El radicalismo elige nuevo presidente en medio de fuertes tensiones

A las 12 del mediodía, la sede del Comité Nacional recibirá a los delegados de todas las provincias para elegir las autoridades que comandarán el partido por los próximos dos años. Se buscó la lista de unidad pero los quiebres internos se harán sentir.

16 de diciembre, 2021 | 23.16

A las doce del mediodía, el radicalismo dará inicio al plenario de delegados para elegir las próximas autoridades nacionales. En medio de un clima de tensión, se buscó una lista de unidad que no se consiguió y el sector rupturista llevaría su propia propuesta para enfrentar a la de Gerardo Morales. Después de tres derrotas consecutivas, Evolución buscará marcar la cancha a futuro y continuar con negociaciones que le otorguen un mejor lugar dentro del esquema de referencias. La crisis, en caso de no ordenarse post comicios, implicará un problema para Juntos por el Cambio hacia adelante. Con la intención de alejarse de cualquier puja mediática por cargos de poder, la UCR tiró de la cuerda y forzó una caída en el "barro de la política", algo que "la gente odia".

Horas antes de la elección partidaria, el actual oficialismo buscó escribir una lista de unidad que contemple la paridad de género y le dé espacios de poder a cada uno de los sectores miembro. Al menos al cierre de esta nota, pareció ser más una expresión de deseo orientada a evitar entregar una UCR dividida que una realidad. Los costos políticos por el quiebre del partido podrán, según la cintura de cada tribu, ser pagados por unos o por otros. Evolución podría alegar que el actual jefe radical, Alfredo Cornejo, no pudo lograr un espacio unificado y los "tradicionales" también estarían habilitados a argumentar que los lousteauistas rompieron la fuerza, con el claro ejemplo de la división en dos bloques en la Cámara de Diputados. De hecho, este bando decidió firmar un dictamen de minoría diferente al del resto del interbloque durante el debate por el Presupuesto. Algo que, claramente, no cayó bien dentro del espacio.

Con ese argumento, los "renovadores" tendrán en la mira a Cornejo, a quien consideraron casi un traidor por no haberlos apoyado en la escisión en la Cámara Baja. El actual titular del interbloque de Juntos por el Cambio en el Senado jugó el papel de neutro hasta el final de una contienda que dejó más molestos que satisfechos. Incluso dentro de Evolución evaluaron como un error la gambeta extra que hizo Martín Lousteau. Reclamar vocerías, reclamar lugares de poder y de representación era lo lógico después del resultado del 14 de noviembre, romper no. Estuvo de más. 

Sin embargo, hasta el momento no acordaron la lista de unidad porque, básicamente, los retadores no tendrán demasiado que perder. En principio, se presentarían para, probablemente, perder pero marcar una posición y buscar espacios en la mesa de decisiones. Una construcción a futuro más que al corto plazo. La dinámica manejada por el espacio se basó en plantarse para, de a poco, lograr un protagonismo mayor. En Diputados, por ejemplo, hasta antes de la ruptura la figura de Emiliano Yacobitti no era clave para las negociaciones. Desde la conformación de Evolución Radical, el Gobierno ganó un nuevo interlocutor que hace tres semanas no existía. Y el teléfono sonó. Algo así como una victoria dentro de la derrota, casi como la postura del Frente de Todos después de los comicios legislativos.

En la ecuación, los costos pesaron para un lado y para el otro. Los "conservadores" podrán señalar a Evolución como los responsables de las divisiones y estos últimos podrán mostrar otros argumentos. Por un lado, el fracaso de ir a una interna sin lograr la unidad (costo político). Por otro, la necesidad de incrementar los controles electorales ante la presencia de varias listas (costo económico y de organización). Finalmente, el quiebre con distintos espacios políticos aliados dentro de Juntos por el Cambio, en relación a la pelea de Morales con Horacio Rodríguez Larreta.

Para el larretismo, la división radical no fue buena. Dentro de la estrategia del jefe de Gobierno, la falta de unidad podrá implicar dos cosas: el quiebre permitiría debilitar a un importante rival en 2023 y Lousteau podría perder espalda política nacional. Sin embargo, lo peor, analizaron, fue haber caído en el "barro" de la puja por cargos, algo que no suele gustarle a la sociedad y un problema que deberá enfrentar todo Juntos por el Cambio.

Más allá de ello, este viernes, en la sede del Comité Nacional ubicada a pocas cuadras del Congreso, se reunirán los distintos dirigentes para someterse a la votación partidaria. Cada provincia tendrá la representación de cuatro delegados titulares y dos suplentes a los que se sumarán dos delegados por cada organización partidaria, léase Juventud Radical, Organización de Trabajadores Radicales y Franja Morada. Quien coseche más voluntades entre ese menú de votos, será quien lidere el partido los próximos dos años.

Durante la elección, que nadie espera que sea completamente calma, pesarán las derrotas que sufrió Lousteau en las últimas dos semanas. Su espacio perdió la Juventud Radical, conformó un bloque minoritario en Diputados y se quedó sin la vicepresidencia de la Cámara de Senadores, espacio cedido a Carolina Losada. Por otro lado, uno de los grandes contendientes, el gobernador de Corrientes Gustavo Valdés, acordó con Morales bajar su candidatura para allanarle el camino al mandatario de Jujuy. Valdés no podrá postularse por no ser delegado, algo que podría haber hecho en caso de postergar los comicios pero, a la vez, algo que no pidió hacer. Negociaron un lugar importante para la provincia dentro de la mesa nacional y apostaron, como la mayor parte de los "conservadores" a una victoria del hombre del norte. 

 

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