El radicalismo se le plantó al PRO en la disputa de cargos pero también de ideas. La ratificación de su presencia en la coalición opositora no estuvo exenta de críticas o respuestas a figuras como las de Mauricio Macri que, desde el PRO, aún minimizan el rol del partido centenario. La UCR no quiere ser testimonial sino que quiere competir por el poder y el liderazgo. La alianza sellada en 2015, a los tumbos, por el "sentido de la responsabilidad" de terminar con doce años de kirchnerismo se ampliará hacia la pelea por el contenido, sin dejar de lado los nombres. Lo dijo Macri, también lo comparten dirigentes amarillos: la velocidad en el armado de Cambiemos complicó la confección de un plan, algo que ahora no podrá repetirse ya que será la palabra mágica camino al 2023.
La elección del 2021 envalentonó a un radicalismo que mira a éste como el mejor momento partidario en décadas. Y aunque la agenda de extrema actualidad no haga foco en las diferencias opositoras, Juntos por el Cambio enfrenta una feroz disputa de poder, tanto dentro de los partidos integrantes como de la alianza en general. Sobre el primer punto, el PRO trabaja para acercar posiciones entre halcones y palomas para evitar un desgaste innecesario, todavía sin éxito. En la UCR, en tanto, se lograron imágenes de unidad pero la fractura todavía es pública y se manifiesta en la división en Diputados entre los Morales o tradicionales y los Lousteau o autoproclamados renovadores. De hecho, desde Evolución se fomentan las PASO en cada rincón.
Pero a nivel alianza, JxC también tiene diversas posturas. El PRO y la UCR disputan la conducción de la fuerza mientras la Coalición Cívica quiere ganar protagonismo y evitar una campaña adelantada. En esa pelea por el liderazgo, el radicalismo le respondió al macrismo de Macri. Gastón Manes, hermano de Facundo y nuevo presidente la Convención, dejó en claro que el espacio no es testimonial sino de poder. La frase no fue casual ni ocurrente, sino que funcionó como réplica a un pensamiento que se publicó en Seúl, un portal manejado por Hernán Iglesias Illia, hombre de la comunicación de Mauricio, que funciona como "alterego" del ex presidente y toda la dirigencia opositora lee cada fin de semana.
En ese texto, el párrafo de la discordia: "Fue la alianza con Macri lo que salvó a un radicalismo que languidecía sin pena ni gloria y que iba camino de realizar su sueño: reducirse a una fuerza meramente testimonial sin capacidad de disputar el poder. Ese radicalismo que coqueteaba con Binner y jugaba al peronismo bueno de modales europeos fue el compañero de viaje perfecto para el populismo. Ahora les molesta ser “furgón de cola”. Era eso o la extinción". "Es lo que piensa Mauricio del radicalismo ", dijo una fuente del PRO sobre este análisis.
Para Macri, la UCR estaba camino a la desaparición y fue él quien la salvó de ese trágico destino. Por lo que debería ser agradecida. Pero ocurrió todo lo contrario, el radicalismo ganó fuerza y quiere disputar cargos e ideas. Tres de los cuatro gobernadores son radicales, en Buenos Aires tienen más intendencias y su intención es crecer en volumen hacia el 2023.
En ese camino, una postura que diferenciará a la UCR del macrismo duro y que mostrará coincidencias con la estrategia de Horacio Rodríguez Larreta. De ahí la intención del jefe de Gobierno de tener un vicepresidente radical, piensa en Gustavo Valdés. Esa postura es la de ser el camino del centro, entendiendo que implicará una visión de largo plazo con transformación. Por lo tanto, según dijo Manes, buscarán convencer al electorado desde "el centro popular" y no desde los extremos porque, coincidieron en la Convención, no solo hay un "populismo" de izquierda sino también uno de derecha y ambos tienen que perder.
En este caso, como Larreta y como Macri, lo ideal sería poder aclararle a la sociedad que nada se hará de un día para el otro y, al mismo tiempo, marcar una suerte de camino o perspectiva. No que el cambio va a doler, cómo plantearon algunos más combativos, sino que no va a ser sencillo. Más allá de eso, ya son varios los dirigentes opositores que se amigaron con la idea de la continuidad de proyectos. Larreta quiere, en caso de llegar, ser la cabeza de un gobierno de transición hacia esa construcción duradera.
La UCR apostará no solo por las candidaturas sino por el contenido. Y uno de los puntos en los que hace foco es la cuestión social. Desde el partido centenario se dijo que la mesa nacional celebrada hace una semana fue motorizada por esa fuerza, aunque desde el PRO aclararon que fueron varios los que la empujaron. Sin embargo, no se desconoció el peso del radicalismo a la hora de incorporar estos temas, más allá de la "maduración" macrista.
El plan social todavía no está. Básicamente, todavía no hay ningún plan pero la intención es tenerlos listos este año para encarar el 2023 con una carpeta de contenidos. En el comunicado difundido la semana pasada se alcanzó el consenso pero por ahora son todos lineamientos. En principio, el acuerdo básico es uno: los planes sociales tienen que seguir pero con una mejora del sistema y sacando a las organizaciones intermediarias.
El recorte, dijo una fuente con conocimiento del trabajo realizado, no puede hacerse en materia social dado el contexto. Ese será un punto de importante discusión porque, al menos desde el macrismo, ya se señaló al déficit como la causa primera de la inflación. Por eso, los análisis sociales están íntimamente vinculados a los equipos económicos que todavía desconocen el estado de la economía del futuro. Pero si el ajuste no lo quieren hacer en planes, ¿en qué? Según se observó, hay grandes desigualdades y problemas en dos temas: jubilaciones y tarifas. Sin precisiones - aún - de políticas sobre estos temas.
El plan, del que tanto se habló esta semana, sera.clave para la oposición. Las encuestas marcaron que la gente espera contenido en la elección, una hoja de ruta y el equipo que la ejecutará. Por ahora, el plan no tuvo contenido, sólo título. Pero aseguran que están trabajando en ello con reuniones todas las semanas y que este año debería estar listo. El slogan vacío debería quedar atrás. Una respuesta a la campaña de Macri en 2015, pero una propuesta que el ex presidente abrazó en declaraciones mediáticas.
Más allá de que cada candidato, cada rama, cada visión eligió a su equipo, todos confluyen en un mismo espacio de debate y todos terminarán de redactar el plan final. No habrá diferencias, tal vez solo improntas.