Por dos días, all inclusive, Patricia Bullrich estuvo en el hogar que cobija a Mauricio Macri desde diciembre, en el sur de la Argentina. La doble jornada de trabajo contó con la participación de las parejas de ambos, algo destacado en la previa. La importancia del encuentro no pasó tanto por el contenido sino por la calidez y el convite a la privacidad del fundador del PRO, algo que no suele hacer y que se leyó en clave positiva para un futuro aún no definido en materia de apoyos.
El encuentro fue definido como muy positivo y cargado de buena energía. Tanto, que se extendió un poco más de lo previsto y hubo que hacer cambio de vuelo para que los Bullrich se quedaran un poco más de tiempo. Pasó de las nueve de la mañana a las cinco de la tarde del nartes. Por supuesto, el diálogo más crucial quedó bajo reserva, pero según pudo saber El Destape, el foco giró en torno a la coyuntura, en particular la económica, y cómo encarar el arduo trabajo que demandará el 2023 electoral.
Hubo una crítica fuerte a “la bomba”, según la visión de los amarillos, que dejaría el programa económico de Sergio Massa con fuertes dardos al crecimiento del valor del dólar, el incremento de la deuda en pesos y la ausencia de reformas reales que impliquen el cambio de rumbo que la oposición cree necesario.
Ese será uno de los ejes centrales para diagramar el programa de gobierno de la oposición, que aún no se pudo dar a conocer por no tener en claro cuál será, en caso de ganar en las elecciones de octubre, el panorama económico que recibirá el nuevo gobierno. Algo de esto ya se había planteado el sábado en Río Negro, durante el encuentro de Legisladores PRO del que participaron, entre otros, Macri y el referente económico del espacio, Hernán Lacunza.
El ex ministro sostuvo que “la mala noticia es que va a ser difícil” la situación económica a heredar pero “la buena noticia es que lo vamos a hacer”, con foco en la creación de “empleo en el sector privado, en cada ciudad, en cada pueblo”. A eso lo definió como “el camino para salir adelante”. En una entrevista con CNN, el economista cuestionó que “hace 30 días se emitieron pesos y Leliq para comparar dólar soja a $230” para, luego, usar “esos dólares para comprar bonos. Pero quedaron los pesos y las Leliq emitidos que ahora tienen menos reservas, eso es inflación y devaluación futura”. Por ahí pasó parte de la crítica esgrimida en esta dupla de días de trabajo patagónicos.
La cuestión de las Leliq es un tema que preocupa sobremanera principalmente a Macri, que manifestó su intención de hacerlo público para que después la sociedad, conciente del problema económico, entienda el ajuste necesario para equilibrar la economía y no suceda lo que sucedió durante su gestión, un fuerte rechazo a las medidas. Uno de los grandes objetivos será apuntar directamente contra Massa, potencial candidato del Frente de Todos y de vínculo con Larreta.
Esto lo expresó claramente Macri en un posteo en Instagram. Comentó que con Bullrich charlaron "con preocupación sobre la situación general del país", desde "las decisiones del gobierno" hasta "las consecuencias que tendrán en el futuro inmediato las decisiones que no se están tomando". Remarcó que ambos coincidieron en la necesidad de "cambios muy profundos y valientes" con fuerte foco en los liderazgos que "tendrán que surgir de la competencia franca". La foto compartida fue un gesto más en favor de Patricia, porque no hizo lo mismo con la reunión que mantuvo con Larreta a fin de año.
Sobre el futuro, “lo mismo de siempre”. Macri no dio ninguna pista sobre lo que podría o no podría hacer en este año electoral, con un tiempo cada vez más acotado para lanzar una decisión sobre una posible candidatura. Repitió, como lo suele hacer en público, que él no se anotó y Bullrich, según pudo saber este medio, tampoco le pidió explícitamente su apoyo en una eventual interna con Horacio Rodríguez Larreta. Lo que sí terminó de delinearse, según se dejó trascender, fue la competencia interna y la garantía de unas PASO M pese a la intención larretista de intentar llegar a un pacto previo.
Lo cierto es que se empezó a ver, sin embargo, que muchos macristas paladar negro empezaron a migrar hacia las filas de la titular del partido, algo que podría ser una casualidad, coincidencia ideológica o una señal clara del ex presidente para marcar una banca a su ex funcionaria. Una suerte de indicación del camino a seguir. Hernán Lombardi, un cercano a Macri, dejó en claro ese nexo al replicar una frase del líder PRO: "El cambio debe ser profundo, claro y veloz. Porque somos el cambio o no somos nada", acompañado de la foto de los ala dura en la Patagonia. De esto se conversó en la cumbre, de la necesidad de un cambio real y poner todo el esfuerzo en ello.
