La foto que consiguió Gerardo Morales en su lanzamiento presidencial no logró la unidad detrás de una sola figura, la suya. Sirvió para sacar músculo político, para hacer una gran demostración de poder de convocatoria, exponer ante los correligionarios que la mayoría de las voluntades de los convencionales son propias y que puede tener referentes de todo el país en caso de necesitarlo. Sin embargo, las líneas internas sobrevivieron y solo un repunte milagroso podría conseguir un encuadre de todos los sectores en apoyo a una sola persona. Todavía no entró a la cancha Facundo Manes, el gran ausente en el evento, y lo que él haga también será determinante para una estructura con divisiones.
Manes no fue invitado por Morales. Lo dijo el propio jujeño. Los que asistieron al Gran Rex recibieron un ticket, cual concierto, con la fecha, la hora, el lugar y la butaca asignada. A Facundo eso no le llegó. El que pasó a saludar fue su hermano y presidente de la Convención, Gastón, que, según se escuchó, dijo que Gerardo “estaría para el psicólogo” si hubiera convocado al neurocientífico. Sólo brevemente, y junto al titular del Comité bonaerense Maximiliano Abad, se acercaron para realizar una presencia en camarines e irse.
Ese saludo, particularmente de Abad, fue cuestionado por un legislador que asistió al evento. Lo mismo la ausencia de Manes. Con todo el partido presente en un mismo teatro, lo lógico hubiera sido quedarse en vez de salir y abandonar el lugar. Con Facundo, el misterio se resolvió. Nunca le llegó la notificación. Sobre Abad, un intendente radical bonaerense mostró su descontento con Morales por sus apoyos circunstanciales y poco claros a su candidatura en la provincia. Molestias que explican mucho.
Después de haber sido apartado, Manes viajó a Neuquén. Concentró allí su actividad de miércoles y jueves. Participó del encuentro “Vaca Muerta: gas y petróleo para crecer” en un panel que compartió con el gobernador Omar Gutiérrez y Sebastian Ceria, presidente de Fundar. El todavía no lanzado candidato presidencial aseguró que “la Argentina no tiene un plan estratégico pero Vaca Muerta es un ejemplo concreto del camino que la política debería seguir”. Para él, “el problema” de la Argentina “es político” y la única forma de resolverlo es con “confianza, políticas a largo plazo y mayor productividad”.
Cuando se lance, probablemente el grupo Malbec, estos radicales que empezaron a conformar una línea interna alejada a Morales y que se sacaron una foto con Patricia Bullrich en la fiesta de la vendimia, esté allí para darle su apoyo. Esa será la respuesta a la pregunta que se hizo un diputado de la UCR ante la ausencia del neurocientífico. El dirigente lo notó, al no estar presente, muy alejado del partido, algo que podría dejarlo sin estructura llegado el caso. Eso, evidentemente, no sucederá al 100%.
Si uno no pudo encolumnar a todo el partido, el otro tampoco podrá hacerlo. Morales logró que los molestos con su gestión estuvieran presentes, pero eso no se tradujo en apoyos y el número conseguido no conquistó a los díscolos. A las cuatro mil personas que estuvieron dentro y fuera del teatro se le sumó que muy pocos distritos enviaron militancia. Se vieron micros desde Córdoba, Santa Fe, Mendoza, Formosa y nada más. De 18 presidentes de Comité que acompañaron, solo cuatro o tal vez cinco, empujaron para aumentar la convocatoria.
MÁS INFO
Más cerca a Morales, o al menos más alejado de las críticas, para un referente de la UCR quedó claro el mensaje del encuentro. Si el radicalismo va a tener un candidato, lo van a tener que apoyar todos. Si llega o no llega competitivo a las elecciones, otro cuento. Lo central fue la unidad de Juntos por el Cambio, según se interpretó cerca de un dirigente díscolo, y el resto quedará circunscripto a la competencia interna.
La posibilidad de que la UCR logre la unidad detrás de un solo candidato, sin embargo, por ahora se exhibió muy lejana. El escenario de una PASO se planteó inevitable. Para que Morales consiga el apoyo que quiso mostrar el miércoles, debería despegar en las encuestas. Y eso no sólo no sucedió hasta el momento sino que tampoco se esperó que pueda suceder. De hecho, en los sondeos se presentó muy lejos de los dos dígitos necesarios para empezar a hablar y el propio Manes se ubicó por encima.
Sólo para mencionar dos estudios recientes, la Universidad Nacional de la Matanza midió a los distintos candidatos presidenciales y el jujeño consiguió un 1,3% de intención de voto frente al 3,1% del diputado. La medición se realizó entre el 25 de febrero y el 1 de marzo. También en el segundo mes del año, el IPD midió pisos y techos de los postulantes y el neurocientífico mostró una base del 5% frente a la del 3% del gobernador y un máximo aspiracional del 30% contra el 25%.
Por eso, en la lectura del acto en el Gran Rex es necesario tener presente a Manes. Si hoy el radicalismo no consiguió un candidato fuerte fue porque, machacaron, Morales cometió muchos errores al no dejar crecer nombres en el momento justo. Incluso el mismo miércoles, en la calle del día de la UCR, un correligionario mostró su molestia por los choques constantes en manos del jujeño.
