El martes, Cristian Ritondo puso de moda el regreso de las especulaciones sobre la ausencia del nombre de Mauricio Macri como candidato presidencial. Lo hizo al sostener, después de un desayuno PRO, que los tres postulantes para la Casa Rosada por el macrismo son Patricia Bullrich, Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal. Si bien eso no rechazó la posibilidad de la aparición del líder amarillo en una papeleta, lo corrió del debate actual y su primo, otro Macri, volvió a reiterar un concepto que, en on y en off, se viene conversando hace tiempo en las filas del partido: el ex mandatario quedaría como una guía para el resto, fuera de la carrera hacia las urnas. En el mientras tanto, otros gestos que también abonaron la teoría de un Mauricio desde la tribuna mientras los principales referentes siguieron con sus respectivas campañas, incluso con fuertes guiños de cooperación cruzada.
“No lo veo a Mauricio en ese rol” de candidato, dijo el ministro de Larreta en LN+ y agregó que lo ve “más enfocado en un rol de mentor” porque “no” tiene ganas de postularse para la presidencia y está, según su percepción, “más enfocado en eso, en ser una especie de cuidador de que todo lo que hacemos tenga un sentido”. Justo la semana en que la vicepresidenta, Cristina Kirchner, retomó el centro de la agenda política con la chance de volver a ser candidata, el líder del PRO mandó señales en el sentido contrario, de hacerse a un lado.
Hasta ahora, no hubo ninguna confirmación macrista sobre una retirada de la contienda electoral, tampoco sobre una participación. El ex presidente se mostró bastante firme en su discurso de enfocarse en el “para qué”, en vez de las candidaturas, y se concentró en esquivar la conversación sobre su nombre en una boleta. Para él, esas señales fueron lo suficientemente claras pero el macrismo decidió patear las definiciones para marzo o abril del año que viene, por lo que todo podría suceder.
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Sin embargo, hubo un gesto que llamó la atención. Patricia Bullrich viajó a Santa Fe con sus equipos de gobierno y estuvo, entre otros, con Federico Angelini, vice del partido a nivel nacional y un dirigente identificado directamente con Mauricio Macri. Según replicó ella misma, el diputado lanzó que “los cambios que necesita la Argentina son muy grandes, y solamente una persona como Patricia Bullrich, con este gran equipo, tiene el coraje para enfrentarlos”. Si “solamente” ella puede encarnarlo, Macri estaría corrido de la contienda. De hecho, para quienes quisieran al ex presidente en la carrera electoral, la opción B es, claramente, la actual titular del espacio. Algo que quedó claro con esa declaración.
En ese viaje, Bullrich aprovechó para calentar la interna en el PRO frente a Horacio Rodríguez Larreta. A tres días de haber firmado una tregua que duró poco, la presidenta del PRO cruzó al jefe de Gobierno de forma indirecta por el tema de las retenciones. El porteño había planteado que “al que venga y te diga que va a llevar las retenciones a cero de un shock, no le creas”, a lo que la ex ministra respondió que a ella sí le van a creer porque con su equipo están “haciendo un cálculo, que si uno reemplaza impuestos improductivos, como las retenciones, con un impuesto razonable como el Impuesto a las Ganancias, logra que el campo invierta”.
La indirecta tuvo lugar el mismo día en que la legislatura porteña debatió el presupuesto local 2023, donde el sector bullrichista amenazó con no acompañar la propuesta de Larreta si no se reducían determinados impuestos. Con un número ajustado, el mandatario tuvo que ceder y se llegó a un acuerdo para modificar la alícuota de impuesto a los sellos, aplicado a la compra y venta de propiedades, siguiendo los lineamientos del consenso fiscal de 2017. También se incluyeron el gravamen de la ocupación del espacio público para actos y eventos, la eliminación de las cargas en el ABL por mejoras en la zona de la vivienda en cuestión o cuestiones vinculadas a publicidades en vidrieras pequeñas.
