El mensaje de Mauricio Macri y las "reglas" difundidas por María Eugenia Vidal parecieron ser un guiño a Horacio Rodríguez Larreta. Los conceptos de "equipo" versus el de "líder absoluto" y el respeto de los límites para garantizar la convivencia se parecieron bastante más al tono esgrimido por el jefe de Gobierno que por la titular del PRO, Patricia Bullrich, que se mostró ingobernable. Ellos ya sabían que el ex presidente no iba a postularse, solo faltaba el cuándo y el viernes empezó a escucharse el rumor de lo inevitable. La fecha fue un factor que condicionó mucho más a la ex gobernadora que al resto de los postulantes. Ahora será tiempo de acelerar las definiciones pendientes y generar consolidaciones.
Así como la baja de Emmanuel Ferrario, un vidalista instalado en la gestión de Larreta, se dio después del encuentro del capitalino con Mauricio, el mensaje de Macri se grabó después de ese mismo desayuno. Según trascendió, en la Ciudad se irían corriendo de la carrera aquellos nombres sobrantes a los del primo M, Jorge. El alcalde de Vicente López bajo uso de licencia sería, eventualmente, el único del PRO. Restarán los corrimientos de Soledad Acuña y de Fernán Quirós, este último mejor ubicado que la primera.
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Con el cronograma electoral sobre la espalda, se empezó a ver, cada vez más cerca, la unidad amarilla en la Ciudad. De todos modos, Larreta todavía no se definió pero se cree que eventualmente llegará el acuerdo. ¿Cuál será la contraprestación? ¿Hay chances de algo similar en provincia? Macri no jugará abiertamente por nadie, buscará ser ecuánime pero no será imparcial en lo subterráneo, salvo que algún factor se descontrole. Pero en la CABA la cosa será diferente. Ahí el objetivo es claro. Él apostará por Jorge.
En provincia no se vio un escenario similar. Probablemente el peso de Mauricio en ese distrito sea muy importante. En dos o tres semanas, Bullrich elegirá a su candidato. Entre las opciones están Joaquín de la Torre, Javier Igualcel y el macrista Néstor Grindetti. El alcalde de Lanús compartió varias actividades con Patricia. Este fin de semana estuvo con ella en la zona sur del conurbano con el eje temático puesto en la seguridad. La semana pasada llegó a la sexta sección electoral. Su mano a mano para ser el elegido podría ser con un nombre externo al bullrichismo, pero no tanto: Cristian Ritondo.
En la ronda de bajas, se esperan los corrimientos de los nombres porteños y de dos de los tres manejados por Bullrich en Buenos Aires. Ritondo podría entrar en la ecuación de la dirigente halcón con un renunciamiento de Vidal, algo que, trascendió tras la reunión entre Horacio y Mauricio, sucederá. La única presidenciable que renunciaría a sus pretensiones para este año. Como en un mercado de pases, el jefe del bloque PRO en Diputados quedará libre. Con Grindetti ya sellaron un acuerdo: el que mejor posicionado esté, irá. El otro, acompañará. Los números le dieron, por ahora, mejor al ex ministro de Seguridad bonaerense. De ser el señalado, al hombre de Lanús le reservará un lugar en un posible futuro Gabinete.
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Si bien el nombre de Ritondo todavía no se escribió formalmente en el menú de Bullrich, todos especulan con que el elegido saldrá de entre las opciones Cristian o Néstor. Pero también hubo especulaciones vinculadas a los apoyos nacionales. Si Macri efectivamente se empezó a distanciar de Bullrich, ¿habrá un candidato macrista en la boleta provincial de la titular del partido o se apostará por la unidad local? El sector duro rechazó la teoría del alejamiento.
