El debate en torno a las clases presenciales no es exclusivo de la Ciudad, también está en la provincia de Buenos Aires con una realidad mucho más compleja para los opositores que cuestionan la medida adoptada por el Gobierno nacional. No es lo mismo el territorio porteño que el bonaerense, los dirigentes de Juntos por el Cambio en el conurbano no tienen la misma autonomía, a pesar de la “orden” de Mauricio Macri, para avanzar judicialmente contra la virtualidad por sólo quince días para contener y bajar los casos de coronavirus. La pelea con Alberto Fernández y Axel Kicillof tuvo un efecto colateral: unificó las posturas de la alianza. Los halcones, las palomas y la “tercera vía”, esos dirigentes que hoy construyen por fuera (pero cerca) del espacio, militan por tener a los alumnos en los colegios.
“Los intendentes de PBA tienen la oportunidad de imponer su liderazgo para que las pocas escuelas que están abiertas continúen así. Es fundamental preservar el vínculo entre los alumnos y la escuela y no apoyar fallidas decisiones improvisadas, basadas en la intuición o el miedo”, tuiteó Macri un día después de que Alberto Fernández anunciara las nuevas restricciones. El discurso del ex presidente fue en sintonía con el “apoyo” que le dio a Horacio Rodríguez Larreta para ir a la Justicia por una supuesta “inconstitucionalidad” y virtual “intervención” de la Ciudad.
Para marcar la cancha, Macri bajó la orden a los dirigentes bonaerenses de su espacio. Tal vez con la intención de generar show o tal vez por mero desconocimiento, no tuvo en cuenta algo clave: los municipios no tienen la misma autonomía que la Ciudad para avanzar con ningún tipo de presentación judicial. Los colegios pueden ser de gestión estatal o privada pero ambos son públicos, provinciales y tienen que obedecer las directivas del Gobierno. De no hacerlo, como ocurrió con una privada de La Plata, se expondrían a sanciones que pueden ir desde un apercibimiento hasta el quite de la personería. En la Gobernación entendieron que nadie va a querer arriesgarse a eso.
Desde La Plata aseguraron que los municipios no pueden hacer nada para intentar abrir las escuelas el lunes, algo que también conocen los intendentes. Tres de los mandatarios comunales más mediáticos por parte de la oposición no tienen ninguna medida pensada para avanzar contra la disposición presidencial. Justamente porque no gozan de la autonomía que goza la Ciudad. De hecho, cerca de uno de ellos, en un distrito muy complicado por los casos de coronavirus, confiaron que se habló sobre la posibilidad de ir a la Corte bonaerense pero “es medio difícil” por la ausencia de autonomía. La Capital Federal, basándose en ese concepto, hizo una presentación por “inconstitucionalidad”, algo que los jefes comunales no pueden hacer.
Quien sí avanzó fue Jorge Macri, el intendente de Vicente López. Cuatro senadores, con su apoyo, presentaron un proyecto ante la Legislatura bonaerense para declarar la educación, en todos sus niveles, como servicio esencial e imprescindible durante la pandemia. Según el proyecto presentado el 15 de abril, un día después de los anuncios, se deberían garantizar las clases presenciales en la cantidad de días establecidos por el calendario lectivo y el funcionamiento de los comedores escolares.
Los senadores Juan Pablo Allan, Gabino Tapia, Francisco Bagnato y María Florencia Barcia argumentaron que la educación es responsabilidad del Estado, un bien público, un derecho social y personal y, por lo tanto, es necesario garantizar la presencialidad, fomentar la asistencia y evitar la deserción. Al igual que la Ciudad, explicaron que las escuelas no son el principal factor de transmisión del COVID-19 por lo que cerrar los colegios debería ser la última medida a tomar.
“Si alguna burbuja se contagia voy a hacer todo lo posible para que se cumpla el distanciamiento y los cuidados. Pero la solución no es cerrar las escuelas", dijo Jorge Macri en declaraciones mediáticas sobre este proyecto.
Por una reunión
En la provincia, los dirigentes de Juntos por el Cambio se quejaron por la falta de consulta a la hora de tomar decisiones. Sin embargo, las medidas fueron debatidas con los intendentes. La primera vez, por otro tema, se reunieron el 7 de abril y también abordaron la necesidad de disponer cuestiones más firmes para frenar los contagios, momento en el que los opositores no se manifestaron en desacuerdo.
Una semana más tarde, el 14 de abril, también hubo un encuentro pero sólo con los intendentes oficialistas del AMBA. Los opositores dijeron que no fueron convocados y desde la Gobernación explicaron que el comunicado de la mesa nacional de JxC ya había dejado expuesta su postura y que, si no era esa, debían manifestarlo, algo que no hicieron.
La unidad opositora
Con un nuevo récord de 29.472 contagios en 24 horas, registrado el viernes, la oposición abandonó sus diferencias para encolumnarse tras un mismo discurso: la necesidad de que los chicos y chicas puedan ir al colegio de forma presencial durante estas dos semanas, período en el cual el Gobierno apuesta a reducir la descontrolada curva de infecciones en esta segunda ola. El dialoguismo quedó de lado, la confrontación pasó a ser protagonista y quienes hoy construyen una “tercera vía” opositora coincidieron con el diagnóstico.
Horacio Rodríguez Larreta abandonó el discurso de la moderación, se enfrentó directamente a Alberto Fernández, le dijo que la campaña de vacunación falló y se quejó por la falta de consultas ante la toma de decisiones. Un discurso que acompañaron y respaldaron los duros de su espacio, como Patricia Bullrich y Mauricio Macri, que hasta ahora no caminaban en la misma vereda.
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Pero también se plegaron aquellos que hoy no se sabe si jugarán por dentro o por fuera de Juntos por el Cambio. Manifestaron sus diferencias respecto a ciertas posturas, sobre todo aquéllas que subestiman la pandemia y su feroz avance, pero se sumaron a la necesidad de no cerrar los colegios en este contexto. Como sea, todos tienen la misma postura.
Cerca de Rodríguez Larreta aseguraron que no se “bullrichizaron” sino que respondieron a embate tras embate del Gobierno nacional. Lo cierto es que a Alberto lo enojó la falta de controles para que las medidas funcionen en la Ciudad, por eso dijo que él sería el encargado de cuidar a los y las porteñas mientras de la oposición hacen llamamientos televisados.