El caso Chubut parte aguas en JxC y revive interna UCR-PRO

Macri y Morales volvieron a protagonizar una feroz interna en Cambiemos, de larga data. Para algunos radicales, Mauricio es un límite y un riesgo. En Chubut, la alianza se dividió y quedaron expuestas las líneas internas.

14 de septiembre, 2022 | 00.05

El cruce de Gerardo Morales a Mauricio Macri dejó al descubierto dos internas, la nacional y la chubutense, con un complejo escenario para las elecciones del año que viene. En la provincia patagónica creció la idea de la suspensión de las PASO y no sólo se dividió Juntos por el Cambio sino también el propio radicalismo. No hubo dirigente que no sentara posición al respecto en un distrito que la oposición considera “ganable” y que recibió a los más destacados referentes de la alianza a nivel país.

Los distintos partidos políticos empezaron a trabajar, en la Legislatura de Chubut, la posible eliminación de las PASO a lo que se sumará una “interpretación”, enviada desde el Ejecutivo provincial, para darle un período más a los intendentes locales dado que, cuando se prohibió la reelección, ya habían comenzado con su mandato. Muy similar a la discusión que se dio en Buenos Aires sobre el carácter – o no - “retroactivo” de una ley. El presidente de la UCR chubutense lanzó que “gran parte del radicalismo” estaría a favor de sacar las Primarias y estalló la interna.

A nivel nacional, la dirigencia salió a repudiar el intento de eliminar las PASO pero sorprendió el silencio de Gerardo Morales, titular de la UCR a nivel nacional, que apareció en el debate cuando Macri tiró la primera piedra. Cuando el ex presidente cuestionó que “no se puede ser cómplice de este retroceso, menos quienes desde JxC decidimos defender la democracia y participación”, el jujeño le exigió que “dejen de entorpecer al radicalismo, dividir al radicalismo y denostar al radicalismo en Chubut".

Morales y Macri tienen una interna marcada hace tiempo. Años, más allá de la convivencia. El último cruce tuvo lugar cuando el ex presidente acusó a Hipólito Yrigoyen de ser el origen del populismo en Argentina y la región. Después de eso, se sucedieron mesas nacionales, pero nunca estuvieron los dos, cara a cara, en el mismo espacio. Para un sector del radicalismo, Mauricio se transformó en una suerte de límite. No un obstáculo para construir la alianza con ambos bandos dentro pero sí un obstáculo en caso de ser el candidato PRO para los comicios nacionales. 

Alguno ya se atrevió a plantear que la coalición podría volar por los aires si el fundador amarillo fuera el nombre puesto en la boleta, básicamente porque este Macri es peor que el del 2015. Para los detractores de Mauricio, la versión actualizada del hombre de la FIFA les deja menos lugar a otras visiones dentro de la alianza y no podrían convivir con ello.

Macri, hasta el momento, no mostró señales claras y explícitas sobre una posible candidatura el año que viene. De hecho, toda definición quedó postergada para el primer trimestre del 2023 y cualquier movimiento que se pueda hacer ahora, antes del Mundial, será un ensayo preparativo para el juego real, el de la competencia en las urnas. Sin embargo, el ex presidente sí mostró la intención de pisar fuerte en la interna propia y de la alianza. Parte de ese recorrido estará signado por su nuevo libro, que esperan se pueda presentar a fines de octubre de este año. Si bien algunos confían en que estará ausente en la boleta, otros miran con atención el poder de su ego.

Morales, por su parte, ya dejó en claro que intentará ir por la Presidencia de la Nación, bajo la pretensión de consolidar un radicalismo fuerte. Aún el escenario no quedó claro y su nombre también está dentro de las especulaciones sobre fórmulas cruzadas con dirigentes del PRO. 

