La dirigente social Milagro Sala cumplió hoy ocho años detenida por liderar un acampe, en una situación procesal que se agravó con la acumulación de causas y condenas. A fines del año pasado, la dirigente social debió ser trasladada a La Plata luego de una prescripción médica, tras una intervención quirúrgica por una trombosis que estaba afectando su salud. En un nuevo aniversario, aseguró que "muchos nos soltaron la mano".
El 16 de enero de 2016 se produjo la detención de la líder de la Tupac Amaru en Jujuy tras el reclamo en la plaza central jujeña, copada por más de 20 organizaciones sociales, para exigir respuestas al mandatario Gerardo Morales sobre el funcionamiento de las cooperativas de trabajo. Sala fue detenida por "instigación a cometer ilícitos y tumultos", hecho que se investigó y fue elevado a juicio oral en 2019.
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La prisión para Sala significó un devenir de causas judiciales que se instruyeron a nivel local: algunas llegaron a juicio oral, donde fue condenada; otras están pendientes de resolución y, en algunas, fue sobreseída. La inquietud de Sala en los últimos años, según ella misma manifestó, tiene que ver con que su situación judicial "ha empeorado" porque tiene "más causas que las que tenía en 2019", y además porque hay otras por las que estarán yendo a juicio ella y otras personas por delitos de fraude o lavado de dinero.
En este marco, en diciembre de 2022, la Corte Suprema de Justicia desestimó el recurso de la defensa y dejó firme la condena a 13 años de cárcel a la dirigente social, en el marco de la causa "Pibes Villeros", donde se la acusó por asociación ilícita y defraudación al Estado. "El recurso extraordinario, cuya denegación motivó la presente queja, resulta inadmisible", dice la resolución del máximo tribunal conformado por Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz, Juan Carlos Maqueda y Ricardo Lorenzetti.
En un nuevo aniversario de su detención, Sala brindó una entrevista en la que lamentó que hayan naturalizado los presos políticos en el país y apuntó contra dirigentes del gobierno de Alberto Fernández.
“Los primeros años se hacían muchas actividades para los presos políticos, después se tomó como que es algo normal que estemos presos. No nos preguntaron cómo nos sentimos, qué pasa por nuestras cabezas. Y yo me pregunto a mí misma y me respondo que ‘muchos nos soltaron la mano y terminaron de creer lo que dice Gerardo Morales, que somos culpables’”, afirmó en diálogo con La García. “Tuvieron en su mando darnos la libertad y no nos la dieron”, disparó.
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Para Sala, “más allá de que hay mucho dolor” afirmó que “nunca me pudieron domar” y afirmó que seguirán trabajando porque “hay muchos de nuestros compañeros, que estuvieron presos injustamente”. Enfatizó que “ese dolor le da fuerzas” para seguir.