La agenda de política exterior de María Eugenia Vidal no es nueva y, al menos, data de febrero de este año cuando fue designada por la Organización de los Estados Americanos (OEA) para oficiar de veedora en las elecciones de El Salvador. Envuelta en la interna feroz de Juntos por el Cambio, la ex gobernadora bonaerense llegó el jueves a Estados Unidos donde mantuvo una reunión con el secretario general del organismo internacional y promotor del golpe en Bolivia, Luis Almagro, para fortalecer la participación de las mujeres en la política y, luego, adentrarse en una agenda personal secreta guardada bajo cuatro llaves pero que incluye encuentros con empresarios, ONGs y personas "muy importantes".
Vidal viajó el miércoles a la noche con el ex ministro de Economía, Hernán Lacunza, y luego se plegó Alex Campbell que, por cuestiones personales, subió al avión un día más tarde. Nadie en su entorno quiere revelar el contenido preciso de una agenda que ella prefirió no ventilar pero, según confió una fuente cercana a ella, es parte de su posicionamiento para la campaña presidencial del 2023.
La ex gobernadora, en varias ocasiones, dijo que podría aspirar a ocupar el sillón de Rivadavia, un destino calcado al que busca Horacio Rodríguez Larreta. La relación entre ambos es excelente, están dentro del barco de los moderados y, café por medio, cuando llegue el momento encontrarán un acuerdo. Al final, el plumazo final estará teñido de los resultados de las encuestas.
Desde el vidalismo aseguran que no hay grieta entre halcones y palomas. Así, la ex gobernadora podría ponerse la camiseta de Patricia Bullrich - hoy contrincante directa - si es la que mejor mide. Lo mismo con nombres como el de Larreta, Diego Santilli o Mauricio Macri. En el fondo, lo que les importa es volver a gobernar el país. Por el larretismo no son tan abiertos pero reconocen que el jefe de Gobierno se hará a un lado si Vidal da mejor en los sondeos. En esa ecuación, no la mencionaron a Bullrich ni a Macri.
El viaje de Vidal tiene dos destinos: Washington y Nueva York con el objetivo de mantener el contacto con "el mundo", saber lo que pasa en Estados Unidos - en este caso -, cómo ven a la Argentina los inversores, organismos, funcionarios y políticos de otras latitudes. "Tenemos una relación permanente y cada tanto dialogamos con esos interlocutores", confió una fuente cercana a la viajera.
En ese derrotero, Mariu tiene agendadas varias reuniones para los próximos siete días con organismos internacionales, empresas, ONGs, emprendedoras argentinas y académicos con quienes se verá en desayunos y cenas de relacionamiento. "Lo que hacen los dirigentes que viajan", describen. Además, aseguran que, lejos de escaparle a la interna con Bullrich, la travesía fue organizada con un mes de anticipación, antes de que saltaran los chispazos. Desde el ala dura de la presidenta del PRO no se mostraron asombrados por la pequeña escapada: "Es su vida. Así ha sido su comportamiento", se limitaron a decir.
Salvo el encuentro del viernes con Luis Almagro, pactado por la OEA, el resto de la agenda fue acordada por la comitiva de Vidal. El diplomático uruguayo fue el primero de los destinos: "Reunión con @mariuvidal sobre trabajo que hará con Secretaría para el Fortalecimiento de la Democracia de @oea_oficial sobre la participación política de mujeres en procesos electorales", publicó en redes sociales. El posteo fue compartido por la dirigenta argentina que le agradeció "por la confianza y por darme la posibilidad de hacer mi aporte al fortalecimiento de la democracia en la región". La idea, de todos modos, fue no dar detalles.
Larreta es otro de los dirigentes con intenciones de viajar a Estados Unidos, puntualmente los mismos destinos que visitará Vidal. Se especuló con un vuelo entre junio y julio pero, por el momento, toda la travesía quedó en stand by en medio de la pandemia del coronavirus y la campaña de vacunación. No está descartado pero tampoco confirmado.