18 de enero, 2022 | 13.54

En plena crisis, Juntos por el Cambio se debate entre ganar Córdoba o sumar a Schiaretti

Luis Juez quiere ganar la gobernación en 2023. Los radicales quedaron en medio de la interna nacional. Y el PRO espera la orden de Macri para jugar nuevamente a favor de Schiaretti.

La Ley del Juego on line en Córdoba puso a la alianza derechista Juntos por el Cambio en un debate que sus dirigentes no quieren saldar: privilegiar la alianza nacional anti Frente de Todos con Juan Schiaretti incluido; o llegar al Gobierno cordobés, en manos del PJ cordobesista desde hace casi un cuarto de siglo.

En 1998, José de la Sota armó Unión por Córdoba, una alianza conservadora con la vieja Unión del Centro Democrático (UCeDe) de Álvaro Alsogaray que en esta provincia comandaba Germán Kammerath, un abogado riojano cuya familia era amiga de Carlos Menem. Cuando el caudillo riojano transitaba su presidencia, nombró a Kammerath funcionario nacional en distintas áreas de las telecomunicaciones y luego, en 1998 lo impuso como compañero de fórmula de De la Sota.

En julio de 1999, De la Sota asumió la gobernación de Córdoba; y en diciembre del mismo año, Kammerath se convirtió en el intendente de la capital provincial.

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La década pasada, la vieja UCeDe de Kammerath, sirvió de plafón para que Mauricio Macri armara su partido Propuesta Republicana (PRO) en esta provincia mediterránea; y pese a que el PRO se desprendió oficialmente de Unión por Córdoba y armó Cambiemos con la UCR y el juecismo; los lazos con los gobiernos de De la Sota y Juan Schiaretti, siguieron muy estrechos.

Tan estrechos, que en diciembre de 2021 cuatro legisladores del PRO y el radical macrista Orlando Arduh del bloque Juntos por Córdoba presentaron un proyecto de ley para legalizar en Córdoba el juego clandestino de las plataformas virtuales, hecha a medida de Daniel Angelici, ley que fue aprobada por 41 de los 51 legisladores del PJ schiarettista, además de los cinco macristas.

La Ley de Juegos on line puso blanco sobre negro lo que sucede puertas adentro de la coalición: el PRO ya blanqueó su alianza estratégica con el cordobesismo de Schiaretti, quién a su vez juega a romper el peronismo nacional por derecha y revivir la fallida experiencia de Alternativa Federal, armada en las oficinas del operador Guillermo Seita a instancias del Grupo Clarín.

El más enérgico opositor a la ley armada entre el macrismo y el schiarettismo fue el senador Luis Juez, con la autoridad que le da haber triunfado en Córdoba con el 55% de los votos. Con el traje de candidato natural a la gobernación de Córdoba por Juntos por el Cambio, Juez le marcó la cancha al PRO sobre sus alianzas en Córdoba: “No hay ninguna posibilidad de la alianza Larreta - Schiaretti. Los dirigentes como Macri, Larreta, Bullrich tienen claro que en Córdoba va a haber un cambio de ciclo”, le dijo ayer el líder del Frente Cívico al programa Así son las Cosas que se emite por FM Gospel de Río Cuarto.

Durante la última semana de 2021, mientras se debatía la ley, Juez cruzó a Mauricio Macri por apoyar esta polémica ley en El Destape y en medios nacionales y cordobeses. Por lo bajo, el líder del Frente Cívico amenaza a sus socios: “Sin mí, no ganan”. Y no habla sólo de Córdoba, sino a nivel nacional.

Más allá de que actualmente Juez -aliado en Córdoba de Patricia Bullrich-, está con sus acciones en alza y Macri con sus chances en caída libre; todos los partidos de la coalición cordobesa deben reunirse antes de que finalice enero, porque les urgen los tiempos nacionales:

-El 4 de febrero: habrá una cumbre de la Mesa Nacional de Juntos por el Cambio.

-Los días 17 y 18 de febrero en Rosario, se realiza la cumbre de bloques legislativos y nueva reunión de la Mesa Nacional de Juntos por el Cambio.

-El 25 de marzo en Córdoba, la Unión Cívica Radical realiza su Congreso Nacional.

