El candidato a diputado nacional por Avanza Libertad José Luis Espert usó políticamente el asesinato del kiosquero de Ramos Mejía y, lejos de invitar a la reflexión, propuso que "para que empiecen a tener miedo tiene que haber algunos que terminen bien agujereados antes”. No conforme, pidió que la gente apoye "a la policía a que haga eso".
“Transformemos en un queso gruyere a un par de estos delincuentes como los de ayer. Apoyemos a la policía a que haga eso y esto va a empezar a mejorar un poco. Pero si seguimos enarbolando la maldita doctrina abolicionista de (Eugenio) Zaffaroni, la gente de bien estamos fritos”, afirmó José Luis Espert en declaraciones a, nada más y nada menos que, el periodista de la ultraderecha Eduardo Feinmann en Radio Rivadavia.
En línea con los referentes de la derecha que no entienden que los Derechos Humanos son, por un lado, un organismo internacional y, por el otro, políticas de Estado, insistió: “Derechos humanos las pelotas, los derechos humanos para la gente de bien, de laburo. Para los delincuentes, cárcel o bala. Esto hay que darlo vuelta con la mano dura que corresponde".
"Ahora, creo que también para que los delincuentes empiecen a tener miedo tienen que haber algunos que terminen bien agujereados antes. Sino el mensaje no queda claro. Hay que dar un mensaje claro”, advirtió Espert exprimiendo al máximo el odio en los últimos días de campaña electoral.
Como si no fuera suficiente, puso en escena la conocida campaña de los referentes antiderechos en torno a la baja de la edad de imputabilidad para que los menores de edad sean juzgados como adultos. “Claramente desde el Congreso tenemos que promover leyes que bajen la edad de imputabilidad a los 12 o 14 años, que las penas sean de cumplimiento efectivo, subir las penas para homicidas y violadores y darle un apoyo político muy fuerte a la policía para que usen su arma reglamentaria contra un delincuente en defensa de un inocente”, aseguró.
Hacia el final de la entrevista en Radio Rivadavia, planteó que “la Policía con todo el derecho, cobra miserias, viven en letrinas laburando". "Encima son empalados por (los jefes de) la Policía cuando usan su arma, ni siquiera pueden utilizar la Taser. Nunca nos van a dar la seguridad que nos merecemos”, completó.