Ante el temor de una ruptura en Juntos por la interna, Carrió se reunió con Valdés

El encuentro fue bastante reservado pero ambos mantienen posturas similares sobre la interna en la alianza. Apuestan a establecer un momento de construcción y diálogo frente a la campaña anticipada de los que sólo piensan en su propia candidatura.

13 de septiembre, 2022 | 00.05

Sin demasiado alboroto en las agendas de los protagonistas, Elisa Carrió viajó a Corrientes para reunirse con el "divino" gobernador de esa provincia, Gustavo Valdés. A ambos les une un vínculo académico: ella fue su profesora de Derecho Constitucional en la Universidad Nacional del Nordeste y, ahora, también les une el análisis sobre la interna de Juntos por el Cambio. Para los dos, la alianza atraviesa un momento de diálogo y de construcción, sin necesidad de ventilar disputas propias en público y con el temor, siempre latente, de que la coalición pueda romperse si no se aceitan los vínculos y las relaciones entre sus miembros.

El contenido del encuentro fue bastante reservado, pero ambos, en sus análisis, mostraron coincidencias a la hora de poner en primer lugar a la alianza y dejar la campaña para el momento en que toque hacer campaña. Para el gobernador de Corrientes, estos no son momentos de peleas sino de construcción. Momentos de evitar las disputas públicas para poder resolverlas hacia adentro. Para Carrió, no son épocas para discutir candidaturas sino un proyecto, generar liderazgos y mantener la unidad con reglas claras.

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El triunfo del domingo en Marcos Juárez, Córdoba, pareció ponerle un manto de paz circunstancial a la alianza. La victoria fue inesperada. Según los sondeos, la candidata de Cambiemos estaba varios puntos abajo de la apoyada por Juan Schiaretti. El resultado se adjudicó, en parte, al clima de polarización extremo. Lo cual podría arrojar dos lecturas: la primera, que la ciudadanía eligió a una de las dos opciones, en este caso la no peronista. La segunda, que el intendente actual reflejó un posicionamiento moderado y la gente, inmersa en el cansancio de la grieta, optó por esa vía. Esta última es el deseo de los que apostaron por la ancha avenida del medio a nivel nacional.

Esa es la gran distinción de posiciones y estrategias. Y también la gran amenaza para la unidad de Juntos por el Cambio. Hay sectores que no quieren, bajo ningún punto de vista, que se establezca un diálogo entre la oposición y el gobierno. Esas son las voces que resonaron con más fuerza y que demostraron tener un peso real dentro de la alianza. Por el otro lado, los más moderados que, salvo excepciones, todavía no salieron a marcar la cancha. Para los más dialoguistas, lo que sucedió en las últimas semanas y derivó en el intento de asesinato contra Cristina Kirchner, le abrió una puerta a los centristas para captar el voto de los desencantados con el blanco o negro.

Al mismo tiempo, el peso del discurso combativo también arrastró a los más moderados que tuvieron que adoptar posturas más duras para no quedar relegados. Tal vez ese es el "miedo" de algunos dirigentes, presuntamente del centro, para salir a marcar el territorio. Esa jugada pendular podría complicar, sobre todo, a Horacio Rodríguez Larreta. El jefe de Gobierno está acorralado por los dirigentes propios a los que no planea atacar. Y Facundo Manes podría aparecer para capturar la intención de voto del espacio descuidado por el porteño. De hecho, ya empezó a aparecer con muy buena imagen positiva en algunas encuestas. El larretismo, sin embargo, está confiado en que eso no sucederá y que su referente se mantendrá. Más que nada porque el "endurecimiento" está dirigido al círculo rojo y no a la ciudadanía.

Larreta, de buena relación con Carrió, está sondeando la posibilidad de que Valdés sea su candidato a vice. El nombre del gobernador de Corrientes suena fuerte junto al de Carolina Losada y Gerardo Morales, siempre un mix entre PRO y UCR. De hecho, ya hubo consultas sobre la posible fórmula. En un viaje al norte, se le preguntó al universo de Juntos por el Cambio qué opinaba de ese tándem para la presidencia de la Nación. Los dos dirigentes tienen una excelente relación pero no se cerró ningún pacto. Y si bien Lilita no tuvo ninguna mención especial, hasta el momento, sobre su ex alumno, hubo quienes especularon, con su visita a la provincia, un intento de acercamiento, reconocimiento del terreno y del modo de pensar.

Pero, para eso, faltan años luz y es una de las advertencias internas. Algunos temen que la alianza pueda explotar por los aires si no se adoptan buenas prácticas internas. Los focos de conflicto son varios. En Córdoba, por ejemplo, la carrera por la gobernación. El radical Rodrigo de Loredo se posicionó fuerte y la otra opción es Luis Juez. Mauricio Macri empezó a inflar al primero. Patricia Bullrich no abandonó su estrategia de "dura exagerada", a Larreta le empezó a costar el péndulo entre la moderación y la confrontación y Manes, finalmente, mantiene su asterisco en la permanencia. Sigue en el aire la posibilidad de una ruptura por parte del neurocientífico si se dieran ciertas condiciones: si no tuviera lugar una PASO o si Mauricio fuera candidato. En su entorno niegan cualquier escenario de división pero en el ecosistema nadie se atreve a descartarlo y, con él, la fuga de un sector del radicalismo.

Hoy, la UCR se posicionó desde un lugar muy diferente al 2015. Quiere tener un candidato a la presidencia y, en caso de lograr esquema de fórmulas cruzadas, estar entre los dos nombres centrales. Cualquier intento por dejar al partido centenario afuera podría también traer problemas en el corazón de la alianza. Pero ninguna definición llegará antes del Mundial. 

Lo que quedó en claro es que se plantearon dos estrategias. Por un lado, la de la polarización y grieta extrema que, para algunos, ya bordea el capricho o la exageración. Por el otro, la moderación. El entender que algunas cosas merecen ser cambiadas y otras no. Hasta ahora, el único que logró plantearlo como columna vertebral fue Manes. Larreta todavía se mostró pendular al considerar que ya no se consumen muchos medios de comunicación y que ese es el canal para mandarle mensajes al círculo rojo, pero no a la sociedad. La ciudadanía, en tanto, llegaría a conocerlo mediante la gestión, algo que el larretismo considera consolidado. De hecho, en los últimos meses se concentraron mucho en no dejar cabos sueltos en la Ciudad, porque esa será la ventana a nivel país.