Juez mira 2023

En 2019, Macri jugó abiertamente para que Schiaretti lograra su reelección en Córdoba. En 2015, el radical macrista Oscar Aguad había quedado a sólo 5% de Schiaretti. Y cuatro años más tarde, distintas encuestas oficialistas y opositoras daban a Schiaretti ganador por sólo 3,5% frente a cualquiera de los candidatos de Juntos por el Cambio: los radicales Mario Negri o Ramón Javier Mestre. Frente a este “empate técnico” entre el peronismo cordobesista de Hacemos por Córdoba y Juntos por el Cambio; Macri le aseguró a Negri que contaba con su apoyo explícito para que se candidateara. Y mandó a emisarios a obligarlo a Mestre a bajarse de la candidatura. Jugó a romper.

El entonces intendente cordobés, que siempre había puesto reparos para aliarse con Macri mostró encuestas propias y ajenas que lo daban por sobre Negri. El ex presidente envió al mendocino Alfredo Cornejo a ordenar la interna radical, a la vez que le prometía a Negri que Mestre se bajaría. El 19 de mayo de 2019 Schiaretti fue el único candidato peronista y arrasó con 54% de los votos: Negri y Mestre jugaron en boletas separadas.  

Schiaretti devolvió favores y en las presidenciales jugó con boleta corta de diputados nacionales, sin candidato a la Casa Rosada. Sus punteros repartieron votos Macri presidente y diputados Hacemos por Córdoba.

Para 2023, el único partido de Juntos por el Cambio que está alineado es el Frente Cívico de Luis Juez: su única figura que junta votos es Juez y nadie se anima a contradecirlo públicamente. Tiene el olfato de saber qué reclama la sociedad; lo hizo en 2003, cuando se plantó como el candidato del “que se vayan todos” y ahora, dos décadas después, surfea en la ola de una sociedad que sin la posibilidad de la reelección de Schiaretti podría votar a Juntos por el Cambio para la Gobernación.

Calma radicales

Los radicales llegaron a la Legislatura en 2019 con dos bloques: el macrista de Mario Negri que se llamó Juntos por Córdoba y tenía nueve legisladores -cinco radicales y cuatro del PRO-; y el mestrista con el sello UCR con cinco escaños. La desconocida Cecilia Irazuzta armó bloque propio de la Coalición Cívica – ARI.

La decisión de los cinco legisladores macristas de abrir el juego al operador judicial Daniel “El Tano” Angelici -el radical Arduh y los cuatro del PRO Darío Capitani, Silvia Paleo, Alberto Ambrosio y Raúl Recalde- provocó la unificación de los radicales en el bloque UCR donde ya militan los mestristas Marcelo Cossar, Verónica Garade Panetta, Marisa Carrillo, Benigno Rins y el alfonsinista Dante Rossi. El mismo miércoles 29 de diciembre, tras la aprobación de la Ley del Juego, las negristas Daniela Gudiño y Patricia de Ferrari anunciaron su pase al bloque UCR. El 1 de febrero, haría lo mismo el ex intendente de Río Cuarto, Juan Jure, enfrentado duramente con Arduh: “Van a terminar en el bloque de Hacemos por Córdoba”, les regaló a sus ex compañeros de bancada en pleno debate en la última semana de 2021. La UCR le suspendió la afiliación a Arduh, quién deberá presentarse con un abogado el 4 de febrero ante el Tribunal de Conducta partidario, para defender su jugada junto al oficialismo cordobés y el macrismo nacional.

María Elisa Caffaratti seguiría los pasos de Jure en el transcurso de febrero y la bancada de la UCR quedaría con nueve legisladores.

Más allá del reacomodamiento de los bloques legislativos en macrismo puro y UCR pura; hay impacto en el armado electoral. Arduh operó muy fuerte para que Rodrigo de Loredo salte del Concejo Deliberante capitalino a una banca en Diputados, y ahora quedó aliado de Schiaretti; una factura que le pasan Negri y Mestre a De Loredo.

El negrista Marcos Carasso, presidente de la UCR cordobesa intenta alambrar el partido y la alianza: “No hay futuro si cada uno se siente dueño de hacer lo que le parece dentro de Juntos por el Cambio”, apura, intentando salvar la ropa de su jefe, que perdió por paliza en las PASO frente a Juez. En las PASO del 12 de septiembre, Mauricio Macri apoyó decididamente las candidaturas del radical Negri a senador y de Gustavo Santos a diputado nacional, perdió en ambos tramos. Santos, un ex radical, que luego fue cobista, delasotista y schiarettista, para recalar en el macrismo, pretende ser el sucesor de Juan Schiaretti, quien no tiene reelección.