Ambos dirigentes ya mostraron diferencias claras. Una muy fuerte tuvo lugar cuando el Gobierno anunció el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional y, mientras Macri adoptó una postura dura, Morales se plantó proclive a acompañar el pacto. También, en mensajes privados a Elisa Carrió, hizo foco en los negociados de la familia del ex presidente con el Correo Argentino y en un episodio reciente, como el atentado contra Cristina Kirchner, celebró que su bloque se haya quedado en el recinto de Diputados para expresar el repudio. El PRO se fue. Tan diferentes son las posturas de ambos líderes, que el oficialismo decidió contactar al jujeño para impulsar un ámbito de diálogo que, finalmente, no se concretó.

El caso Chubut 

Las PASO se mostraron como una herramienta útil para la confirmación de frentes electorales permitiendo que sus protagonistas puedan presentar listas internas para dirimir qué espacio es más representativo y asegurar, de este modo, que los votos de cada partido queden dentro de la alianza. En Chubut se empezó a debatir la posibilidad de eliminarlas, lo que podría generar divisiones. Por eso, cierto sector de la oposición salió a cuestionar. 

En esa provincia de la Patagonia, aparecieron dos focos de conflicto: uno, entre dos líneas radicales. Otro, entre los aliados y la línea radical oficial. Un sector del partido centenario se mostró más cercano al macrismo local mientras que el otro bando lo hizo en la órbita del gobernador Mariano Arcioni, del Frente Renovador. Ambos, cual espejito, se acusaron de ser funcionales a sus vínculos extrapartidarios más cercanos.

El presidente del Comité provincial de la UCR sostuvo que una parte importante de su partido acompañaría la eliminación de las PASO y la dirigencia nacional le salió al cruce. Morales dijo haber charlado con el referente, dijo que "no es verdad" y que "urge una ruenion de la mesa de Juntos por el Cambio porque la relacion con el PRO no está bien". Macri, tangencialmente, los acusó de "cómplices " del oficialismo chubutense y el radical le pidió ordenar a su tropa "violenta". Algo que contestó Ignacio Torres, el candidato del PRO, quien pidió dejar de lado las "vanidades" y defender "las instituciones".

La situación en la provincia es compleja. El sábado nació Compromiso Chubut, una importante línea de la UCR que apareció para canalizar el "descontento con la conducción actual" del partido, "cada más cerca del “arcionismo” que de sus propios correligionarios, quienes no se sienten ni representados ni contenidos por el oficialismo". Según se dijo, el espacio nació para fortalecer a la UCR. Damian Biss, titular del Comité, no descartó que el PRO haya incentivado la confirmación de ese bando interno y denunció que muchos dirigentes están "trabajando" con los amarillos hace tiempo.

Hubo varias idas y vueltas declarativas al respecto. La senadora nacional de Juntos por el Cambio, Edith Terenzi (UCR), miembro del bloque Cambio Federal conducido por Torres (PRO), respondió que no son "funcionales al PRO, pero tampoco queremos que la UCR sea el furgón de cola del Frente Renovador o del arcionismo”.

Las críticas a las posiciones de Biss también llegaron desde la vicepresidencia de la Convención radical de Chubut. Sergio Sepiurka pidió que "en vez de buscar el calor oficialista, sacándonos fotos con el gobernador para anunciar cosas que no nos corresponden, como la reelección de los intendentes o la eliminación de las PASO, deberíamos estar enfocados en la propuesta alternativa que queremos ofrecer a la sociedad". 

En medio del escándalo, Morales salió a asegurar que "no es verdad " que la UCR impulse la eliminación de las PASO, pidió el debate, apuntó contra Macri y apostó por cierto "orden" post temblor. Puntualmente gracias al diálogo entre presidentes de partidos, entre él y Patricia Bullrich que "es mucho más sensata, es más conocedora de la realidad de Chubut". Ella también se mostró en contra de la supresión de las primarias pero, en la mente radical, vive la convicción de que con ella es posible dialogar, pero con Mauricio no.

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