Dos nombramientos, uno en cada hemisferio, empiezan a perfilar la sintonía entre el gobierno de Javier Milei y la administración de Donald Trump que comenzará en enero del año que viene. El anuncio de que Marco Rubio será el primer latino en conducir la diplomacia imperial de Washington desde el crucial Departamento de Estado anticipa que la región ocupará un lugar importante en la agenda exterior. En ese contexto, el presidente argentino puede ofrecerse como pivote entre otros países con líderes menos afines a los yanquis.
Por otro lado, la designación del empresario con residencia en Brasil Alec Oxenford a cargo de la representación argentina ante los Estados Unidos pone en primer plano la centralidad que tendrá en la relación bilateral el megamillonario e intelectual de ultraderecha Peter Thiel, que en las dos ocasiones que visitó a Milei en la Casa Rosada lo hizo acompañado por el flamante embajador. Thiel, un hombre que abiertamente cuestionó la conveniencia del sistema democrático, es el principal sponsor y mentor del vicepresidente electo J.D. Vance.
El anuncio extraoficial de que Rubio desembarcaría en el Departamento de Estado fue leído como una sorpresiva jerarquización de la agenda latinoamericana en la política exterior. Siempre debe entenderse en el marco del conflicto principal, que es con China. En un contexto de tensiones crecientes entre las dos grandes potencias y un seguro recrudecimiento de la guerra comercial, Trump no quiere descuidar lo que Estados Unidos aún considera su patio trasero, el llamado “hemisferio occidental”. América para los americanos, dos siglos más tarde.
Hijo de cubanos, con 53 años, el senador por Florida es un halcón en todos los frentes. Después de enfrentar a Trump en las primarias de 2016 terminó subordinado, como casi todo el Partido Republicano. Será el primer Secretario de Estado en la historia que no podrá viajar a China, ya que fue sancionado por el gobierno de Xi Jinping en 2020, junto a otros legisladores, después de que impulsaran desde el Capitolio acciones contra las autoridades de Hong Kong. Rubio también impulsó investigaciones contra Huawei y TikTok.
Para Argentina no es un desconocido, ni viceversa. Durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner tuvo una iniciativa para bloquear desembolsos de organismos internacionales destinados al país, y fue un vocero animado de los fondos buitre, que financiaron generosamente sus campañas. Entre 2009 y 2014 recibió 117.620 dólares de NML, la firma encabezada por Paul Singer. También intervino para pedirle al gobierno de Barack Obama que inicie una investigación independiente por la muerte del fiscal Alberto Nisman.
Cuando Milei ganó las elecciones presidenciales Rubio fue uno de los primeros dirigentes políticos internacionales que lo felicitó por tuiter. Unos días más tarde firmó, con otros cuatro senadores, una carta pública al presidente Joe Biden donde piden sanciones contra CFK, a quien calificaron como “una cleptócrata convicta que robó miles de millones de las arcas del Estado y permitió a actores malignos como China e Irán profundizar su influencia corrupta”. No fue la última vez que se interesó por la actualidad argentina.
En febrero de este año visitó Buenos Aires y mantuvo reuniones con Milei y con el ministro de Economía, Luis Caputo. Antes de volver publicó una columna de opinión en La Nación donde sostuvo que “Biden debería utilizar la influencia de Estados Unidos en el Fondo Monetario Internacional para ayudar a Milei a reestructurar la deuda de la Argentina” porque “el problema más urgente que enfrenta el país, la inflación, está ligado a la aplastante crisis financiera considerando que le debe 44 mil millones de dólares al FMI”.
El triunfo de Trump y la designación de Rubio al frente de la diplomacia ya tuvieron efectos en la política exterior argentina, ahora a cargo de Gerardo Werthein. El tibio acercamiento a China del que se hablaba hace un mes en la Casa Rosada volvió a temperatura bajo cero. El viaje de Karina Milei a una feria de comercio en Shangai se suspendió y, a pocos días del G20 no hay noticias de la prometida bilateral con Xi. Ni siquiera es seguro que el presidente Milei viaje a Beijing en enero para participar de la cumbre de la CELAC, como él mismo había dicho en un reportaje.
Si el nombramiento de Rubio ratificó la línea dura del próximo gobierno republicano, la noticia de que el empresario Alec Oxenford reemplazará a Werthein en la representación en Estados Unidos debe leerse como una confirmación de la apuesta de Milei a que la Argentina funcione como hámster en el laboratorio de la ultraderecha global que tiene su epicentro en Silicon Valley, donde los megamillonarios coquetean con modelos post democráticos que privaticen todo. El flamante embajador se siente uno más en esa cofradía.
Fue el gestor de las dos visitas de Peter Thiel a Buenos Aires, que incluyeron sendas visitas a la Casa Rosada, el 27 de febrero y el 8 de mayo de este año. La segunda no quedó registrada en los libros de la Casa Rosada pero se conoció porque Oxenford lo publicó en su cuenta de X. Thiel fue fundador de PayPal junto con Elon Musk y también el primer inversor externo en Facebook, es un intelectual del movimiento neoreaccionario y escribió que la libertad es incompatible con la democracia y que la tecnología debe derrotar a la política.
El megamillonario nacido en Alemania, que ahora se dedica principalmente a brindar servicios al aparato militar y de inteligencia de Estados Unidos, puso un ojo en la Argentina por la predisposición de Milei a desregular completamente la investigación en materia de Inteligencia Artificial, tema que también sigue con atención Elon Musk, que ayer fue confirmado por Trump al frente del Departamento de Eficiencia Gubernamental, a cargo del ajuste del sector público y la persecución de empleados que no sean ideológicamente afines al nuevo líder.