La interna radical cordobesa también tiene impacto nacional: la nueva estrella del partido de Hipólito Yrigoyen, el ex director nacional de ARSat, durante el Gobierno de Cambiemos, Rodrigo de Loredo juega con el senador porteño Martín Lousteau.

Negri y Lousteau están enfrentados fuertemente en el Congreso y a nivel del Comité Nacional de la UCR: mientras el diputado cordobés juega con el gobernador jujeño Gerardo Morales; el senador porteño tiene un acuerdo con el alcalde Horacio Rodríguez Larreta.

Así como Lousteau quiere suceder a Larreta en CABA; De Loredo pretende gobernar el Palacio 6 de Julio, pero encuentra un escollo bastante difícil de sortear: el actual viceintendente, el delasotista Daniel Passerini encabeza las encuestas del peronismo capitalino, quién en su carrera hacia la intendencia de Córdoba, podría sumar el apoyo del kirchnerismo como en 2019 y del PRO, ex socios históricos de De la Sota cuando armó Unión por Córdoba en 1998.

Cordobesismo

El votante promedio cordobés es de derecha, lo demuestran las elecciones desde 1998 a la fecha, donde en los últimos años gana cómodo el peronismo cordobesista de la alianza delasotista Unión por Córdoba y la remozada schiarettista Hacemos por Córdoba en los cargos provinciales; mientras que la coalición macrista Juntos por el Cambio arrasa en los cargos nacionales.

Sin que Schiaretti pueda reelegir nuevamente, algunos operadores del PJ cordobés, junto a los kammeratistas del PRO, además del lobby empresario y de los medios hegemónicos, impulsan a Gustavo Santos a la gobernación. El principal problema que enfrentan es que Santos es un completo desconocido para el votante cordobés.

Durante su paso por la Legislatura cordobesa entre 2015 y 2019, la diputada nacional del PRO, Soher el Sukaría votó junto al oficialismo provincial. Un ex compañero de la bancada de Cambiemos confió a El Destape: “Durante cuatro años de legisladora del bloque de la oposición, a Soher El Sukaría le escuchamos pocas veces su voz, por no decir ninguna, para oponerse a los proyectos del schiarettismo. Ni pensar que iba a gritar ni la vehemencia que tiene cuando opina en la Cámara de Diputados”.

Precisamente El Sukaría y Santos militan bajo el paraguas del ex presidente Macri. La presidenta nacional del PRO, Patricia Bullrich apuesta todas sus fichas a Juez gobernador y no quiere saber nada de un acuerdo con Schiaretti. Y puertas adentro del partido amarillo, la ex ministra de Macri y de Fernando de la Rúa tiene de aliados a la diputada nacional Laura Rodríguez Machado y al empresario de la publicidad Sebastián García Díaz, fundador del minúsculo partido derechista Primero la Gente. García Díaz tiene una llave de plata en el armado del PRO, colocó de senadora nacional a su prima, Carmen Álvarez Rivero, compañera de fórmula de Juez.

Este juego de alianzas cruzadas tiene a Juez jugando con García Díaz y Alvarez Rivero de su lado: es que el PRO kammeratista siempre le cerró las puertas al fundador de Primero la Gente. Pero además, la derecha patricia cordobesa no le perdona a Juez ser quién denunció a Kammerath por corrupción cuando fue intendente de la Capital entre 1999 y 2003. El 29 de octubre del año pasado, Macri desembarcó en Córdoba para hacer campaña para las legislativas de noviembre y justo ese día fue detenido Kammerath, quién fue alojado en el complejo carcelario de Bouwer, al sur de esta Capital. En el PRO, esa factura la tienen lista para cobrársela a Juez y esperan a 2023 para pasar por caja.

Los radicales y Juez son quienes quieren organizar la dirección provincial de la coalición opositora para que no se cuelen otras “leyes de juego” de acá a 2023. Aunque sospechan que el pase del PRO al schiarettismo ya es un hecho y se dará en la sanción de las leyes de acá a diciembre de 2023. La UCR ve con posibilidades volver a gobernar la Capital y el Frente Cívico podría llegar al Gobierno provincial, algo que estuvo a punto de lograr en septiembre de 2007, cuando Juez denunció un fraude y la Justicia Electoral provincial se negó a abrir las urnas.

Los macristas del PRO, mientras, esperan la orden de su jefe: jugar a nada en la provincia para beneficiar al peronismo cordobesista o directamente regresar a la alianza schiarettista, como lo hicieron en 1998 cuando militaban en la UCeDe y se aliaron a José de la Sota.