El cruce por las retenciones, al igual que el acuerdo en la Legislatura, llegó luego que ambos bandos macristas acordaran la conformación de un equipo de coordinación comunicacional para los campamentos con la finalidad de evitar cruces públicos innecesarios que calienten la interna y desvíen el foco. Según se explicó tras el pacto, ya había una instancia similar en funcionamiento, evidentemente con falencias en los resultados. Casi en paralelo a esta ruptura de la tregua, Larreta, desde el congreso de la UIA, cuestionó la existencia de la grieta, de considerar como un enemigo al que piensa distinto y aseguró que trabaja para “destruir” esa división. “Creo que la política tiene que dar el ejemplo y, para ser sincero, últimamente no hemos dado el ejemplo”, manifestó en clara referencia a las disputas internas con el sector combativo de su partido y destacó que todos los actores deberían poner lo suyo “para bajar la conflictividad” en el país. "Eso no va más en la política, no va más en la sociedad. Intentemos algo diferente. Llevamos demasiadas décadas divididos".
Quien también volvió sobre el concepto del consenso, en el mismo congreso industrial y con sólo unos minutos de diferencia de Larreta, fue Gerardo Morales. El mandatario de Jujuy confirmó que es candidato a presidente, algo extraño para los múltiples postulantes anticipados que marcaron una clara participación pero ningún lanzamiento oficial. Los dos mostraron una similitud respecto al diálogo: para el capitalino, la experiencia de la CABA con un gobierno de coalición en el que los socios tienen una alta participación en la gestión. Para el gobernador, la experiencia del Norte Grande, un grupo de dirigentes peronistas y radicales que lograron convivir para impulsar el desarrollo de la región.
Larreta y Morales son una de las tantas variables manejadas para una posible fórmula presidencial mixta. Macri y Morales tienen una pésima relación, pero el jefe de Gobierno se encargó de tener al líder de la UCR cerca, pese a los cuestionamientos de otros radicales a la gestión del jujeño. Para el capitalino, que aún no se lanzó como candidato presidencial, su vice debería ser elegido por la Convención del partido centenario y no a dedo por él, básicamente para mostrar un respeto por los mecanismos internos del espacio. Pero mostraron, en ese congreso industrial, un trabajo coordinado entre ambos.
Los dos anticiparon proyectos que se presentarán en los próximos meses. Larreta adelantó que será necesario “actualizar la legislación laboral” porque la “industria del juicio y el sistema de multas arbitrarias quiebran empresas todos los meses” y, producto de ello, “se contrata casi nada”, como si hubiera temor. Según recordó, en el Coloquio de IDEA se comprometió, junto a Morales, en presentar un proyecto de ley para bajar multas y establecerlas en base a un cálculo previsible “que no quede a discreción de un juez”. Sostuvo que estaría listo antes del final del año, le pidió ayuda a los empresarios para conseguir consensos con el oficialismo - lobby - y, casi con ansiedad, aseguró que no se puede esperar al cambio de gobierno para impulsar esa reforma.
La iniciativa fue retomada, poco después, por el propio Morales que también hizo foco en los planes sociales. Un tema tabú para la oposición porque, por lo bajo, reconoce que la gestión de Mauricio Macri fue la gran promotora de la multiplicación de la asistencia estatal. Según el jujeño, “el asistencialismo no resuelve estructuralmente la pobreza”, sino “la generación de empleo”. Y ejemplificó que “los cañeros en su provincia no consiguen trabajo porque quieren cobrar el bono de $45 mil y no quieren ser trabajadores formales. Hay que terminar con la joda que ha roto la cultura del trabajo y el esfuerzo en la Argentina. Ese es un tema en el que hay que hacer cirugía mayor”. Al respecto, adelantó que en los próximos meses presentará un plan sobre el tema.
Este es un tema trabajado por las fundaciones de Juntos por el Cambio, como muchos otros. Dentro de los consensos, las distintas partes acordaron que no se pueden sostener los planes sociales durante un tiempo muy prolongado pero que tampoco se pueden sacar de la noche a la mañana porque hay personas que realmente los necesitan. El que presentó un plan fue Néstor Grindetti, un hombre de Mauricio Macri y cercano a Patricia Bullrich. De hecho, ella replicó la propuesta en redes sociales. Básicamente, consiste en descentralizar la asignación y la operatividad pero no el control de lo que pasaría a llamarse “Seguro de desempleo” al que accederían las personas en edad de trabajar pero que estén sin trabajo. El derecho se extendería por un año, por un monto equiparable a la canasta básica y con la obligación de inscribirse en una bolsa de trabajo de cada región, no pudiendo rechazar ofertas formales de trabajo superiores al valor de esa canasta. También aborda la capacitación y la prestación de tareas para la comunidad en los municipios. La iniciativa sería complementada con el fomento a la producción de puestos de empleo con la baja de impuestos.