El gobernador Juan Schiaretti se prepara para encabezar la presidencia de un PJ de Córdoba "libre de kirchnerismo", como les gusta definir en la gobernación, y. en verdad, también del Frente de Todos. Así, el ex senador Carlos Caserio, quien busca armar el "albertismo" en la provincia, plantará resistencia contra el schiarettismo en el departamento de Punilla (Villa Carlos Paz) y también habrá internas en el departamento de Calamuchita. En el resto habrá lista única, por lo que el gobernador tendrá las manos libres para armar su propuesta provincial para 2023. Hay quienes sospechan de un pacto en carpeta con el macrismo, que le permitiría mantener su liderago en Córdoba a cambio de que vuelva a organizar una oferta nacional para un peronismo de centro que le robe votos al Frente de Todos. ¿Será así?
La relación de Schiaretti con el presidente Alberto Fernández viene con problemas desde 2019. Ese año el kirchnerismo bajó su lista para permitirle reelegir como gobernador, pero después Schiaretti se negó a apoyar a Fernández, pese a todos los gestos de acercamiento del entonces candidato presidencial. "Parece que le da lo mismo cualquier país", estalló Fernández. Schiaretti tiene un vínculo histórico con la familia Macri y se notó. Ya en la Casa Rosada, la relación no mejoró mucho. El ministro del Interior, Eduardo "Wado" de Pedro, trabajó para una lista de unidad que triunfó en la elección municipal en Río Cuarto, festejo del que participaron también Santiago Cafiero y Gabriel Katopodis. Todo en vano, durante 2021 los candidatos de "Hacemos por Córdoba" competían con los macristas para ver quién era más opositor al gobierno nacional.
A días de la elección legislativa, un video de Alberto Fernández arengando a dirigentes cordobeses se volvió viral en una versión recortada: definía a la provincia como "territorio hostil" y reclamaba que "de una vez por todas se integre al país". "Córdoba no se va a callar nunca", le retrucó Schiaretti. De todos modos, la estrategia de polarizar no le salió bien porque perdió las elecciones legislativas por escándalo: el candidato a senador de Juntos por el Cambio, Luis Juez, ganó por 30 puntos de diferencia.
Sin embargo, la retórica del oficialismo cordobés no cambió. Se mantuvo en línea hostil hacia el gobierno nacional y sus diputados votaron invariablemente en contra todas sus iniciativas, incluyendo el Presupuesto 2022. Por eso no extraña que, de cara las internas partidarias convocadas para el 27 de marzo, desde la gobernación plantearan que se elegirá un peronismo cordobés sin vestigios de kirchnerismo, que vendría a ser lo mismo del Frente de Todos, salvo alguna excepción puntual como el Movimiento Evita que integra el gobierno provincial. "Gobierna con una actitud feudal que no tiene nada que ver con el progresismo que predica", lanzó Schiaretti contra el gobierno central en su mensaje del 1 de febrero para la apertura de sesiones.
El gobernador no puede ser reelecto y aparece como principal candidato a sucederlo el intendente capitalino Martín Llaryora, un peronista de derecha pero de buen trato, de los que se llevan bien con todos, incluyendo al Gobierno que por ahí fantasea con un "ahora sí". Sin embargo, Llaryora no la tendría fácil si Juez fuera el candidato único de Juntos por el Cambio, la prueba fueron las elecciones de octubre. Por eso, desde el kirchnerismo especulan con la posibilidad de un acuerdo secreto entre Schiaretti con Mauricio Macri y Horacio Rodríguez Larreta por el cual se volvería a dividir en dos la oferta de candidatos a la gobernación de Juntos por el Cambio para facilitar el triunfo de Llaryora. A cambio, Schiaretti armaría una nueva fórmula nacional del peronismo disidente -con Roberto Lavagna, Florencio Randazzo, Juan Manuel Urtubey, el socialismo santafesino y algún partido provincial que puedan convencer- para restarle votos al Frente de Todos, que podrían resultar decisivos para evitar una definición en primera vuelta. Una hipótesis arriesgada.
No está claro qué hará el Frente de Todos en la elección a gobernador, que probablemente se convoque en mayo de 2023. Si hay una sola lista de Juntos por el Cambio seguramente no presentarán boleta para no restarle posibilidades a Llaryora. Pero si la oposición va dividida, ahí sí habría candidatos: el intendente de Villa María, Martín Gill, el diputado Pablo Carro y el propio Caserio son nombres que podrían encabezar la oferta del oficialismo nacional en un territorio que se sabe hostil. Probablemente más hostil que nunca, sin que las razones de ello estén del todo claras.