En el escenario de PASO inevitable en la provincia, Ritondo no está mal posicionado. Según un sondeo de Aresco, aún sin tener el traslado de los números de Patricia y los apoyos de Vidal y Macri, el diputado se ubicó en un nivel similar de intención de voto que Diego Santilli. Los sufragios "probables" lo llevaron a un escenario de empate. Con el respaldo de los tres dirigentes, se pensó en una victoria dentro de esa interna. Lo mismo con los indicadores de imagen. El "techo", más alto para el titular del bloque de legisladores nacionales del PRO.
Con la posibilidad de tener una batalla peleada, mano a mano, ¿por qué bajarse? En un sector bonaerense se creyó que la interna será entre las propuestas de Larreta-Santilli y Bullrich-Ritondo. Y que Mauricio estará detrás de esta segunda opción por una cuestión cuantitativa: con el nombre de Larreta nunca tuvo una foto y con el halcón tuvo demasiadas.
De darse esta situación, quedaría completamente invalidada la chance de un candidato de unidad. Algo que también se barajó. Que Macri habilite a jugar una interna nacional, pero lo prohíba en Ciudad y provincia para garantizar la famosa Y. Un nombre que absorba votos de duros y blandos. Si Santilli apareció como la figura con más recursos, fierros, plata y posicionamiento en las encuestas, Ritondo se mostró en un escalón interesante para todavía no haberse lanzado, con apoyos clave y estructura territorial. Ninguno se quiere bajar.
Además, ¿qué pasaría si, desde la cúpula, a alguno le prohibieran jugar? ¿Lo entenderían o se irían a otros horizontes? ¿Qué pasa si se habilitara, con esa decisión, la ruptura del PRO y se pusiera en riesgo el número propio para, como efecto colateral, alimentar el espacio de la ultraderecha? Todo entre algodones.
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Mauricio incidirá en ambas internas. Y cada bando cree que sucederá algo diferente. La libre interpretación. Para unos, el ex presidente mostrará una clara propuesta enfrentada al larretismo en la provincia. Para otros, hay chances de unidad. Pero para que eso ocurra será clave la definición de Vidal. La ex gobernadora, además de pasear por el conurbano, también estará en Entre Rios, Corrientes, Misiones, Santa Fe y Córdoba en las próximas semanas, justo antes de tomar una decisión.
Si los números la acompañaran, podría lanzarse. La semana pasada, junto a Macri, vio una encuesta que la ubicó en el pelotón PRO y optó por seguir jugando. Pero así como hace un año la dirigencia amarilla se mostró confiada con que Mauricio no podría su nombre en una boleta, también se consideró que María Eugenia sería la única baja nacional además de la del líder del espacio.
Mauricio nunca logró repuntar en las encuestas. Buscó el perdón social, se le animó al conurbano pero su imagen mostró dos líneas paralelas, la positiva y la negativa. Dos rectas que nunca se cruzarán, con la mala muy arriba. Entonces, más allá de que siempre se tomó como algo inevitable, fue una decisión lógica mezclada con los "no" familiares. Pero también se le reconoció, en el PRO, su habilidad para construir y dejar crecer. Incluso antes, mucho antes, de la novedad más reciente.
Macri construyó al PRO en plena post crisis del 2001 con un grupo chico de dirigentes, varios de ellos sin experiencia en la política, que encontró espacio para formarse, instalarse y generar múltiples opciones de recambio. Ese reconocimiento fue sincero. En 2019, después de la derrota, creyeron que todo estaba perdido y que el PRO estaba condenado a la desaparición. De hecho, nadie quiso agarrar su conducción salvo Bullrich. Pero sobrevivió. Y Macri se siguió mostrando como central pero, ¿dueño de los votos?
Si algo llamó la atención fue el exceso de felicidad de sus compañeros por el renunciamiento. Nadie le pidió rever la decisión. Todos la celebraron. Y así como Mauricio seguirá siendo central, también dejará de ser percibido como el dueño de los votos. Esa construcción horizontal y esa generosidad para el recambio lo llevaron a ser un sujeto vulnerable frente a la posibilidad del parricidio. Larreta dejó la opción de lado, Vidal nunca la tuvo en cuenta, Bullrich la tiene en el menú.