De todos modos, si se diera el milagro del repunte en las encuestas, los díscolos podrían tragarse las diferencias. El problema fue que ninguno se mostró convencido de que eso pudiera a pasar. No lo vieron competitivo y, mucho menos, un presidenciable seguro. Se consideró que el gobernador terminará indefectiblemente en un acuerdo con Horacio Rodríguez Larreta y será su vice, con la incógnita de cómo lo comunicará y cómo se bajará de la carrera a la que se subió hace 48 horas.
En ese escenario, el de un radicalismo compañero y no protagonista, la división sería irrefrenable. Aparecerían dirigentes tentados para migrar hacia otras opciones y una PASO que enfrente a fórmulas mixtas. Pero no hizo falta esperar esa definición. Hoy por hoy, la realidad ya se planteó así. Las dos líneas existen y estarán con propuestas diferentes.
La gran pregunta es cómo actuará el famoso grupo Malbec cuando Manes se lance como candidato presidencial, de llegar el caso. Este sector se mostró muy cercano a Patricia Bullrich, en especial Alfredo Cornejo. ¿Qué harán cuando llegue el momento de apoyar a uno u otro para la presidencia en una PASO? ¿Se irá con el partido o con quien se tejió un pacto hace tiempo? ¿Se buscará la imparcialidad para dejar la libre competencia? El desdoblamiento de muchas elecciones provinciales puede facilitar el trámite al no tener que optar por la boleta de ninguno. Lo que sí se podrá hacer es inclinar la cancha o mantenerse en una postura neutra hasta tener al ganador de la Primaria.
El escenario bonaerense
Una foto que llamó la atención fue la de Martín Tetaz, diputado de Evolución, con Gustavo Posse, intendente de San Isidro. El espacio de Martín Lousteau no sólo consiguió mucha cámara duarnte el evento sino que también cedió mucha presencia de militancia y dirigentes para el acto. Una cercanía que dejó atrás el episodio de los vasos voladores en la discusión acalorada por la conducción del Comité nacional en 2021.
La foto no fue inocente y también buscó la misma lógica que el acto nacional. Si el radicalismo pudiera consolidar un dirigente con fortaleza, el partido debería acompañarlo. Una intención que partió de la base de la incredulidad en torno a una postulación real de Maximiliano Abad, que se lanzó para mantener la conducción del espacio bonaerense y el poder que eso confiere.
Cuando Abad consiguió esa silla, se enfrentó en internas partidarias a Posse, un hombre que apoyó Lousteau y perdió. En 2021, el hombre de San Isidro tardó en definirse pero colgó a sus candidatos a concejales de la boleta de Diego Santilli y no de la de Manes. O sea, con el PRO y no con la UCR. Si bien perdió la centralidad que tuvo hace unos años, no perdió la fortaleza en la primera sección electoral, con casi cinco millones de electores.
Una alianza con Posse para garantizar los votos, el territorio, la estructura y la fiscalización, será clave para fortalecer a un candidato de la UCR en la provincia. Tetaz, que todavía no se lanzó, vio esa oportunidad y se sacó la foto con un mensaje que hizo alusión a la fórmula propagandística de los cordobeses para lograr la unidad, la del 70-30 para preparar un fernet. ¿Acaso ese podría ser un tándem para la gobernación?
Por lo pronto, podría ser una base muy codiciada para lograr lo que también se buscó conseguir a nivel nacional. Una base de dos dígitos para empezar a hablar y pensar en un lanzamiento serio. Según una encuesta de Federico González del 11 de febrero, en un escenario en el que no se definió el candidato de Javier Milei, Tetaz tendría una intención de voto del 2,1% y Posse del 1,1%. Con Fernando Burlando como nombre del libertario, el diputado ecnomista subiría al 2,3% y el intendente de la primera sección se mantendría. Abad no fue medido.
Un sondeo de Proyección Consultores sí puso el ojo en Abad y mostró una caída respecto a los últimos meses. De fines del 2022 a febrero del 2023, pasó del 0,7% al 04% de intención de voto. El problema de ambos radicales es el alto nivel de desconocimiento. Si Tetaz lograra la insalación que consiguió en la Ciudad de Buenos Aires, el panorama podría ser otro. Para eso, se esperarán algunos meses. Pero el piso de cualquier lanzamiento no debería ser inferior a los dos dígitos.
El PRO también desplegó movimientos bonaerenses este jueves. Se reunió la mesa partidaria presidida por Jorge Macri en Vicente López, donde la anfitriona fue la intendenta Soledad Martínez. Hubo intendentes, ex alcaldes, legisladores provinciales y se contó con la presencia de Diego Santilli, Cristian Ritondo y Silvia Lospennato. Se envió un mensaje de unidad, se hizo foco en temas coyunturales como la economía, la seguridad y la educación y se abordó la problemática electoral sin conclusiones dada la falta de definiciones en la cúpula. La intención de los caciques es poder colar su lista de todas las presidenciables para evitar salir heridos por la interna.