“Estamos literalmente quebrados”, lanzó uno de los 14 diputados radicales que bajaron al recinto para intentar llegar al quórum y avanzar con el presupuesto educativo, además de impulsar mejoras en las jubilaciones. Otros 20 decidieron no hacerlo, por eso el espacio quedó dividido en dos. Los optimistas apuestan a que sus colegas ausentes decidan dar el presente en unos días, cuando el bloque convoque a una sesión por un tema similar. Los pesimistas no creen que el cambio de postura sea masivo.
Los ánimos en la UCR están caldeados. Previo a la sesión, el bloque mantuvo una reunión de la que no participaron todos y que tuvo momentos de mucho calor. Los que tomaron la decisión de bajar se cruzaron fuerte con Rodrigo de Loredo, presidente del sector con intenciones de no ponerle trabas al gobierno de Javier Milei.
La pelea fue fuerte, la reunión no duró más de media hora. Se encontraron a las 10:10 y a las 10:40 ya estaban afuera. Minutos después, sólo 14 bajaron al recinto mientras el resto se quedó meramente con la foto de la marcha. Según De Loredo, porque la sesión no iba a resolver nada. También, según De Loredo, los que dieron quórum fueron seleccionados, cual “delegación”, para representar al bloque. No consta que haya sido así, no hubo un acuerdo sino, todo lo contrario, una falta de él.
Quienes pegaron el faltazo, pero especialmente el jefe del bloque, están pagando el costo de no haber habilitado la sesión. En los chats, la Franja Morada, agrupación universitaria de la UCR, los está destrozando. En la Convención nacional, en tanto, se analiza algún tipo de acción contra quienes decidieron no apoyar el debate del financiamiento de la educación.
Según la Carta Orgánica de la UCR, los bloques parlamentarios están comprometidos a impulsar la Profesión de Fe Doctrinaria, las Bases de Acción Política y el Programa de Gobierno aprobados por el partido. En el último, se plantearon algunos objetivos en materia educativa y universitaria, con críticas al bajo presupuesto ejecutado desde el 2007, profundizando “la desigualdad” y no garantizando “la calidad educativa”.
En su Carta Ética, el partido se propuso, entre otras cosas, “respetar y profundizar los derechos individuales a la privacidad personal, la libertad de pensamiento, de creencias y de educación”, además de “diseñar, proponer y defender políticas que tengan como objetivo la felicidad del hombre considerado en todos sus aspectos y manifestaciones, erigiendo a la educación en sus distintos niveles incluida la formación permanente y a la investigación científica como los pilares fundamentales”. Estos principios no se vieron promovidos con las ausencias del miércoles.
El enojo con los que faltaron es total. Agustín Rombolá, ex presidente de la Juventud Radical de CABA, calificó lo ocurrido como una “traición al pueblo” que “volvió a recibirlos” en la marcha universitaria. Con ellos, “no hay vuelta atrás”.
Más allá de la posible sanción o no, y pese al fracaso de la sesión, los sucedido el miércoles tuvo varias lecturas y algunas proyecciones. En principio, cerca de uno de los legisladores que dieron quórum se destacó que hayan bajado 14 diputados, un número bastante mayor al que mostró la UCR crítica en las últimas sesiones.
Hacia futuro, una figura radical confió que De Loredo dio el visto bueno a una sesión radical para tratar el presupuesto educativo. Sin embargo, desde otra banca no se adoptó una posición tan optimista y se creyó que, tal vez, sólo algunos pocos podrían sumarse, pero no todos.
Desde Hacemos Coalición Federal, que aportó cuatro voluntades para el quórum (dos socialistas y dos cordobeses), mientras que otros dos llegaron tarde (Maximiliano Ferraro y Mónica Frade, de la Coalición Cívica), también se aportará a la sesión que pida la UCR. Los que estuvieron este miércoles, estarán también a futuro y se confió en que, después de la ley Bases, algunos más podrían plegarse.
