El oficialismo de la Cámara de Diputados retomó este jueves en comisiones el debate sobre el juicio político a los integrantes de la Corte Suprema, con la exposición de los autores de los 14 expedientes que plantean cuestionamientos a los miembros del máximo tribunal.
En este contexto, Patricia Isasa, una militante por los derechos humanos que acusa al presidente de la Corte Suprema Horacio Rosatti de haber dado refugio a un represor en la municipalidad de Santa Fe, declaró este jueves ante la Comisión de Juicio Político de la Cámara de Diputados.
En la denuncia, Isasa aseguró que, mientras Rosatti fue intendente de esa ciudad, trabajaba en la Comuna el expolicía Eduardo Ramos Campagnolo, quien la había secuestrado durante la última dictadura cívico-militar que inició en 1976. Según su relato, mientras estuvo detenida, ese hombre la "torturó y violó" y, pese a que pudo mantener una entrevista con Rosatti para advertirle la situación, él no lo removió de su puesto.
"Rosatti conoce el tema de primera mano. Yo le pedí una audiencia en 1998 y le mostré las pruebas que tenía", contó Isasa en diálogo con Radio 10.
Patricia Isasa fue secuestrada a sus 16 años en Santa Fe. Era una adolescente que participaba del Centro de Estudiantes y activista menor de la Unión de Estudiantes Secundarios. En un descargo que hizo a través de su página web, contó todos los detalles sobre lo que vivió esos meses de detención al comienzo de la dictadura militar.
"Quise testimoniar sobre este horror vivido, para que los culpables sean juzgados. Para que los represaliados (desaparecidos, asesinados, secuestrados, detenidos, presos, exiliados, familiares, amigos y compañeros) sean recordados y reconocidos en sus íntimas luchas. Para que se haga Justicia. Para que esta catástrofe, de la que soy víctima directa NUNCA MAS se repita", expresó.
Isasa contó que apenas llegó a la comisaria contó que tenía Rubeola, pero nunca le dieron su medicación correspondiente por lo que pasó sus días con "fiebre muy alta; con vómitos, chuchos de frío y algunas convulsiones". Le cubrieron la cabeza con una capucha, le esposaron las manos, los pies, y con unas vendas le ataron las manos a los pies "quedando totalmente inmovilizada en posición de cuclillas durante mas de 160 hs., con la sola excepción de una vez al día para ir al baño".
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"Y se viene lo peor", le advirtieron los represores. Isasa fue torturada y abusada sexualmente reiteradas veces en distintos campos de concentración de Santa Fe. También fue testigo de torturas y violaciones a sus compañeros.
"Si bien no pude verlos , recuerdo sus voces, sus palabras, sus vicios. Me ordenaron que me sacara la ropa, me amarraron los pies y las manos a un elástico metálico de cama turca. Desnuda, encapuchada, con apenas 16 años, en la soledad de una desconocida Comisaría y en manos de un ’patota’ patética, corrieron varias de las peores horas de mi vida. Me ahogaron varias veces, el ’submarino seco’ que le dicen, intercalado con insultos y algunas vagas preguntas sobre mi participación en el Centro de Estudiantes. El dolor y el horror fue creciendo, y decidieron picanearme. La picana duele, quema, arde en lo más hondo de la piel, me shockeaba, me arqueaba, y comenzaron a golpearme. Deseaba que terminara pronto, creo que ya no aguantaba mas y el desmayo fue mi fuga de aquel aquelarre", relató.
La trágica historia de Patricia Isasa fue narrada en la opera canadiense “The Trials Of Patricia Isasa” y los documentales “Bajo la Capucha: Un Viaje al Extremo de la Tortura” realizado en Chile y “El cerco” de producción argentina.
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Isasa descubrió que uno de sus torturadores, Eduardo Alberto Ramos Campagnolo, tenía un puesto en la secretaría de Cultura. Por este motivo, pidió una audiencia con Horacio Rosatti, quien era en ese entonces intendente de Santa Fe y a quien le contó toda su historia y le mostró material probatorio. "Le dije que había sido secuestrada durante la dictadura, que él era el represor que había entrado de civil a mi casa a cara descubierta, que me llevó a un primer campo de concentración, que en ese lugar me puso en situaciones estresantes siendo yo menor de edad, que a los pocos días me violó y que me torturaron… le conté todo ese periplo que sufrí".
Sin embargo, Rosatti se limitó a responderle: “vamos a ver qué hacemos...”. También, según Isasa, le preguntó si tenía trabajo. "Le dije que sí, por supuesto, soy arquitecta, me ha ido bien en la vida, no entendí el palo. Me pareció totalmente desubicada esa pregunta, mucho tiempo después deduje que podía ser un ofrecimiento laboral para hacerme callar", reveló en diálogo con Agencia Paco Urondo.