La UCR tendrá su foto de fortaleza esta noche en una cena en el Comité provincial bonaerense, en La Plata. Candidatos presidenciables, figuras nacionales y legisladores compartirán una cena cumbre sin un tema particular en agenda pero con la intención manifiesta de disputar el liderazgo de Juntos por el Cambio, una tarea que también desvela a Mauricio Macri, preocupado por que el PRO se mantenga como capitán del barco opositor. El partido centenario entiende que un espacio movilizado, con postulantes fuertes a nivel país, serán factores clave para ordenar y hacer surgir nombres en cada uno de los distritos porque la expectativa, la posibilidad de ganar, ordena.
Maximiliano Abad, presidente de la UCR de Buenos Aires, será el anfitrión de una comida que se transformó en una cumbre partidaria. Figuras del más alto nivel radical viajarán a territorio bonaerense, lo que se interpretó como un gesto importante a la hora de marcar la centralidad de la provincia más populosa del país. Después de la elección sorpresiva de Facundo Manes, donde el mapa local se pintó de rojo salvo en el sector del conurbano, el radicalismo generó la necesidad de poner candidatos en cada uno de los 135 municipios para disputar el padrón más gordo de la Argentina.
A la cena asistirán el titular del radicalismo nacional, Gerardo Morales, el gobernador de Corrientes, Gustavo Valdés, el senador Alfredo Cornejo y el diputado Facundo Manes. Los cuatro nombres están ubicados en la línea de largada electoral por el sillón de Rivadavia y su presencia en un mismo escenario generó perspectivas a futuro: a diferencia del PRO, que hoy plantea la posibilidad de competir entre sí, el acuerdo tácito de la UCR estipula la declinación de las candidaturas con menos probabilidades de llegar a buen puerto para acompañar a la mejor boleta. La unidad.
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También compartirán la mesa el ex senador Ernesto Sanz, el diputado Mario Negri, sus compañeras de bancada Roxana Reyes, candidata al Consejo de la Magistratura, e Inés Brizuela y Doria, el jefe del bloque de la UCR en la Cámara Alta, Luis Naidenoff y su par, Carolina Losada. El faltazo más estruendoso será el de Martín Lousteau, que fue invitado pero no asistirá. Desde el entorno del legislador porteño se explicó que lo convocaron con poco tiempo de anticipación y ya tenía compromisos previos.
Según supo este portal, la cena no fue pensada con una agenda previa aunque habrá temas centrales a discutir, sobre todo con perspectiva a futuro. La cuestión más importante será definir, nuevamente, el rol del partido en la alianza de Juntos por el Cambio. No hay dudas de que la UCR seguirá dentro de la coalición pero con los resultados del año pasado, la estructura, la movilización actual, los nombres propuestos para el año que viene y el "mejor" presente del espacio en el último tiempo, se hizo menester rediscutir la correlación de fuerzas. Y el PRO lo sabe.
En ese marco, no resulta para nada alocado que ambos partidos mayoritarios quieran liderar la coalición pero siempre respetando al otro y reconociéndole su peso. No como en 2015. Para la UCR, el comando debería ser centenario. Para el PRO, y así lo planteó Macri en el almuerzo de este lunes con figuras de su partido, el macrismo tiene que hacer lo posible para mantenerse como el capitán del barco. O sea, no eludió la disputa interna de la alianza.
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Cuando asumió como presidente del Comité Radical nacional, Morales dejó en claro que la intención no es adueñarse de Juntos por el Cambio sino tener una relación simétrica con el macrismo, ser parte de la toma de decisiones y del proyecto político, algo que no sucedió en 2015 cuando se tuvo un rol secundario. Internamente, concentrar esfuerzos para lograr que el radicalismo sea el partido que ponga al nuevo jefe de Estado en la Casa Rosada.
Ahora, confiados en que tienen un buen candidato presidenciable, en referencia a Manes, la UCR hará lo posible para disputar en cada rincón del país. En la mesa habrá cuatro pretendientes del sillón de Rivadavia y, según se plantea, no habría problema en declinar candidaturas menos fuertes para apoyar a la más prometedora. Algo que el PRO todavía no consiguió. Se entiende que un partido movilizado, un fuerte armado nacional, un nombre importante al frente de la boleta, serán elementos clave para poner postulantes propios en los 135 municipios bonaerenses, con posibilidades de quedarse con media provincia en 2023. La expectativa ordena.