Rosca y aspiraciones radicales: el detrás de escena del Manes-gate

Facundo Manes y Horacio Rodríguez Larreta no sé cruzaron en un coloquio en Córdoba pero compartieron escenario y mostraron coincidencias en medio de una interna feroz entre la UCR y el PRO, dónde los radicales se acusan, en forma cruzada, de querer pactar con el macrismo.

06 de octubre, 2022 | 00.05

Si lo quieren echar, que lo resuelvan en una mesa nacional, pero él no se va a ir” fue uno de los conceptos que, en las últimas horas, dejó entrever el malestar latente dentro de Juntos por el Cambio tras el Facundo Manes–gate. El diputado buscó cerrar el capítulo negro que lo tuvo como protagonista al dejar en claro que no romperá con la alianza, se desligó de la responsabilidad del supuesto quiebre y apostó por, en la diferencia, tener una visión de país conjunta. Pero el escándalo público dejó traslucir las grandes internas dentro de Juntos por el Cambio y, sobre todo, dentro del propio radicalismo. Una reedición de los dardos cruzados por la convención de Gualeguaychú, donde se selló el acuerdo con el PRO. Un pacto que dejó a la UCR como furgón de cola del macrismo.

Manes estuvo en el Coloquio Industrial de la UIA Córdoba. Llamativamente, con un pequeño recreo en el medio, el escenario también fue compartido con Horacio Rodríguez Larreta pero no se cruzaron. No hay buena relación entre ambos y, cuando llegó el jefe de Gobierno, el diputado ya se había ido. Sin embargo, los dos mostraron una coincidencia fundamental, el famoso consenso y la necesidad de ampliar para mantener políticas de Estado en el largo plazo. De hecho, el capitalino acusó que la grieta furiosa no solo es perjudicial sino que impide la construcción y sólo logra tapas en los medios de comunicación. También estuvieron de acuerdo en aplicar una política de shock para estabilizar la macroeconomía, porque "no hay tiempo" para esperar un proceso más largo.

Horacio Rodríguez Larreta en el coloquio industrial de la UIA Córdoba.

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En ese encuentro, el diputado negó rotundamente una salida de Juntos por el Cambio. Como contó ayer El Destape, Manes recordó que en 2021 muchos dirigentes de la alianza le pusieron palos a su candidatura, incluso que hasta preferían que gane el kirchnerismo en Buenos Aires, y después se vieron beneficiados por la interna con Diego Santilli que no solo atrajo un caudal de votos que de otro modo no hubieran tenido, sino que culminó con el acompañamiento del neurocientífico después de la derrota. O sea, no rompió. En el listado memorioso también están el haberse quedado en el bloque oficial de la UCR en Diputados cuando Evolución decidió quebrarlo o el haber aprobado, en la convención presidida por su hermano, la pertenencia a Cambiemos.

Esos gestos, para Manes, fueron clave para despejar cualquier posible rumor que apunte contra él por una eventual ruptura. "Para nada", dijo en Córdoba cuando le preguntaron si se iría. Sin embargo, como también anticipó este medio, analizó que a algunos aliados les "molesta" su figura porque plantea que el antikirchnerismo solo no alcanza y que es necesaria una "visión de país". En 2021 y ahora, dijo, lo acusaron de ser funcional al Frente de Todos y, según él, la evidencia del año pasado demostró que no es así.

El punto de disputa, en esa interna, viró y se concentró en reeditar la discusión de la convención de Gualeguaychú. Esta semana, volaron dardos y señalamientos entre todas las tribus con la acusación de querer pactar con el PRO a expensas de la UCR. Para unos, los que alentaron (y alientan) la postulación presidencial del diputado, tienen dos intenciones: por un lado, generar una opción que permita tener una carta de negociación con el macrismo y, por el otro, liberar la provincia de Buenos Aires para promover la candidatura de Gustavo Posse, apellido histórico de San Isidro.

Para otros, los que empezaron a apuntar contra Manes tienen la intención de bajarlo de la presidencial para poder pactar con el PRO. Y ven en Gerardo Morales una figura muy cercana al macrismo. De hecho, esta semana estuvo con María Eugenia Vidal en Jujuy y suena para ser vice de Larreta el año que viene. Eso sí, con Mauricio Macri se lleva pésimo, como la mayoría de los radicales. El partido centenario encontró en el ex presidente una figura que los desprecia y las diferencias ideológicas se acrecentaron. Por eso, el plan es imponer la impronta radical desde adentro. El diputado está más a favor de una lista con más peso boina blanca, fuera de la mixtura con los amarillos.

En Córdoba lo dejó en claro. Sostuvo que en la gestión Cambiemos hubo una coalición electoral, para ganar en las urnas sin un plan, que derivó en un gobierno PRO pero no de alianza. Después del 2021, año en el que entiende fue central, la coalición mostró la existencia de diferentes colores que deberían estar representados. Ese armado debería tener coincidencias básicas, en principio reconoció que está claro, para todos, que el modelo opositor no es el modelo del kirchnerismo y que cada espacio le imprimirá su estilo e impronta. Sobre eso, Larreta profundizó, en el mismo escenario, que su objetivo pasará por llegar a diciembre del 2023 con un consenso hacia adentro y conversaciones avanzadas con posibles aliados.

Facundo Manes en el coloquio industrial de la UIA Córdoba.

Dentro de los potenciales pactos, Manes fue consultado por su relación con el gobernador cordobés, Juan Schiaretti. Reconoció que con él tiene "una excelente relación, él está de acuerdo con esto de salir por arriba del laberinto, no hay medio. La salida no es por los polos, sino por arriba". En su momento, se especuló con una alianza electoral entre ambos. 

La relación entre el PRO y la UCR siempre fue tormentosa. Varios radicales apoyaron a Manes en su cruzada y se volvieron a dividir las aguas sobre el rol que debería ocupar el partido en relación al macrismo. Por eso, Manes dijo que tuvo un "gran apoyo" por parte de su espacio. De hecho, en la mañana del miércoles, lo apoyó el gobernador correntino, Gustavo Valdés. Pero también aclaró que "no hay una sola voz" porque esa práctica es del "kirchnerismo" y Juntos por el Cambio tiene que ser "diferente". Un dardo doloroso, la comparación con el FdT, para aquellos que están en el extremo opuesto. La teoría del neurocientífico es que la mayoría de la Argentina no forma parte de la grieta, que a veces la realidad obliga a parecer estar dentro pero no es así. Por eso, lanzó, decidido a competir: "Estoy acá hasta el final, la sociedad me pondrá en el lugar que considere". 

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