Cada tanto, Juntos por el Cambio logra encontrar un eje de confrontación con el Gobierno que sirva para unificar las posturas internas dentro de un panorama tormentoso. Así como lo fue, en su momento, el Poder Judicial, actualmente los incendios en Corrientes, que ya arrasaron con el equivalente a entre 40 y 50 veces la Ciudad de Buenos Aires, volvió a encontrar a la coalición detrás de un mismo objetivo, proteger a los suyos, en este caso el gobernador radical Gustavo Valdés, y cuestionar al Ejecutivo Nacional. La dramática situación de la provincia de la Mesopotamia congregó apoyos y visitas que volvieron a mostrar en la misma vereda a dirigentes que hasta hace minutos estaban enfrentados, incluso implicó la reaparición del últimamente silencioso Mauricio Macri que, durante su gestión, tuvo un ministro de Ambiente que pidió rezar para calmar la avanzada de los fuegos.
Patricia Bullrich fue una de las que apuntó contra el Gobierno pese a que se denunció la demora del mandatario correntino para pedir ayuda. La provincia tiene una Dirección de Recursos Forestales, un Instituto del Agua y el Ambiente pero ningún ministerio vinculado a ese área. Pero la culpa fue, desde el inicio, de Nación. "Deje las giras por la playa y envíe los recursos necesarios para apagar el fuego", dijo la presidenta del PRO que volvió a encontrarse en una causa que también fue elegida por Horacio Rodríguez Larreta, su contrincante más directo camino al 2023, para hacer campaña.
Hace tiempo, tal vez casi como un precursor de la oposición, el jefe de Gobierno porteño comenzó su carrera electoral en torno al cambio climático. Hubo charlas internacionales en la Ciudad, viajes a las provincias con la excusa de debatir la temática, e incluso al extranjero. La cuestión ambiental claramente se convirtió en uno de los temas más destacados del último tiempo, impulsado por la juventud, la realidad y su inclusión en la agenda política se volvió inevitable. Con esa cruzada como base, el mandatario capitalino volvió a estar en sintonía con dirigentes alejados de otros reclamos o posicionamientos.
El enojo de Bullrich con Larreta lleva tiempo, desde que el jefe de Gobierno se sentó en una misma mesa con Alberto Fernández y Axel Kicillof para gestionar la pandemia. Pero en Corrientes encontraron un punto de síntesis. También caminó por el mismo sendero que Valdés después de la tirantez generada por el pataleo ante la transferencia de colectivos al área porteña, eliminando el subsidio nacional. Los radicales - los tres gobernadores provinciales son de la UCR - no estuvieron de acuerdo con el hombre de la CABA cuando quiso plantear su pelea por el transporte.
Casi como una bandera blanca de paz, Larreta viajó hacia la provincia mesopotámica para expresar su apoyo. El viaje no fue menor, el jefe de Gobierno no suele trasladarse seguido, su estrategia está más centrada en el envío de emisarios pero aquí se apersonó él mismo. Sin un tono confrontativo como el de Bullrich, planteó que "los incendios que azotan al territorio correntino son una consecuencia muy clara del cambio climático, que es un problema del presente y no meramente un riesgo de cara al futuro". Responsabilidad de gestión y sus limites.
Con la presencia de Larreta más la solidaridad expresada por Maximiliano Ferraro, presidente de la Coalición Cívica, o el acompañamiento de Gerardo Morales, de la UCR, más la enorme llegada a medios de comunicación locales y nacionales, Valdés quedó fuera de la agenda y los cañones se concentraron en el ministro nacional y su presidente. Para el jujeño, su par correntino atraviesa una "batalla que lidera" por lo tanto mereció su apoyo "absoluto". Parecido el discurso del diputado, que manifestó solidaridad y "fuerza".
Alejado de ese apoyo político pero hermanado en el ataque a Nación, el cirujano Macri también apareció en la escena. Con poco protagonismo público, sólo se mostró presencialmente en la reunión de la mesa nacional de Cambiemos la semana pasada y volvió a la Patagonia a celebrar su cumpleaños, el ex presidente se dedicó a elegir qué batallas pelear y la de los incendios fue una de ellas.
Sin embargo, la tradición ambiental del macrismo no goza de papiros destacables. Después de que el entonces ministro Sergio Bergman pidiera rezar para que llegue la lluvia y le ponga fin a los trágicamente recurrentes incendios, en 2017 Macri decidió sacarle el Sistema Nacional para la Gestión Integral del Riesgo y la Protección Civil (SINAGIR) para pasarlo a manos de la cartera de Seguridad. Sin embargo, mantuvo bajo su órbita "lo concerniente a la protección y preservación del medio ambiente del daño generado por los incendios". Pocos meses después, en un fin de semana de super acción, el ex presidente degradó, junto a una decena de dependencias, el Ministerio de Ambiente a Secretaría.