La Cancillería argentina rechazó las actividades oficiales de la princesa Ana, de la Casa real británica, en las Islas Malvinas. Consideró que se llevaron a cabo "en ejercicio de la ocupación ilegal británica en las Islas Malvinas, Georgias del Sur, Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes”. En este marco, volvieron a llamar "una vez más" al Reino Unido a retomar las negociaciones de soberanía.
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“Es hora de que el Reino Unido cumpla con el mandato de la comunidad internacional y ponga fin a la anacrónica situación colonial en esos archipiélagos, que son parte integrante de la República Argentina”, remarcó en un comunicado el Ministerio de Relaciones Exteriores que conduce Santiago Cafiero. El pedido de retomar las negociaciones de soberanía en cumplimiento es en el marco de la resolución 2065 y demás resoluciones de la Asamblea General y su Comité Especial de Descolonización.
La princesa Ana aterrorizó el viernes pasado en las Islas del Atlántico Sur. Durante su estadía colocó una ofrenda floral en el “Monumento de la Liberación”, denominación de Reino Unido a la guerra de 1982. Dentro de la agenda de la hermana de Carlos III, se encuentra también una reunión con los miembros de la Asamblea Legislativa y algunas recepciones con miembros de la comunidad, además de un encuentro con la gobernadora de las islas, Alison Blake.
La princesa Ana, del Reino Unido, llegó el viernes pasado junto a su esposo, el vicealmirante Tim Laurence, a las Islas Malvinas, por indicación de su hermano, el rey Carlos III. Según lo previsto, la princesa Ana permanecerá unos seis días en Malvinas, en el marco de una visita oficial que tuvo el rechazo del Gobierno argentino, que cuestionó la presencia de un miembro de la familia real británica en el archipiélago en el marco de una "ocupación ilegal".
En este marco, el secretario de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur, Guillermo Carmona, también repudió las actividades de la princesa. “La princesa Ana, de la Casa Real británica, llegó a Argentina sin avisar. Su país incumple el derecho internacional con su presencia colonial en el Atlántico Sur en contra de las resoluciones ONU y del clamor mundial. Tal vez eso explique la descortesía”, escribió el funcionario en Twitter. Y sumó el hashtag #LasMalvinasSonArgentina
Argentina conmemoró hace unas semanas los 40° aniversario de la adopción de la resolución 37/9 sobre la Cuestión de las Islas Malvinas por parte de la Asamblea General de las Naciones Unidas (AGNU). Dicha resolución constituye, junto a la resolución 2065 del año 1965, un hito en la diplomacia argentina y la política de Estado relacionada con Malvinas, ya que fue la primera en adoptarse con posterioridad a la finalización del conflicto del Atlántico Sur de 1982 y establece claramente que dicho conflicto no modificó la naturaleza de la disputa de soberanía entre la Argentina y el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur, Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes, la cual continúa pendiente de solución, y que la única forma de poner fin a este caso especial y particular de descolonización continúa siendo la negociación entre las dos partes a fin de encontrar una solución pacífica y definitiva a la disputa de soberanía.
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La resolución no sólo expresa que “el mantenimiento de situaciones coloniales es incompatible con el ideal de paz universal de las Naciones Unidas”, sino también en el punto 1 pide a los gobiernos de la Argentina y el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte que “reanuden las negociaciones a fin de encontrar una solución pacífica a la disputa de Soberanía sobre dichas islas”. La resolución 37/9 fue un importante logro de la diplomacia argentina. El proyecto de resolución fue presentado de manera conjunta por los 20 países de América Latina que son Miembros de la ONU y recibió el respaldo de los países de Europa Oriental y del Movimiento de No Alineados, fundamentalmente de las jóvenes naciones de Asia y África, la Unión Soviética, China, Estados Unidos y otros miembros del entonces denominado “bloque occidental” (España, Japón, Grecia, Austria e Israel). Otros países que mantenían fuertes vínculos con el Reino Unido, como Francia, Alemania, Italia e Irlanda, si bien se abstuvieron, expresaron su respaldo al núcleo de la resolución e instaron a las dos partes en la disputa a resolver sus diferencias mediante las negociaciones.