Cambiemos reperfila su estrategia tras el intento de magnicidio

El escenario se polarizó aún más pero algunos tienen la expectativa de que la división extrema haga crecer a un centro político deseoso de volumen político y contenido.

06 de septiembre, 2022 | 00.05

En la oposición, la total rebeldía quedó encapsulada y dejó traslucir dos posiciones bien diferenciadas: por un lado, la de la confrontación sin repudio, menor, y, por otro, la del rechazo con "peros". Sin violencia "pero" sin uso político, sin violencia "pero" sin señalamientos ni búsqueda de autores del discurso de odio. Esto derivó, al mismo tiempo, en dos estrategias: la de los halcones con la polarización extrema y la de las presuntas palomas, con guiños al centro que, en algunos casos, se mostró como estructura de campaña y, en otros, como un movimiento pendular deseoso de contenido o volumen político.

Para Juntos por el Cambio, todavía es muy pronto para analizar la dirección de las posturas politico - electorales. El reacomodamiento interno post intento de magnicidio todavía no quedó claro, sobre todo porque para la alianza el Gobierno salió a tensar las relaciones en medio de un repudio semi generalizado. Según la coalición, el discurso del oficialismo planteó la necesidad de salir a buscar responsables del odio en vez de hacer un llamado moderado, la famosa "oportunidad histórica" de conseguir una foto de consenso, pacificadora. Esa postura, en vez de unificar el arco político, lo polarizó más.

En ese escenario, los actores moderados encontraron una escena incomoda discursivamente en relación a los extremos, mucho mejor ubicados y con una estrategia clara. De uno o de otro lado. Sin embargo, el centrismo podría haber encontrado un lugar para desarrollarse y crecer en medio del hartazgo de la grieta. La esperanza de un sector. Para algunos, el jefe de Gobierno porteño no salió perdedor porque no fue el encargado de la seguridad de Cristina Kirchner, porque las vallas podrían haber ayudado a evitar la situación y porque salió a condenar el atentado. Lo hizo más de una hora tarde, en tándem con otros líderes de la alianza.

Horacio Rodríguez Larreta se comunicó, en la noche del jueves, con Alberto Fernández y Eduardo de Pedro, el presidente de la Nación y una de las personas más cercanas a CFK. El ministro del Interior fue uno de los apuntados, el domingo, por Mauricio Macri que lo puso como blanco ante una posible carrera electoral en 2023. Si bien el jefe de Gobierno se puso a disposición de las autoridades nacionales, de momento, no está en agenda ninguna encuentro personal ni foto pacificadora. Pero hubo contacto. La profundización de la polarización, con discursos extremos, podría, aún sin certeza, aumentar el centro. Pero eso solo no sería suficiente para quienes hicieron de él su valor político.

La capitalización dependerá, en buena medida, de la estrategia. Darle volumen y contenido político a la moderación, sin gestos aislados sino como parte de un todo más global. Facundo Manes encontró ahí su identidad y construyó en base a la premisa de superación de la grieta, de encontrar una salida política por fuera de la confrontación. Por eso salió a jugar fuerte en estas semanas convulsionadas y le costó golpes internos cuando se opuso a acompañar el pedido de juicio político contra Alberto Fernández. 

Larreta, que a veces confronta un poco más y otras veces un poco menos, no cambiará su posición por el episodio de extrema violencia. No ablandará ni endurecerá si discurso según el contexto. Para él, no hay halcones ni palomas y se ubicó en la vereda de la defensa del diálogo y el respeto sin abandonar la firmeza en caso de ser necesaria. Esa es la descripción que se hace sobre su figura.

Con Patricia Bullrich, tal vez la expresión más clara del costado duro de la alianza, la relación quedó casi congelada después de la interna por las vallas y la represión en la casa de Cristina el sábado de la semana pasada. Pero así como la relación quedó congelada, el tema quedó completamente freezado y no volvieron a hablar de eso. Hace siete días, la presidenta del PRO aseguró que llegaron a un acuerdo por el cual la Ciudad le consultaría a sus socios las medidas a tomar, en caso de querer consenso político, o quedaría en soledad. Eso, según filas porteñas, no fue aceptado.

Ahora, la alianza deberá encontrar un equilibrio en medio de diferencias profundas respecto a la convivencia en democracia. Diferencias que quedaron plasmadas el sábado en la sesión especial de Diputados donde él PRO decidió acompañar el proyecto de resolución de rechazo al atentado pero se fue del recinto. El radicalismo, en la previa, intentó destrabar la negociación con el oficialismo lo que derivó en la aprobación amplia pero no en una foto clara de unidad. El texto se cambió, los discursos no fueron contra nadie y no hubo personas en los balcones pero, para el macrismo, hubo un uso político de la situación y no quiso ser parte.

El radicalismo se quedó, también lo hizo la Coalición Cívica. Juan Manuel López, de las filas de los lilitos, dejó expuesta la gran diferencia interna al apuntar contra Patricia Bullrich en la previa. La acusó de ser parte de una generación "para la que la violencia era una opción", le llovieron las críticas halconas y tuvo que dar marcha atrás. El espacio de Elisa Carrió hará, el jueves a la tarde, una actividad en Palermo para charlar sobre el trabajo de investigación realizado por ellos para llegar a los elementos que le dieron vida a la causa Vialidad. El evento había sido programado antes del intento de magnicidio. La vida sigue.

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