La dirigencia del PRO salió a buscar votos en plataformas digitales y decidió mostrar dos caras de una misma campaña: utilizar las nuevas formas de comunicación pero también, y sobre todo, focalizar en las herramientas tradicionales efectivas para conseguir votos: la militancia y la fiscalización. Con una entrevista en Twich y un zoom interno con voluntarios partidarios, los pesos pesados de Cambiemos quisieron interpelar a distintos públicos concentrados en ejes puntuales. En el primer caso, el chiste, la situación descontracturada, la humanización del líder y, en el segundo, la estrategia que no falla, poner el cuerpo. Pero, nuevamente, un objetivo claro para noviembre: sacarle el quórum al Frente de Todos en el Senado y quedarse con la presidencia de Diputados, algo que nunca pasó. La oposición no preside la Cámara Baja, ni siquiera teniendo más bancas.
El PRO supo mostrar, en estas semanas, algunas preocupaciones y objetivos propios. En primer lugar, que los votos se consiguen en la calle, caminando, hablando con la gente y con territorialidad. Las figuras nacionales sirven y funcionan pero no en todos lados. Por otro lado, la necesidad de fiscalizar o atender a los fiscales y, finalmente, el trabajo de hormiga: llevar personas a votar si no pueden hacerlo.
En una entrevista interna, el diputado y candidato Fernando Iglesias dejó en claro una estrategia complementaria, en este caso parlamentaria: bloquear cualquier funcionamiento del Congreso que no sea enteramente presencial porque el Frente de Todos no podrá conseguir el quórum tan fácilmente si los legisladores tienen que ir al edificio de avenida Entre Ríos y Rivadavia.
“Puede pasar que la gente convierta el Congreso en otra cosa, que terminemos con el quórum automático en Diputados y en Senadores”, dijo María Eugenia Vidal en una entrevista, para “frenar todas las locuras” del kirchnerismo pero “también para que podamos empezar a sembrar el camino de la salida de esto” con un “bloque de 120 diputados en todo el país”. Por eso, le pidió a los voluntarios “salir a buscar a los que no están convencidos” de su voto.
En medio de una disputa de sufragios duros con Javier Milei, Vidal se encargó de marcar que “Juntos por el Cambio es la única alternativa real al kirchnerismo en la Argentina” y aclaró que “esta no es una elección legislativa más” porque “es más grande de lo que imaginábamos. Para nosotros era un freno, un basta. Eso ya pasó. Ahora la oportunidad es frenar el quórum en ambas Cámaras y tener la presidencia en la Cámara de Diputados”.
Esta semana, en diálogo con El Destape Radio, la senadora del Frente de Todos, Juliana Di Tullio, habló sobre el tema y alertó un intento de golpe institucional. Es que el presidente de la Cámara de Diputados es el tercero en la línea de sucesión presidencial después de la vicepresidenta y la presidenta provisional del Senado. Por lo tanto, por una cuestión obvia, no queda en manos de la oposición más allá de que el titular del cuerpo se elige por el voto de los legisladores.
Militancia y fiscalización
En un encuentro con la militancia tercerizada de voluntarios PRO, un rato antes, Guillermo Dietrich arengó a los seguidores para fiscalizar, salir a la calle, caminar, convencer y hablar con la gente en todos los ámbitos de la vida y, sobre todo, ir a buscar a quienes no votaron. En un zoom interno, el ex ministro de Transporte describió la elección cambiemita del 12-S como una “ola subterránea de manos que se agarran, que se unen” para derrotar al Frente de Todos, “mucho más profunda, estructural, definitoria e identitaria de lo que parece”. En lo que fue un show metafórico, esas manos, después de las PASO, se convirtieron en “manos que se alargan” para abrazar a la ciudadanía de una punta a la otra del país.
El ex funcionario bajó la línea de salir a la calle para hablar con los vecinos, los amigos, los jefes, los empleados, con el taxista y el pasajero del colectivo, sin pelearse, para plantearles el punto de vista de Juntos por el Cambio pero concentrados, en particular, en aquellos que no fueron a votar en la PASO. “Decirles la importancia de que voten, un voto cuenta”. Este año, producto de la pandemia y cierto cansancio con la dirigencia política, casi el 9% de la ciudadanía a nivel país no fue a las urnas. Sólo en Buenos Aires, el número ascendió a más de 4.300.000 personas, más de 700 mil en la CABA y más de tres millones y medio sólo en las ocho provincias que eligen senadores: Catamarca (144.974); Chubut (154.857); Corrientes (322.173); Córdoba (1.112.207); La Pampa (94.407); Mendoza (416.025); Santa Fe (1.019.304); Tucumán (275.851).
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Dietrich está a cargo del voluntariado y mantiene reuniones quincenales con distintos grupos para bajar la línea de la calle y, sobre todo, de la fiscalización. Para él, la sorpresa generada por la elección interna de septiembre fue la misma que la que se desprendió de las Ejecutivas del 2019 porque el Gobierno nacional no amplió su diferencia respecto de Juntos por el Cambio. Por eso, “los votos hay que cuidarlos” y ese fue, analizó, uno de los grandes cambios del 2013 o 2015 a la fecha. “Cada uno de ustedes que está en esos lugares ásperos del conurbano, de Tucumán, de Formosa, de Santiago del Estero” sabe que si los fiscales no están ahí, “nuestros votos desaparecen”.
Así, el desafío “no solo es tener un fiscal, es la actitud”, “tenemos que comernos la cancha y eso deja perpleja a esa ola que intenta hacernos creer que ellos son los que tienen la verdad y que el país es lo que ellos son y ellos creen” que es. Frente a la situación, dijo Dietrich, los simpatizantes PRO tienen que “estar alerta” y adelantó que desde el espacio van “a denunciar todas las cosas que atenten contra la libertad de votar”.