El rechazo a Maduro, el alpiste que comieron halcones y palomas

El jefe de Gobierno porteño usó a sus halcones para manifestar el rechazo a la visita, ahora cancelada, de Nicolás Maduro a la Argentina pero también hizo lo propio y se reunió con la comunidad venezolana en un claro mensaje destinado a este sector importante en el país y como un distanciamiento de la relación Néstor - Chávez. Bullrich y Larreta se volvieron a unir en la crítica.

23 de enero, 2023 | 23.15

Los halcones y las palomas se unificaron detrás de la condena a Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, que finalmente no participará de la cumbre de la CELAC que comenzará este martes en nuestro país. Más allá de las cuestiones ideológicas y de que incluso hasta los más moderados “realmente creen que no hay democracia” en ese país, el mensaje estuvo dirigido especialmente a la enorme comunidad de venezolanos que decidieron emigrar de su nación para vivir en la Argentina.

En esa cruzada anti Maduro, Waldo Wolff se convirtió en una suerte de nexo entre duros y blandos cuando el 18 de enero presentó una denuncia penal contra Maduro; Miguel Díaz Canel (Cuba) y Daniel Ortega (Nicaragua) “por violación a los derechos humanos”. En ese entonces, le pidió a Alberto Fernández que les retire la invitación a la CELAC y que “no apañe dictadores”.

El mensaje se empezó a replicar cada vez con más fuerza y crudeza. Wolff, un halcón al que el bullrichismo le dio mucho pero decidió mudarse al proyecto larretista con la excusa de acompañar la candidatura de Jorge Macri, su padre político, se transformó en una suerte de vocero y pata dura de un armado que se mostró necesitado de figuras combativas y con espalda.

Wolff, ahora en las filas larretistas pero con sangre bullrichista, estuvo este fin de semana en “la marcha contra las dictaduras, el autoritarismo y la violación a los DDHH. Es una cargada del gobierno nacional ir a la ONU, defender a CFK, atacar a nuestra Justicia, al tiempo que se abrazan con Maduro, Díaz Canel y Ortega”. Patricia Bullrich también lo hizo, con un mensaje igual de claro, al sostener que “marchamos para decir bien fuerte NO a las dictaduras en Latinoamérica”.

Así, los halcones y las palomas encontraron un punto en común. Como con la defensa del estatus quo del Poder Judicial, el rechazo a determinados gobiernos de Latinoamérica expresados por las alas más combativas de cada uno de los armados. Por supuesto, la oposición celebró que el mandatario venezolano haya decidido no participar de la cumbre de la CELAC. Se adjudicaron el faltazo como una victoria personal y como un mensaje del pueblo venezolano que, particularmente, reside en la Argentina.

Acá no hubo diferencias entre los bandos y el jefe de Gobierno se acercó a los halcones. Según una interpretación, Larreta todavía se mostró demasiado abrazado a un concepto de ancha avenida del medio que no termina de convencer pero que pareciera ser el posicionamiento con el que se siente cómodo (o el que le sale). Por lo tanto, hay quienes, desde otras orillas, le recomendarían que se ponga un poco más firme en determinadas cuestiones. Aquí funcionó.

El mensaje del jefe de Gobierno estuvo dirigido puntualmente a la comunidad de venezolanos en nuestro país. De hecho, este fin de semana se encontró con representantes de la colectividad y remarcó que el Gobierno del Frente de Todos "tiene que dejar de ser cómplice de países que violan los derechos humanos en la región". El universo es importante. Según cifras oficiales, viven más de 173.000 venezolanos en Argentina. El 70% está ​radicado en la ciudad de Buenos Aires, un 20% en el conurbano y un 10% fuera del Área Metropolitana de Buenos Aires.

Además del rechazo de esa comunidad al gobierno de Maduro, también se sumaron otros factores para adoptar esa posición como, por ejemplo, la historia entre Hugo Chávez y Néstor Kirchner, modelos de los que quiere distanciarse el jefe de Gobierno y Juntos por el Cambio en general, además del convencimiento real de una ausencia de un sistema democrático en Venezuela. Para analizar las consecuencias geopolíticas en caso de ser gobierno a partir del 10 de diciembre, falta mucho.

La posición del Gobierno porteño ya había quedado clara con el mensaje del Canciller de Larreta, Fernando Straface, una de las figuras de la mesa chica del mandatario capitalino, encargado de los vínculos con el exterior, no sólo para el porteño sino también para Diego Santilli, ya que le consiguió una foto con el embajador de Estados Unidos en la Argentina.

Straface había planteado, justo un día después de la denuncia de Wolff, el repudio a "la presencia de los dictadores de Cuba, Venezuela y representantes de Nicaragua en nuestra ciudad". Además, sostuvo que "Nicolás Maduro solo fue recibido en la región por las dictaduras de Cuba y Nicaragua". Para "el funcionario, Presidente demuestra una vez más la falta de criterio institucional y el manejo de la política exterior bajo afinidades personales. Esta no es la manera de generar credibilidad internacional y promover una agenda de desarrollo que posicione al país como un socio confiable".

El que sí lanzó un gesto positivo en materia de política internacional fue el también recientemente incorporado al gabinete de Larreta, Martín Redrado, en este caso en relación a Brasil, aprovechando la visita de Lula a nuestro país en la previa a la cumbre de la CELAC. El economista se mostró proclive a aceptar una de las iniciativas que empezaron a negociarse entre ambas naciones al sostener que "el camino hacia una moneda común, debe comenzar x utilizar el sistema de pesos-reales para comercio bilateral. El primer paso concreto es q ambos bancos centrales se otorguen crédito reciproco con plazo de 1 año".

También pidió fortalecer la alianza estratégica en todos los aspectos y eliminar "todas las trabas al comercio bilateral, incluyendo las SIRAS (Sistema de Importación de la República Argentina), a todas aquellas empresas q utilicen el sistema de pagos pesos-reales". El funcionario llegó al gabinete larretista para  liderar las relaciones económicas y financieras con el mundo y elaborar un plan de infraestructura de integración comercial y productiva.

El primer gesto de integración a las filas porteñas se dio en septiembre del año pasado durante un almuerzo con expertos convocado por Straface, secretario general y de Relaciones Internacionales de la Ciudad, para analizar las elecciones en Brasil y la relación bilateral con la Argentina. Fue el acercamiento que terminó en incorporación.