El empleado de la imprenta del partido bonaerense de Lanús en la que se hicieron los afiches contra la vicepresidenta Cristina Kirchner declaró ante un fiscal de la Ciudad de Buenos Aires y, si bien reconoció su participación en el hecho, no reveló quién le encargó el trabajo. Se trata de Francisco Serrano, quien al momento de los hechos era empleado de la imprenta Via Graphic, y declaró ante Mauro Tereszko.
Serrano reconoció que contrató a los Méndez (Christian y su padre Darío) para que pegaran los carteles en la vía pública, pero no identificó a la persona que le encargó el trabajo. Además, afirmó que le llegó a través de una "señora" que le escribía de una cuenta Yahoo que ya está dada de baja y se comunicaba mediante llamados de WhatsApp, según pudo reconstruir la agencia Télam.
Sobre la "señora" que contrató el trabajo no aportó mayores detalles, pero sí sostuvo que le resultaba extraña la situación y que desconfiaba, aunque de todas formas realizó el encargo. Junto con su indagatoria, Serrano aportó mensajes, audios, mails y en los audios se puede escuchar que la mujer que lo contactó dice varias veces que debe consultar con su jefe.
El nombre de Serrano aparece en dos expedientes: por un lado, en la causa en la que declaró este viernes, iniciada de oficio luego de que aparecieran los afiches en la Ciudad de Buenos Aires el lunes 28 de marzo pasado; y por otro, en el expediente que tramita ante la Justicia nacional, donde el fiscal Leonel Gómez Barbella ya había reclamado en dos oportunidades que el juez Manuel de Campos lo convocar a indagatoria.
En la causa que lleva la Justicia nacional está imputada también una mujer de 61 años, Lilian Melhem, quien fue identificada por un conductor de Uber como quien envió un pago a través del servicio de mensajería destinado a Serrano. El abogado de Melhem, Matías Cúneo Libarona, se presentó ante el juez de Campos para reclamar que se diera de baja la orden de detención (objetivo que logró) y poner a disposición del juzgado una computadora y tres teléfonos celulares de la imputada.
El dato llamativo de Melhem, según relató Serrano, fue que ante cada paso de la transacción supeditaba la aprobación (por ejemplo, del presupuesto de la impresión de los afiches) a la opinión de "su jefe". Menos aún, cuando estalló la situación por los afiches, Serrano intentó comunicarse con Melhem para aclarar la situación, pero dijo que la mujer tuvo una "actitud esquiva" y que su impresión fue que "respondía a alguien más".
Con información de Télam