuvo, no hizo Larreta.
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Ese ruido interno no fue el único. En las últimas horas, Elisa Carrió prendió el ventilador y apuntó contra el radicalismo porteño con Enrique Nosiglia, Martín Lousteau y Emiliano Yacobitti como exponentes. Ellos mantienen una buena relación con Larreta, tan buena que sumarán nombres al Gabinete de la CABA, por lo que la crítica también le llegó al jefe de Gobierno que se comió la protesta por una campaña pobre de Vidal en la Capital.
“Eso de criticar a Larreta y al radicalismo es un error conceptual. Esas críticas van absolutamente en contra de lo que nos pide la gente. Termina siendo funcional al kirchnerismo. No es momento de hacer eso. De todas maneras, sé que lo que dijo Carrió no es lo que piensa todo su espacio”, le respondió Lousteau. Una defensa propia pero también a su compañero de coalición.
Otra tensión fuerte se dio en Diputados. Carrió criticó la relación de Larreta con Sergio Massa pero confió en que el primero no le contesta el teléfono al segundo, algo que no quiso asegurar sobre Cristian Ritondo, en quien no confía. Un sector PRO lanzó que la dirigenta de la Coalición Cívica presiona por cargos en el gabinete porteño, algo que ella negó en TN, y que Ritondo amenazó con quitarle lugares en el Congreso, algo que también descartaron cerca del jefe de bloque macrista.