El mundo y el sistema de relaciones internacionales, que siempre presenta una complejidad intrínseca, exhibe hoy en día una situación de mayor labilidad, que exige una extrema prudencia al abordar estas relaciones con naciones que están en conflictos respecto de proyectos hegemónicos unilaterales que se oponen a la visión de un mundo multilateral.
El actual gobierno argentino del presidente Javier Gerardo Milei, ha elegido de modo inequívoco, una alianza con el bloque que pretenden una hegemonía unilateral y que está dirigido por los Estados Unidos de América, incluyendo a las principales potencias económicas europeas. Este bloque tiene una expresión informal en el llamado Grupo de los Siete como un foro económico intergubernamental, que comprende a Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, el Reino Unido y los Estados Unidos de América. Juntas, estas naciones suman la mitad de la economía del planeta y tienen la mayoría de los votos en el directorio del Fondo Monetario Internacional. Una demostración de este alineamiento ha sido la invitación a la última reunión de dicho grupo, que tuvo lugar en la ciudad italiana de Fasano, cursada por la Presidente del Consejo de Ministros de la República Italiana Giorgia Meloni, en su carácter de gobernante del país anfitrión.
El Grupo de los Siete y la Unión Europea como miembro no numerario, conforman un grupo de poder que ejerce lo que en la teoría de política internacional se conoce como poder blando (soft power), que no está basado en amenazas y presiones, sino en el otorgamiento de beneficios especiales en ámbitos financieros y comerciales. Así, la propia Georgia Meloni, cambió su posición política previa a su triunfo eleccionario, en donde tenía una agenda básicamente nacionalista y antieuropeista, dado que en este momento el lema político de Giorgia Meloni ya no es “Más Italia y menos Europa”, como el de la Liga de Matteo Salvini, su aliado, sino “Italia cambia a Europa”, explica desde Roma el periodista Federico Guiglia". Y este cambio de opinión también ha afectado su visión de Rusia "Meloni ha condenado «la brutal agresión rusa contra Ucrania», aunque hace un año y medio, en su libro, consideraba a Rusia dentro del «sistema de valores europeos» y «defensora de la unidad cristiana»".
Si bien la política ajusta los principios a los intereses, y una nación como Italia tiene intereses comerciales, económicos, y financieros muy marcados con los países que integran el Grupo de los Siete, estos intereses obran como un poderoso incentivo a fin de alinear las políticas externas con las de los restantes países. Esos cambios de opinión de la presidenta del gobierno, Giorgia Meloni, plantean un interrogante acerca de la capacidad de tener una política exterior independiente en un mundo complejo y con conflictos en desarrollo, cuando uno ata su política exterior a la línea dominante de dicho grupo de presión. Y ello es particularmente relevante, cuando se trata de las posiciones que se puedan tener en el conflicto que actualmente tiene lugar en el este europeo, o los desarrollos geopolíticos en el área Asia-Pacífico.
Si una política experimentada como Giorgia Meloni cambió su agenda política en un giro de 180 grados por imperio de los intereses en los que su nación está comprometida, afectando un precario equilibrio que podía haber en la política europea respecto del conflicto del este europeo, y asumiendo una posición unilateral al respecto, debemos concluir que atar nuestra política exterior a la del grupo hegemónico, nos lleva inevitablemente en esa dirección y nos saca de una posición de neutralidad activa, que ha sido tradicional en la política exterior argentina, y que está siendo abandonada a pasos agigantados por la visión en materia de política internacional, por parte de los libertarios.