En las elecciones presidenciales del 2023, el candidato Javier Gerardo Milei logró triunfar en segunda vuelta, gracias a una transferencia de votos masiva, a partir de los votos que la candidata Patricia Bullrich había tenido en la primera vuelta. Tanto la candidata Bullrich como el jefe político de su partido, el expresidente Mauricio Macri, apoyaron explícitamente votar a Javier Milei en la segunda vuelta electoral y en ese momento el expresidente Macri declaró: “En este momento, después de todo lo que hemos pasado juntos, creo que me puedo permitir pedirte que pienses que el voto en blanco no es una buena opción. La verdad, pienso que es como abandonar la esperanza y el propio futuro”.
El triunfo del candidato Javier Milei no abrió sino una serie de problemas, que persisten hasta el presente. En primer lugar, no se ha logrado conformar una administración competente y completa, cubriendo todas las líneas políticas del gobierno (ministerios, secretarías, subsecretarías, direcciones nacionales, direcciones de línea, representantes estatales en organismos mixtos e internacionales, etc.), lo que ha abierto fuertes internas cuya primera manifestación fue el despido del exjefe de gabinete Nicolás Posse, y su reemplazo por el anterior ministro del interior Guillermo Francos.
En segundo lugar, la exigua representación legislativa obtenida por los partidos políticos que acompañaron al presidente Javier Milei, lograda en la primera vuelta de las elecciones generales del año 2.023 le impidió a esta coalición política gestionar de ningún modo rápido la aprobación de proyectos legislativos provenientes del Poder Ejecutivo Nacional. Y esto quedó manifiesto con los cambios y transformaciones que tuvieron las dos leyes que hasta ahora este gobierno logró aprobar: La Ley 27.742, denominada Ley Bases, y la Ley 27.743, denominada Paquete Fiscal. Este trámite mostró la extrema debilidad legislativa del actual gobierno. Y este hecho precipita un posicionamiento respecto de las elecciones de medio término, que tendrán lugar en 2025.
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En esas elecciones los bloques de legisladores libertarios no pondrán ningún cargo en juego con lo que ellos tendrán pura ganancia, mientras que los partidos de la ex Coalición Cívica, pondrán en juego la mitad de sus actuales representaciones legislativas. Esa circunstancia hace que la campaña electoral del año próximo será muy violenta y ya comienzan a verse movimientos por los cuales la fuerza libertaria intenta conformar un partido político nacional propio, e intenta que todos aquellos sectores que los apoyaron en las elecciones presidenciales y en el Poder Legislativo Nacional, se fusionen en ese partido, con el proyecto de obtener la mayor cantidad de bancas legislativas propias posibles en la próxima contienda electoral. A ese proceso, el Partido PRO opone la afirmación de su identidad política y electoral. En un acto celebrado el 1º de agosto del presente año, el expresidente Mauricio Macri, hizo hincapié en el carácter incompleto de la actual administración al sostener que en algunas líneas medias hay funcionarios que provienen de la anterior administración y su balance general fue: “...el presidente Milei tiene absoluta claridad en la dirección y las ideas, pero hay una debilidad en la capacidad de implementarlas".
El centro de la alocución del expresidente Mauricio Macri no solo estuvo centrado en hacer una serie de reparos al modo en que se lleva a cabo la acción de gobierno, sino también en la crítica a la posición de la facción del Partido PRO que se referencia en la ministra de seguridad Patricia Bullrich, que defiende la integración en un único partido nacional de cara a las próximas elecciones de medio término. Y esta tensión entre las dos formaciones políticas, por la cual el gobierno nacional pretende disciplinar a los diputados y legisladores del Partido PRO para obtener de ese modo, una mayor fuerza legislativa afecta directamente la relación entre la nación y la ciudad Autónoma de Buenos Aires que es un distrito que está actualmente gobernado por el Partido PRO.
En ese marco, se pueden entender los roces y problemas de agenda en el proceso de devolución de los fondos de la coparticipación federal, que fueron retenidos en la anterior administración del presidente Alberto Fernández, y por sentencia de la Corte Suprema, el PEN fue obligado a devolver, sentencia que el gobierno anterior nunca acató. Y al mismo tiempo, la Secretaría de Transportes comunicó que a partir del próximo mes de septiembre se eliminan todos los subsidios nacionales a las líneas de colectivos que tienen recorrido interno a la ciudad Autónoma de Buenos Aires, afectando a 31 líneas, lo que llevaría el costo del boleto a $1.480, al tiempo que se elimina el descuento que hay actualmente vigente cuando se haga un segundo viaje en las siguientes dos horas, con lo cual, el impacto de la quita de subsidios sería mucho mayor para el habitante de la ciudad. Y no parece casualidad en este entorno, que la inflación mensual medida por el organismo estadístico de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires haya dado un número sustancialmente mayor al que el ministro de economía habría comunicado previamente, señalando que la inflación en CABA, sería del 5,10 %. Ni que el hermano de Mauricio Macri haya denunciado "... procesaron penalmente este martes al grupo empresarial familiar por administración fraudulenta, evasión tributaria y lavado de activos, entre otros delitos. Tras ser sorteado, el expediente cayó en manos del juez federal Ariel Lijo, candidato del Gobierno de Javier Milei para ocupar una vacante en la Corte Suprema de Justicia", lo que parece poner presión sobre la actitud que el expresidente Mauricio Macri tiene respecto al rechazo del pliego del juez Ariel Lijo para su promoción como ministro de la Corte Suprema.
Estos movimientos, no permiten esperar una cohabitación entre ambos partidos políticos. A la necesidad perentoria que tiene el gobierno libertario de construir su propia herramienta política de alcance nacional, y manejar un bloque de legisladores propios y no prestados (como lo que ocurre en la legislatura de la provincia de Buenos Aires en donde hay legisladores libertarios que básicamente han arreglado con el gobierno provincial la aprobación de determinada leyes), se le opone la necesidad del Partido PRO de recuperar una identidad, justo cuando hay fuerzas internas que por un lado pujan por la fusión con el partido libertario, y por otro lado, una facción que se referencia en la figura del exjefe de gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta, que parece intentar una convergencia a alianzas con sectores del llamado Peronismo Federal. Tensiones y conflictos cruzados, negociaciones legislativas con el cuchillo entre los dientes, crecientes sospechas de pases de facturas, y una incapacidad para la administración, es todo lo que parece habitar el largo camino que las relaciones entre ambos partidos tendrán hacia las elecciones de medio término del año 2.025.