“Las causas son justas, cuesta si convoca UP, pero estamos cerca”, lanzó una fuente parlamentaria. Sin embargo, para otro diputado, que Unión por la Patria haya convocado a la sesión no impactó tanto en el quórum como la proximidad de debates clave para el gobierno. Como con otros temas, muchos diputados quieren evitar introducir complicaciones a las negociaciones de sus jefes provinciales con la Casa Rosada, obstáculo que se superaría una vez otorgada la ley Bases solicitada por Javier Milei.
Bajo esta lógica, podrían ocurrir dos cosas después de aprobado el proyecto. Por un lado, que los bloques se desentiendan del gobierno y avancen con menos ataduras. Por otro, que el Ejecutivo se sienta fortalecido y complique todo. Ante este escenario, el diputado pidió que el Congreso no se deje “pasar por encima” y consiga 129 legisladores para todos los debates calientes, como educación, jubilaciones y DNU en caso de que no se destraben después de la ley Bases.
Para este proyecto, confió, se trabajó un principio de acuerdo, pero la reforma laboral de la UCR generó muchas dudas. Desde Hacemos Coalición Federal, como anticipó El Destape la semana pasada, no acompañarán. Eso generó dificultades y envalentonó al PRO para exigir el avance de su propio proyecto en la materia. “Peligra la ley”, lanzó una fuente bullrichista.
En la UCR, los sectores de Facundo Manes y parte de Evolución trabajan para ganar volumen en la crítica activa al gobierno. En el Senado, esta posición está un poco más en desventaja, pero en Diputados empezó a ganar terreno. Seguramente, algunos de esos votos hayan sido circunstanciales, causados por el debate educativo, pero hay un esfuerzo para intentar sostener el número en otros debates.
Se descuenta que los diputados boina blanca críticos repetirán, más o menos, la posición que tuvieron durante el verano en el tratamiento de la primera ley Bases. De todos modos, se verá más sobre la fecha y se analizará cada punto en particular.
El rol del PRO
En plena interna por el rol que tendrá el PRO en su relación con la Libertad de Avanza y el gobierno de Javier Milei, el expresidente Mauricio Macri compartió escenario con el actual jefe de Estado y su ministra de Seguridad, Patricia Bullrich en la cena de la Fundación Libertad.
Macri, recientemente electo presidente del PRO y con una batalla interna muy fuerte con el bullrichismo por ver cuál será la cercanía del partido amarillo a las necesidades de la gestión actual, defendió la batalla, que calificó como épica, de Javier Milei por la libertad y esperó que logre reducir las regulaciones del Estado para poder alcanzar esa tan ansiada libertad.
En el salón estuvieron presentes otros dirigentes importantes del macrismo que actualmente se encuentran negociando la ley ómnibus y el paquete fiscal en la Cámara de Diputados. Estuvieron, por ejemplo, Cristian Ritondo, exministro bonaerense y jefe del Bloque Amarillo en la Cámara Baja. También el bullrichista Damián Arabia.
El PRO atravesó una jornada de muchas negociaciones y sobresaltos con el gobierno nacional después de que se conociera, en las últimas horas, que la reforma laboral redactada por la Unión Cívica Radical iba a ingresar en la ley Bases.
Ese proyecto no cosecha los apoyos de distintos bloques dialoguistas que ven en la iniciativa boina blanca una redacción bastante regresiva. Desde el bloque de Hacemos Coalición Federal, de Miguel Ángel Pichetto, la intención es avanzar con una baja en la litigiosidad por falta de registración en una breve ampliación del periodo de prueba y en un fondo de cese laboral que pueda reemplazar a las indemnizaciones. Este jueves tendrán reunión de espacio para analizar otros puntos como privatizaciones.
Para el plenario de comisiones convocado para este jueves, en el que se buscará el dictamen de la ley Bases, habrá dos reformas laborales para incorporar al texto madre. Por un lado, la de la Unión Cívica Radical. Por el otro, la del macrismo.
Pareciera ser que ambos se fueron con el mismo mensaje de parte del Gobierno. Que el proyecto que entraría, el proyecto que finalmente saldría acompañando a la ley ómnibus, sería el de cada uno de los bloques. Ninguno quiso garantizar sus votos sin el avance de su iniciativa. Pero, con esta promesa, el macrismo apostará por acompañar el dictamen sin disidencias.