Horacio Rodríguez Larreta paseó por más provincias que Patricia Bullrich a la hora de recibir resultados electorales. En todas, cuidó que la foto sea una foto de alegría. Ya sea en tierras propias como en latitudes ajenas, para el batacazo, prefirió no estar en donde las malas noticias aparecieron casi aseguradas en la previa. Su contrincante apeló a otra estrategia, la de estar cerca de los leales y establecer lazos que permitan generar una red de contactos federales a su incipiente construcción nacional.
Por eso, llamó la atención - o no, según la encuesta que se mire - que sólo Larreta haya definido, con bastante anticipación, su presencia en el búnker ubicado en el Hotel Ariston, en pleno Rosario. No irá solo, estará acompañado por otra de las figuras que decidió apoyar la fórmula de Maximiliano Pullaro (UCR) y Gisela Scalgia (PRO), Martín Lousteau. Una nueva foto entre ambos dirigentes para terminar de sellar una alianza más que consolidada.
Patricia Bullrich terminó de confirmar su presencia el sábado. Planificó llegar el domingo a la provincia, en vuelo de línea, para estar en el Salón Metropolitano, también en Rosario. Allí, Carolina Losada (UCR) y Federico Angelini (PRO) esperarán los resultados junto a Anita Martínez, precandidata a senadora por el departamento de Rosario y Alejandro Rossello, pustulante a concejal por esa ciudad. La precandidata presidencial estuvo en la provincia el jueves, cuando volvió a ratificar su apoyo a la dupla que acompañó desde el inicio.
En su recorrida de esta semana, destacó la difícil situación de Rosario y la atención que le prestó cuando fue ministra de Seguridad porque tenía "que generar una decisión de que sea la Ley la que mande y no los narcos". Frente a eso, para ella ahora "se empoderó a los delincuentes y se destruyó la confianza que la sociedad tenía en quienes los cuidaban”. Su compañero de fórmula, Luis Petri, apuntó, para cambiar el destino, a la creación de "cárceles de máxima seguridad", el incremento de "penas por los delitos narco" y el restablecimiento de "la Dirección de Inteligencia del Servicio Penitenciario”.
Losada se abrió de la conducción nacional del partido en manos de Gerardo Morales y formó parte de un nuevo espacio integrado por radicales desencantados que fue aprovechado y atraído por Bullrich. Pero la senadora también supo cosechar los apoyos de María Eugenia Vidal y Mauricio Macri que pidió unidad después de las PASO.
Un pedido realmente complejo teniendo en cuenta que Losada ya anticipó que, en caso de ganar las internas, no convocará a Pullaro por considerar que tiene vínculos con comisarios y efectivos de las fuerzas de seguridad vinculados al narcotráfico. En diálogo con El Destape Radio, Angelini ratificó esta postura pero también dijo que, en caso de perder el domingo, no harán nada que atente contra una victoria del frente de frentes en las generales del 10 de octubre, aunque marcando las diferencias.
Las diferencias crecieron con el correr del tiempo. La primera en plantearlas fue Elisa Carrió que después de una seguidilla de múltiples actividades de campaña tuvo que ser internada y decidió hacer reposo una vez obtenido el alta. Su espacio, la Coalición Cívica, se abrió del frente de frentes e irá en soledad a las elecciones. Un distrito que la encontró lejana a Larreta, su gran aliado político.
En el búnker que servirá de alojamiento temporal para el jefe de Gobierno también habrá dirigentes locales importantes, apoyados por Pullaro, como Federico Lifschitz, hijo del ex gobernador Miguel Lifschitz, que es candidato a concejal y se descarta una victoria segura; y Miguel Tessandori, un periodista deportivo muy conocido en Rosario que irá como candidato a intendente y convertirse en la sorpresa de la noche.
La misión rosarina no será sencilla para los no socialistas. El alcalde Pablo Javkin competirá con el mencionado Tessandroni, que es el que lo sigue a paso firme, cerca, desde atrás; además de a Enrique Estévez, Carlos Cardozo, Martín Malaponte y Gabriel Sarla. Se espera que el actual cacique vuelva a imponerse pero el periodista podría dar la nota.
En las generales, el peronista Roberto Sukerman, actual jefe de Gabinete del ministerio de Trabajo de la Nación, hombre de la línea de Agustín Rossi pero candidato de prácticamente todos en UP, fue el que mostró mayores chances de triunfo, lo que configuraría un escenario llamativo en lo provincia. Juntos Avancemos, el oficialismo local, llevará cuatro fórmulas. La que mostró más chances de imponerse con comodidad fue la del senador Marcelo Lewandoswki; pero también estará la papeleta de Marcos Cleri; de Eduardo Toniolli y de Leandro Busatto.
Unidos para Cambiar Santa Fe, el armado de Juntos por el Cambio más el socialismo, también tendrá una tercera opción para nada despreciable. En este caso, con Mónica Fein a la cabeza. La gran incógnita, de todos modos, pasará por la foto de la noche y el mensaje a enviar a propios y ajenos. Pero, en especial, la del lunes, cuando empiece la campaña para las generales del 10 de diciembre.
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Santa Fe es la tercera provincia, después de Buenos Aires y Córdoba, con mayor cantidad de electores. Con más de dos millones setecientos mil, representa al 8,06% del padrón electoral. Por lo tanto, el resultado no sólo será clave a la hora de mostrar un vencedor en un distrito sumamente importante sino también por el empuje que podría dar para las nacionales.
Hasta ahora, Bullrich optó por estar en dos búnker. El primero, para las PASO mendocinas en una victoria con gusto a poco. Alfredo Cornejo, que en algún momento actuó como posible compañero de fórmula de Patricia, se impuso ante Luis Petri, pero por poco. Eso lo dejó muy cerca de Omar de Marchi, un dirigente que supo estar en las filas bullrichistas y larretistas pero que hoy por hoy mostró un armado netamente provincial aunque mantiene buenos vínculos con el jefe de Gobierno.
La foto cordillerana no fue la mejor. La otra, que pudo verse como un vaso medio vacío y medio lleno, fue en Córdoba. Patricia estuvo en la derrota de Luis Juez, formó parte de la puesta en escena para denunciar una especie de trampa electoral del schiarettismo y luego reconocer la pérdida democrática. Pero se llevó la foto de una Legislatura mucho más pareja y el honor de acompañar, en las buenas y en las malas, a los propios.
La gran pregunta es si la lealtad, sin importar cuántas malas fotos pueda acarrear, será un valor a destacar o sólo servirá para acumular momentos incómodos. Por eso, Larreta prefirió ir a los distritos donde la sonrisa estuviera habilitada. Celebró en San Luis y San Juan con triunfos pro amplitud del espacio; se mostró eufórico en Jujuy, viajó a Corrientes para fidelizar su vinculo con Gustavo Valdés y frenar una posible migración a filas bullrichistas y se comunicó con el resto desde la CABA. Presencia pero cuerpo en la victoria.