La decisión de Martín Lousteau de presentar un dictamen propio en el debate por la ley Bases no sorprendió a los socios del bloque radical, pero tampoco terminó de gustar. En la disputa por quién ostenta el poder político dentro del partido, se señaló la soledad del senador y, como sucede en Diputados, se planteó el funcionamiento – en los hechos – de un sub-bloque dentro del espacio boina blanca. El porteño, sin embargo, encontró su espaldarazo en la posición de ex dirigentes históricos centenarios que, en una carta abierta, pidieron rechazar el proyecto de Javier Milei.
“Siempre trabaja en solitario, como monobloque”, se analizó desde filas parlamentarias radicales después de que el senador manifestara su disidencia total con las iniciativas del gobierno. Molestó que no haya “acompañado al bloque” en la decisión de colaborar en el debate legislativo, pero tampoco se mostró asombro por lo ocurrido.
La posición de Lousteau respecto de la ley Bases estuvo en duda desde el inicio del debate, tanto por la enorme cantidad de observaciones como por su votación en torno al DNU 70/2023, en negativo. El interrogante surgió cuando, en Diputados, su espacio político, Evolución, acompañó los textos oficialistas en general.
El senador porteño, que el año que viene culminará con su mandato en la Cámara Alta, tomó la decisión de ubicarse como uno de los referentes de la oposición a la coalición entre La Libertad Avanza y el PRO. Es, por fuera de la grieta, una de las figuras más visibles de un potencial armado intermedio que le de a la sociedad una alternativa electoral.
Lousteau, en línea con la posición histórica de la UCR que nunca acompañó una delegación de facultades de este calibre, tomó la decisión de no sumar para el pedido del gobierno. Con la intención de recuperar las banderas del radicalismo – algo que se le hizo más sencillo por el corrimiento del debate hacia la extrema derecha -, también apuntó a no perder la representación de las bases.
En la UCR conviven dos creencias. Por un lado, quienes consideran que a todos los gobiernos se les dieron facultades delegadas y que, por lo tanto, este no podría ser la excepción. Lousteau claramente no lo ve en el mismo sentido. Por el otro lado, están los que piensan que el grueso de la base de representación boina blanca, particularmente en el interior, todavía ve con buenos ojos a Milei. Y, desde otra óptica, los que leen que la dirigencia se está alejando de la militancia.
El senador está en este último grupo y, con su posición, intenta reflejar los intereses de la base partidaria, las mesas de conducción y la militancia que están, según esta lectura, en contra de las iniciativas de gobierno. Con la intención de no cortar ese hilo, Lousteau decidió presentar el dictamen propio para no subordinar el radicalismo a la alianza gubernamental de derecha.
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Por el momento, en el Senado pareció quedar bastante en soledad, si bien no fue el único boina blanca que rechazó el DNU y habrá muchas disidencias en este debate. Los más halcones señalan que sus ideas no tienen eco en el parlamento, pero el legislador mira afuera, a la base histórica del partido.
Hubo una carta abierta de ex legisladores y ex funcionarios de Raúl Alfonsín en el que se solicitó, a los senadores, que no apoyen los proyectos de la Casa Rosada. “Se torna imperioso que la Unión Cívica Radical abandone el ostracismo y adquiera protagonismo. Sus legisladores deben ser ejemplo de independencia y resistencia al embate anarcolibertario”, sostuvieron, entre otros, Federico Storani, Antonio Maria Hernandez, Juan Manuel Casella, Luis Alberto Cáceres.
Los dirigentes plantearon, en la misiva, la inconstitucionalidad del DNU 70/2023, la oposición a la delegación de “facultades legislativas en el Poder Ejecutivo y simultáneamente la importancia de defender nuestra Constitución”. Calificaron esa cesión como “excesiva y lesiva a los mecanismos de control”.
Según sostuvieron, la desburocratización “no implica necesariamente privatización en el sentido vulgar de los reclamos de los ultraliberales”, y pidieron que estas sean denunciadas por su “clara intención de vaciar y destruir empresas del Estado”. Respecto al paquete fiscal, también muy cuestionado por Lousteau, subrayaron la falta de un plan productivo, el no tener en cuenta las necesidades sociales y la repetición de los fracasos del pasado.
En Diputados, el número que acompaña las ideas representadas por Lousteau en el Senado es un poco mayor. Desde otro sector, referenciado en Facundo Manes, se contribuye a propiciar determinados debates que, en ocasiones, cuentan también con el acompañamiento de Evolución. Este jueves, el legislador Fernando Carbajal, junto a Carla Carrizo - ambos de la UCR - y Margarita Stolbizer, de Hacemos Coalición Federal, pidieron que la comisión de Asuntos constitucionales analice la reforma de la Ley 26122, de DNU.
Según la posición expresada por Carbajal, no tiene sentido discutir solo el decreto 70/2023, sino que es necesario abordar una reforma legal que le ponga ciertos límites a este y otros presidentes. Para eso, se destacaron cuatro iniciativas de distintos bloques, en lo que podría ser otro guiño a la posibilidad de una nueva mayoría.
En líneas generales, todos los proyectos proponen tiempos más acotados y determinados para el tratamiento de los decretos y, en caso de no cumplirlos, la avocación inmediata de ambas Cámaras para debatirlos. Y que, ante un período prolongado de tiempo - que varía según el texto del que se trate -, que la norma presidencial quede sin efecto y sea declarada nula de toda nulidad. Pero, además, que el rechazo de una sola de las Cámaras alcance para dejar sin efecto la norma y no, como ahora, que sean necesarias dos sentencias negativas.
Los proyectos fueron redactados por Pablo Juliano, desde la UCR, por Margarita Stolbizer y otro de Oscar Agost Carreño de Hacemos Coalición Federal y por Mónica Litza y Ramiro Gutiérrez de Unión por la Patria.
El martes habrá una sesión a las 11 de la mañana, pedida por el radicalismo, para debatir la movilidad jubilatoria que, de momento, no encontró una síntesis entre las posiciones de la UCR y de UP, con el piso de la mínima y la liquidación del Fondo de Garantía de Sustentabilidad como obstáculos. La conducción boina blanca, además, se negó a ampliar el temario para no contaminar el debate con otros tópicos en los que no hayan coincidencias. Pero podrían haberse incorporado el presupuesto universitario y el FONID.
Unión por la Patria, ante esta situación, pidió una sesión para el mismo día pero tres horas más tarde con los tres típicos incluídos, el de jubilaciones, universidades y FONID. Es una incógnita si triunfará esta convocatoria o la anterior. Existe la posibilidad de que los sectores dialoguistas no aportan al quórum si UP no hace lo propio con el debate solicitado por los radicales en la mañana.