La ex ministra de Seguridad ya tiene su decisión tomada y en la previa al encuentro se mostró muy tranquila. A fin de año hubo una leve molestia, en un sector halcón, por la importancia que se le dio al cara a cara entre el jefe de Gobierno y el ex presidente, porque Mauricio se había propuesto recibir a todos y la cumbre con Bullrich iba a ser igual de importante. Eso quedó en el pasado producto de la cercanía que mostraron en el arranque de la semana.
Ella se mostró, hasta ahora, conforme con un equipo que tuvo una baja importante pero que, de momento, no pareció haber afectado la dinámica de trabajo. El corrimiento de Gerardo Milman quedó en el pasado y las cabezas de su campaña se encargaron de mostrar cada foto como el inicio de una relación política que podría terminar de consolidar una propuesta interesante.
Bullrich retomó la agenda de campaña el jueves, con un viaje a Corrientes. Allí se encontró con el gobernador radical Gustavo Valdés que, claramente, se mostró mucho más cercano a Larreta pero optó por recibir a todos sin ningún problema y con la pretensión de, eventualmente y a mediano plazo, proyectarse a un cargo por fuera de las fronteras locales, tal vez la conducción del partido. El espacio centenario hoy está en manos de Gerardo Morales, una figura con la que el correntino mostró muchas diferencias en más de una ocasión.
Pero en ese viaje, Bullrich tuvo su foto con Carolina Losada, una figura nueva para la política y muy cotizada por varios candidatos. La senadora podría ser candidata en Santa Fe, su provincia, con buenas chances de triunfo, pero también podría aspirar a una fórmula presidencial. No se descartó, en esa realidad, una dupla femenina integrada por ambas. Por ahora, sólo una expresión de deseo potencial.
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Se abrió, en esa búsqueda, un polo interesante de dirigentes para explorar en caso de querer expandir horizontes. Losada, Luis Naidenoff o el propio Facundo Manes, que no quedaría integrado pero se convirtió en una persona de difícil comprensión que podría robarle votos a Larreta, por lo que una participación suya no sería una mala noticia para el ala halcón.
En su paso por Corrientes, Manes manifestó la posibilidad de presentar una propuesta independiente de la UCR pero dentro de Juntos por el Cambio. Esto se explicaría en su intención de tener una fórmula enteramente radical que no sea furgón de cola del PRO, como se empezó a ver en los últimos meses, con las negociaciones y las fotos de la cúpula, muy cercanos al macrismo pero siempre en segundo lugar.
Más allá de eso, Bullrich construyó bastante con muy poco. Según una encuesta de Aresco del mes de enero, la jefa del PRO podría imponerse en una interna frente al jefe de Gobierno y al neurocientífico con una diferencia de tres puntos en relación al primero y de nueve respecto al segundo. Ahí podría jugar ese posible robo de votos blandos del diputado al capitalino. Las voluntades halconas, en cambio, pasarían a un segundo lugar en provincia de Buenos Aires, donde quedaría primero Diego Santilli.
Por otro lado, según otro estudio, en este caso de Solmoirago también correspondiente a enero, Larreta fue señalado como el candidato preferido por los votantes de Juntos por el Cambio. En este estudio, el jefe de Gobierno se mostró con una mejor imagen positiva y negativa que su principal contrincante y a diferencia del otro sondeo, como ganador en una PASO.
La particularidad es que en ambos casos, los escenarios no contemplaron las participaciones de Macri ni Cristina Kirchner. En el caso de Aresco, se incluyó la cuarta vía inaugurada por Juan Schiaretti (que también podría impactar en la opción "moderada" del larretismo) mientras que la de Solmoirago optó por incorporar también a Axel Kicillof en el escenario nacional. Si bien en los dos estudios Juntos por el Cambio y el Frente de Todos se mostraron como las alianzas con mayor intención de voto, el libertario Javier Milei se posicionó cómodo en un tercer puesto cercano a los veinte puntos.
Más allá de lo que uno pueda opinar de las encuestas, lo cierto es que algunas personas desconfiadas de su candidatura empezaron a ver a Bullrich cada vez con más posibilidades de disputar una interna peleada dentro del espacio opositor. Su trabajo se basó en el territorio, en la austeridad y en un equipo pequeño, necesario pero con responsabilidades claras y una estructura no monumental para evitar problemas burocráticos o choques de decisiones.
Con esa construcción, el cálculo de ambas tribus macristas se mostró similar. Cuál sería el sentido de bajarse de una PASO con todo o mucho para ganar. En caso de triunfar, encarar directo la elección general. En caso de perder, quedarse con una porción importante de cargos que ninguna negociación previa le podría dar.
Todavía quedarán muchas reuniones pendientes y probablemente el fin del primer trimestre sea el momento indicado para develar algunos misterios. En el futuro más cercano, el último encuentro de la mesa nacional de Juntos por el Cambio, virtual, pidió un mitin presencial para la primera semana de febrero. Algo que todavía no empezó a gestarse ni por asomo.