El PRO entra en una nueva etapa en la relación con el gobierno nacional. Desde antes de la sanción de la ley Bases, el macrismo de Mauricio Macri resolvió tener un vínculo diferente con la Casa Rosada, sin dar un apoyo incondicional en cada uno de los temas, sino con negociaciones puntuales. Dadas las coincidencias en el rumbo económico, no será de extrañar un camino compartido en más de una ocasión. Pero así como el sendero podrá ser común en varios casos, también habrá batallas puntuales. Disputas concretas, tangibles, para enfrentar a los amarillos y La Libertad Avanza.
La coparticipación de la Ciudad de Buenos Aires es el ejemplo más claro de esta nueva relación y sumará un nuevo capítulo la semana que viene, con una reunión clave con Nación. Fue la primera batalla real de los amarillos contra el gobierno, con una salida pública grupal que incluyó un proyecto parlamentario y la participación del propio Mauricio Macri. La Capital Federal es la trinchera del PRO, el lugar donde nació y que todavía conserva. Cuando Jorge, primo del ex presidente, termine su mandato, habrán pasado dos décadas del desembarco amarillo a la CABA.
Perder la Ciudad sería, para el PRO, un problema. Pero no solo por la cuestión electoral, sino por lo que significa. Los límites del inconveniente político traspasarían las fronteras porteñas para confirmar el declive del partido. Por eso, la necesidad de defenderla a como de lugar. Por ahora, en la Capital Federal rige una convivencia tensa entre las distintas líneas internas del macrismo y el gobierno nacional.
A diferencia de lo que ocurrió en la Nación y en la provincia, el PRO no se rompió en la Capital. No existe, por ahora, un PRO Libertad bajo el ala de Patricia Bullrich. Pero no se descarta que eventualmente pueda darse el quiebre. Desde el macrismo destacan que el futuro del partido depende más de la ministra de Javier Milei que de lo que pueda hacer la conducción del espacio, hoy bajo la figura de Jorge Macri, porque ya se resolvieron sus autoridades.
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De existir, como se avizora, el conflicto con Bullrich llegaría con el armado electoral del año que viene, salvo que los inunde la ansiedad y suceda algo que anticipe la ruptura. Hace tiempo se especula con que la ministra nacional pueda ocupar un lugar en las listas legislativas por la CABA en 2025, por La Libertad Avanza. Si bien cerca suyo se mostraron de acuerdo con la posibilidad, también se advirtió que, de momento, ella no está convencida. Le gusta el lugar que ocupa y el vínculo que eso le habilita con la ciudadanía.
La Ciudad está en una posición difícil, todavía sin desmarcarse lo suficiente del gobierno nacional, sino en un equilibrio delicado. Jugará con la demanda por la coparticipación que, pese a no estar acompañada por otros gestos, se convirtió en el caballito de batalla amarillo contra la Nación. Echan por tierra el miedo de la Casa Rosada ante posibles reclamos de otras provincias, en caso de pagarle a la CABA, porque el conflicto no es político sino judicial. Hay un fallo de la Corte Suprema.
Después de declarada la batalla pública, el gobierno salió a decir que pagará lo ordenado por el máximo tribunal. El viernes de la semana que viene, Jorge Macri tiene agendada una reunión con Luis Caputo, ministro de Economía, por este tema.
Desde la CABA, ya le habían avisado a la Casa Rosada que a mitad de año necesitarían una resolución clara del conflicto. Sin el pago de la coparticipación, la administración porteña cubrió el hueco financiero con recaudación de los impuestos a las Leliq, que ya quedó prácticamente en la historia.
Este jueves, la Legislatura de la Ciudad aprobó una iniciativa para exigirle al gobierno nacional que restituya los fondos coparticipables. “Han transcurrido más de 550 días desde el fallo de diciembre de 2022 y seis meses desde la asunción del nuevo Gobierno Nacional. En todo este tiempo, la Ciudad ha mantenido con firmeza su reclamo por la restitución de los fondos que le corresponden, exigiendo el acatamiento del fallo”, sostuvieron. La deuda, según se calculó, alcanza los $800.000.000.000.
Se espera que los posicionamientos amarillos vayan en esa línea, con disputas o diferencias puntuales con el gobierno nacional, no en abstracto. En esa línea, todavía rechazan la chance de un co-gobierno o de una fusión.
En el Congreso, donde el oficialismo quiere instalar la chance de un interbloque, el PRO mantiene su posición independiente, al menos por ahora. Especialmente después de la actitud “ingrata” del gobierno con Mauricio Macri. Allí, los macristas arrancaron a proponer una agenda propia que avanza. El 6 de agosto, después del receso, habrá una reunión conjunta informativa de las Comisiones de Asuntos Constitucionales y Justicia en Diputados para tratar Ficha Limpia.
En esa línea, en reunión de bloque, el macrismo conversó sobre la agenda posterior a las vacaciones de invierno. Una propia que, además de Ficha Limpia incluye iniciativas de legislación penal, baja de edad de imputabilidad y otros.