Juntos por el Cambio dejará de existir formalmente este domingo cuando se concrete el traspaso de mando y la renovación de la composición de las Cámaras parlamentarias. Tanto en Diputados como en el Senado, la alianza no tendrá interbloques y cada espacio político tendrá su representación con autonomía pero en coordinación con otras fuerzas según el caso.
La unidad que pidieron los gobernadores será una unidad conceptual para determinados ejes temáticos, pero no necesariamente los encontrará trabajando, en cada caso, bajo un mismo paraguas. Sin embargo, el fin del concepto de interbloque todavía no llegó. En principio, “por ahora” no existe más en el Congreso, pero se le dejó una puerta abierta aunque muy limitada.
En Diputados, la Coalición Cívica, el radicalismo y Cambio Federal empezaron a trabajar en forma coordinada, lo que le permitió a la UCR hacerse de la vicepresidencia segunda cuando esperaba quedarse con la tercera. Al agrupar esos tres sectores políticos, los tres espacios lograron crecer en número para dar algunas batallas internas, pero todavía no avanzaron hacia la formalización del vínculo.
Dentro del armado, se entendió que este nuevo espacio de 50 diputados y diputadas – como anticipó El Destape – representa mayoritariamente el espíritu de lo que fue Juntos por el Cambio, salvo por la ausencia del PRO. Esta semana de definiciones se esperó al larretismo pero el sector paloma del partido amarillo no quiso romper con los halcones para migrar hacia otros horizontes. Lo que no quiere decir que no puedan articular en la negociación ley por ley.
El vínculo entre los tres sectores no terminó de plasmarse en un interbloque “por ahora”. Se decidió concentrar esfuerzos en la coordinación de ideas y de acción más que en la formalidad. Entre ellos, puede haber diferencias pero también administración de esas diferencias a la hora de votar proyectos. Esto quiere decir que intentarán tener una misma línea de acción para mantener la fuerza. A fin de cuentas, se moverían como un nuevo Juntos por el Cambio pero sin el PRO.
Con el paso del tiempo, si los vínculos y la confianza entre los actores queda aceitada, por ahí puedan avanzar hacia la formalización como espacio aparte que pueda, eventualmente, construirse como opción electoral. Los encargados de comandar esa construcción son los presidentes de los tres bloques: Juan Manuel López por la Coalición Cívica, Rodrigo de Loredo por la UCR y Miguel Pichetto por Cambio Federal.
El PRO todavía no tiene en claro el panorama y estos nuevos reacomodamientos. Todavía no se terminó de comprender el objetivo del “rejunte” de diputados para la conformación de este “agrupamiento de sectores políticos”. La duda principal radica en el posicionamiento que podrán adoptar ante los proyectos de ley que envíe el nuevo gobierno y si tendrán definiciones claras.
El macrismo ya definió que, aún con su triple diferencia interna, acompañará todo lo que esté vinculado al cambio y cualquier iniciativa que vaya en línea con la que este partido planteó en forma pública y en su plataforma de campaña. De no hacerlo, el votante podría sentirse molesto y estafado por una acción en sentido contrario.
Por estas definiciones tajantes, se sostuvo que el “agrupamiento” de “centro” que se desprendió de Juntos por el Cambio tiende más a la especulación que a la autodefinición tajante, al menos en los primeros días del nuevo gobierno. No se los imaginó votando algo diferente a lo que podrían votar los amarillos, pero sí con mucha más cautela por el humor social. Algo así como quien espera que un equipo meta goles para hinchar por él.
Lo que quedó claro es que los ex socios de Juntos por el Cambio no lograron saldar sus diferencias internas y que la relación entre ellos está más que dañada, particularmente del PRO con el resto. Incluso hacia adentro, porque algunos preferirán ser más oposición que acompañamiento de Javier Milei.
Estas tensiones tendrán que saldarse en la elección de autoridades amarillas. Martín Yeza, diputado nacional y ex intendente de Pinamar, analizó en El Destape Radio que lo más lógico sería no llegar a una definición de internas partidarias. Una especie de aprendizaje por lo que les dejó este año en los comicios presidenciales. Para él, lo más lógico sería un candidato de unidad.
¿Cuál sería ese nombre de consenso? Mauricio Macri. Efectivamente, hay posibilidades de que el ex presidente decida, nuevamente, ir por la conducción del partido que fundó y que comandó desde el 2005 al 2012, pero queda mucho tiempo por transitar y definiciones en Boca Juniors, la clave para todo.
Este año, Macri demostró que no tiene intenciones de jugar internas, lo que podría trasladarse al ámbito partidario. De existir varios candidatos para la conducción PRO, los afiliados serán los encargados de elegir. Pero, de conseguir el consenso, no será necesario pasar por el escrutinio público.