El parlamento chaqueño suspendió por única vez las PASO para el 2023 y estallaron las críticas de Juntos por el Cambio, un calco de lo que sucede cada vez que se modifican las reglas electorales en alguna provincia durante un año no electoral. El escenario de la oposición en la provincia del norte ahora deberá reacomodarse teniendo en cuenta esta novedad normativa, porque ya se lanzaron de forma clara dos candidatos que podrán llegar a un acuerdo para alcanzar la unidad o poner en funcionamiento la maquinaria de elección interna, ya analizada en la mesa nacional, para dirimir nombres.
Hace un par de meses, Jorge Capitanich, el gobernador que buscará un nuevo mandato en Chaco, confirmó la fecha de las elecciones para el 2023, que serán el 17 de septiembre. Lo que no pudo ratificar en ese momento, y quedó establecido a partir de este miércoles, fue la existencia o no de las PASO. Después de un debate en la Legislatura, quedaron formalmente suspendidas por un año, sumándose a los casos de San Juan, que las eliminó, y Salta que también las dejó en stand by para el próximo período.
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Esta decisión desató las críticas de la oposición. El viajero Horacio Rodríguez Larreta, precandidato presidencial que empezó una gira en Estados Unidos el martes hasta el fin de semana, aprovechó la masividad de las redes sociales para hablar de “trampa” y “atropello a las instituciones” para intentar “torcer la voluntad de cambio de los argentinos”, algo que, sostuvo, no tendría éxito. Desafiante, lanzó que JxC ganará en Chaco “y en todo el país y vamos a sacar la Argentina adelante de una vez y para siempre”. Un discurso claramente más agresivo que el habitual, más cercano a las consignas de Patricia Bullrich y Mauricio Macri.
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En el Chaco, Juntos por el Cambio tiene dos candidatos, uno por el PRO y otro por la UCR. En el bando macrista está Lucas Figueras, un colaborador de Horacio Rodríguez Larreta elegido como armador político para el noreste argentino. Nació en esa provincia, trabajó en el ministerio del Interior comandado por Rogelio Frigerio, ahora postulante a gobernador para Entre Ríos, y luego estuvo en el Acumar, un órgano orientado a intentar sanear el Riachuelo.
Por el lado del radicalismo, el lanzado para disputar la gobernación del Chaco es Leandro Zdero, actual legislador local con mandato hasta 2025. De carrera en la provincia, fue jefe regional de la ANSES durante la gestión nacional de Cambiemos, antes ocupó distintos cargos en la municipalidad de Resistencia, la capital, e inició su camino en el lugar que ocupa actualmente, como diputado provincial.
Hasta ahora, el mejor posicionado es Zdero, pero Figueras está creciendo en las encuestas. Siempre, el gran problema, es el techo, hasta dónde puede crecer cada uno y quién tendrá más margen para atraer a aquellos votos que terminan definiendo una elección. Con las PASO, ambos podrían dirimir el futuro electoral en las internas abiertas pero esa instancia no estará habilitada el año que viene por lo que, por estas horas, todo es desconcierto.
El macrismo confió en que, a la elección, ambos candidatos llegarán parejos al momento del cierre de listas y ahí será el momento de empezar a tomar definiciones para ordenar el tablero sin la instancia de las Primarias. A los dos postulantes se los definió como personas razonables, excelentes propuestas, que seguramente llegarán a un acuerdo para lograr una boleta de unidad.
El orden de ese panfleto todavía está en una nebulosa, en caso de lograr concretarse. Si el radicalismo llegara mejor parado, le debería tocar encabezar la lista y ser secundado por un PRO, pero el macrismo demostró preferir el liderazgo y el acompañamiento de la UCR, no al revés. A lo sumo, por el contrario, los amarillos podrían aceptar la superioridad de los boina blanca en algunos casos, como el de Santa Fe. Pero en Chaco todavía está todo en veremos.
Si ese acuerdo no llegara a darse, la mesa nacional ya se pronunció y habilitó a los partidos provinciales a resolver las internas en elecciones dentro de sus propios espacios o con el mecanismo que consideren necesario, pagando los costos. En esos comicios, votarían los afiliados a Juntos por el Cambio y los independientes no anotados bajo ningún sello político. Una de las opciones de las que se podría echar mano para resolver la disputa local.
A diferencia de otras provincias en las que Cambiemos mostró mayor confianza para el año que viene, como Entre Ríos o Santa Fe, en Chaco la cuestión será más compleja. Si bien la alianza ganó las PASO del año pasado, legislativas, y luego se dio vuelta el resultado, no puede asegurar una victoria en 2023 pero si un escenario de competencia pareja frente a Capitanich.
Según los fundamentos del proyecto de ley que suspendió las PASO, la Constitución provincial reconoce a los partidos políticos y la potestad que estos tienen de definir a sus candidatos conforme a sus cartas orgánicas, como lo hicieron antes de la existencia de las Primarias. Por lo tanto, se sostuvo, con ellas o sin ellas, los espacios tendrán en todo momento garantizada la intervención ciudadana. Por otro lado, también se argumentó la cuestión económica, uno de los factores que motorizó el debate a nivel nacional, hoy olvidado.
Desde la oposición se señaló que el oficialismo está manipulando las reglas electorales en todo el país, por los casos de San Juan, Salta, ahora Chaco, y la incertidumbre en torno al futuro de las Primarias en Chubut, provincia donde queda una sesión más en la Legislatura y podría aprobarse el proyecto de ley.
En el Chaco también se aprobaron las listas colectoras, que permitirán candidaturas múltiples para cargos ejecutivos en distintos partidos políticos, alianzas o confederaciones, con adhesiones a distintas boletas provinciales. Este no fue uno de los puntos de cuestionamiento de la alianza opositora que, de momento, sólo se concentró en salvar la instancia de la PASO para garantizar la paz interna.
La gran defensa de Juntos por el Cambio a las Primarias radica, lisa y llanamente, en la supervivencia de la alianza. En algunos distritos, probablemente prefieran lograr boletas de unidad para llegar más robustecidos a las elecciones pero, en otros, y es algo que sucederá a nivel presidencial, la falta de acuerdos y las múltiples intenciones de candidatearse, harían imposible un pacto entre todos los postulantes. Sólo se podrían resolver los entuertos con un sometimiento a la voluntad popular para ver quién es el mejor para representar a la coalición en los comicios generales.
A nivel nacional, Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta empezaron una guerra encarnizada que pasó por un momento de posible pacto interno a casi cancelarlo para ir, sí o sí, a una PASO. En el radicalismo, por su parte, hasta ahora se plantearon dos presidenciales claros, Gerardo Morales y Facundo Manes. El titular del espacio le propuso al neurocientífico un acuerdo para, mediante internas partidarias, elegir a uno solo para ir por la Casa Rosada. El diputado no aceptó, dijo que lo mejor sería conversarlo en las instancias institucionales correspondientes pero parece que la idea no terminaría de cerrar. Por lo tanto, la PASO también sería la salida.
Las primarias se transformaron en un instrumento de fortalecimiento de las coaliciones y agrupación de partidos. Al permitir que las alianzas puedan presentar varias propuestas electorales, garantizan la unidad y desincentivan la ruptura ya que todos tendrían un espacio de representación y todos podrían competir. No tenerlas, sería no tener espacio para más que una opción y podría derivar en rupturas en manos de aquellos que no quieran acordar bajarse de la carrera para tener una lista única. Por eso la defensa de Cambiemos. Las PASO, además de una resolución pacífica, evitan el quiebre.