El terremoto generado por el avance acelerado del Gobierno de Javier Milei desvió las miradas y dejó, bajo una capa de tierra muy fina, los problemas no resueltos por la alianza de Juntos por el Cambio. La coalición se concentró en buscar una unidad conceptual para defender a lso gobernadores en el Congreso y, sin mostrar divisiones partidarias, acompañar con más o menos énfasis la gestión de La Libertad Avanza.
El PRO, tal vez el espacio más golpeado por la PASO presidencial del 2023 y la fractura interna en tres partes, postergará sus elecciones partidarias para no embarrar la cancha con la actividad en el parlamento y con la intención de madurar algún candidato de consenso que evite la implosión del espacio amarillo.
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Las elecciones internas estaban previstas para el 17 de marzo, por lo que las listas debían presentarse en un par de semanas. El avance administrativo para encarar esos comicios no cayó en el mejo momento. Parte de la dirigencia visible y con responsabilidades, los diputados y senadores, están inmersos en un debate que llevará mucho tiempo y que demandará del intento de una unidad en el voto.
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Además, como ya dijeron públicamente algunos dirigentes amarillos, la intención pasará por buscar un candidato de consenso que todavía no surgió. Una parte del PRO entendió que la PASO presidencial generó un daño enorme dentro del partido y que eso no puede repetirse a la hora de seleccionar un conductor de espacio. Martín Yeza, diputado nacional, dijo en El Destape Radio hace unas semanas que Mauricio Macri sería una gran opción para lograr eso.
Por eso, los comicios se demorarán 60 días y Patricia Bullrich seguirá al frente en el mientras tanto.
Las fracturas del PRO y la unidad coyuntural
Lo cierto es que actualmente hay tres sectores diferenciados en el partido. El macrismo de Macri, el bullrichismo que responde a la ministra de Seguridad y el larretismo. Horacio Rodríguez Larreta envió un mensaje de fin de año a su militancia dejando entrever que no abandonó sus pretensiones de crear un espacio de centro. Las tres patas siguen activas.
De momento, esa división no generó una fractura de hecho. El bloque en Diputados se mantuvo unido, también en el Senado. La Cámara Baja ya empezó a analizar la ley ómnibus y el mega decreto de necesidad y urgencia sin una conclusión final pero con la idea de, mayoritariamente, apoyar el 80% del proyecto del presidente.
Con más o menos observaciones, pareció que el espacio podría acompañar en general – sin fracturas – y hacer críticas en particular con la intención de generar modificaciones que beneficien a sus dirigentes. Para mantener esa posición, los legisladores necesitarán de todas sus energías puestas en el parlamento donde ya mostraron un acuerdo con La Libertad Avanza para perjudicar al peronismo en la elección de autoridades de comisión.
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Esa actitud, claramente, podría replicarse a la hora de avanzar con los proyectos de ley y el DNU del presidente. Unión por la Patria mantiene contactos con los distintos bloques de la oposición pero la actitud de esta semana, tanto del PRO como de la UCR y la Coalición Cívica, puso en duda la funcionalidad de esos puentes.
El parlamento es el espacio que eligió Juntos por el Cambio para darle gobernabilidad a Milei. Por eso, Macri quiso comandar Diputados, cosa que no pudo pero intentará, desde las bancas, aportar número para avanzar con leyes. Tal vez no a libro cerrado y sí con algunas modificaciones pero, como ya contó este medio, con la intención de acompañar la ley ómnibus en un 80%.
Macri claramente estuvo preocupado y lo está, ahora con más fuerza, por la implementación del plan del gobierno. Intentó generar estabilidad antes de la asunción y no lo logró, ahora ve con cierta alarma los movimientos atolondrados de la gestión que, en lugar de acelerar tratamientos, los ralentizó.
Se vio con cierta inquietud, incluso, la falta de resultados de los presuntos “acuerdos” entre Guillermo Francos, ministro de Interior, con ciertos sectores del peronismo para sumarlos al apoyo parlamentario que brindaría el ex Juntos por el Cambio.
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Si Carlos Menem enfrentó turbulencias antes de la instauración de la convertibilidad, con una inflación elevadísima, Milei debería encarar escenarios similares en un contexto social más deteriorado y con menos conocimientos y estructura política. El riojano tuvo al PJ, el libertario tuvo que pedir prestados diputados para poder comandar comisiones. Entonces, la teoría del amarillismo duro no sólo pronostica un par de terremotos sino dificultades para sortearlos y, con ellas, para instaurar el plan económico.
Para el macrismo, la hoja de ruta de La Libertad Avanza es la correcta y sería un problema no poder implementarla. Por ello, Mauricio habla frecuentemente con Javier Milei y con Victoria Villarruel, con quien no se descartó que haya tenido un contacto virtual estos días. El ex presidente está en la Patagonia desde el 17 de diciembre y antes estuvo en Arabia, por lo que la videollamada apareció como el medio más probable.
“Desmentimos absolutamente” cualquier contacto y charla entre los dos, dijeron desde el entorno de Villarruel. Para el entorno de Macri, sin embargo, de haber ocurrido no sería “ninguna novedad” porque “hablan seguido”.
Lo cierto es que los últimos movimientos no generaron mucha comodidad con parte de la implementación del plan. Además de la dificultad de negociar, el hecho de que el presidente haya requerido más de tres mil millones de dólares del Banco Central para pagar vencimientos de deuda provocó molestias. No solo no avanzó con el medio camino de la dolarización sino que hizo lo que Juntos por el Cambio criticaba