Después de algunas semanas en modo zen, Elisa Carrió volvió a aparecer para agitar la interna de Juntos por el Cambio y poner en el centro de la escena uno de los temores opositores frente a los movimientos en el Gabinete nacional. La incorporación de Sergio Massa al Ejecutivo generó la necesidad de mostrar unidad ante una figura que podría exponer los cortocircuitos cambiemitas pero, en este caso, el ministro no hizo nada. Su sola presencia alcanzó para que la líder de la Coalición Cívica saliera a ventilar, en un solo paquete, presuntas actitudes poco “decentes” de algunos referentes de la alianza con el nuevo funcionario, en otros tiempos. No se va a callar, está convencida de que dice la verdad y que la transparencia es la base sobre la cual debería sellarse el pegamento que mantiene junta a la coalición. Habrá reunionismo y se esperan pochoclos.
El viernes, la cúpula del PRO hará un nuevo almuerzo en alguna zona de la costa porteña y la unidad será uno de los grandes temas a conversar, ya que es considerado el primer valor para cualquier tipo de construcción. Su incorporación a la hoja de ruta no será novedosa, es un tópico recurrente e incluso llevó a debates internos como, por ejemplo, determinar si estar Juntos pesa más que generar un Cambio. Respecto al episodio Carrió, desde las filas amarillas se aseguró que no hubo un desfile masivo de dirigentes contra ella y que la oleada de tuits fue, en realidad, un alerta ante la posibilidad de dejar un herido: justamente, la unidad.
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El martes, en tanto, habrá mitin de la mesa nacional de Juntos por el Cambio. La reunión ya estaba pautada, no fue motorizada por estos actos de internismo explícito, pero promete, en la previa, un escenario picante. A pocas cuadras de la estación Constitución, el encuentro será presencial, a las dos de la tarde. Esta vez, a diferencia de las últimas comunicaciones, el punto central pasará por cómo resolver los problemas internos de la alianza.
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En medio de las disputas tuiteras, porque la novela fue publicada capítulo a capítulo en redes sociales, la Coalición Cívica planteó un escenario dramático para Cambiemos. Mediante un comunicado sostuvo que la alianza “puede pedirle a Carrió que se retire definitivamente de la política”, algo que probablemente ella quiera hacer, “pero no puede pedirle que le mienta a la sociedad”. Explícitamente, por el momento, no hubo ninguna solicitud para que Lilita se corra de la escena.
Para ella, no hay unidad posible si no se sientan las bases de la honestidad y la transparencia primero. Por eso optó por no hacer silencio y denunciar públicamente presuntas relaciones entre distintos dirigentes de la oposición (PRO y URC) con Sergio Massa. Carrió lo venía planteando, aunque no de esta manera ni todo junto. Pero para ella no fue una novedad. Incluso, la Coalición Cívica marcó cierto ensañamiento con su líder al asegurar que “Mauricio Macri y otros líderes de Juntos por el Cambio han hecho las mismas observaciones en otras oportunidades y no han provocado este escándalo y este pedido de silencio”.
Así como muchos se preguntaron por qué Carrió decidió salir ahora con estas acusaciones, incluso se deslizó la existencia de cierta operación suya para pelear cargos jugosos en las listas del año que viene, la otra pregunta válida en este contexto es por qué el resto de la dirigencia decidió en este momento, y no antes, salir a ponerle “límites” y confrontar con ella.
Todavía no hubo una respuesta. En principio, el señalamiento de una “connivencia” entre dirigentes de Cambiemos y Massa podría haber tocado una fibra sensible en la dirigencia. También los nombres, muchos, ventilados en tan sólo unos segundos. De peso. Varios, posibles candidatos para el año que viene: Cristian Ritondo, Rogelio Frigerio, Gerardo Morales, Facundo Manes, Emilio Monzó, Gerardo Milman.
Con este episodio, la dirigencia extra-Lilita empezó a cuestionar la premisa que reza que, “porque es Carrió, nadie la enfrenta”. Había una suerte de consigna tácita por la cual ningún referente de Juntos por el Cambio cuestionaba a la ex diputada. Miedo, respeto, trayectoria, miembro fundadora. El motivo podía haber sido cualquiera. Pero ahora decidieron ponerle “límites”. Eso será un tema de discusión en la mesa nacional del martes.
Hasta el momento, nadie cuestionó la continuidad de Juntos por el Cambio pero el destino del conflicto sigue siendo una incógnita. Carrió, fuera de los cruces que tuvo el año pasado con Manes y Morales, tuvo algunas actitudes que la enfrentaron levemente con su alianza pero que, al final del camino, derivaron en un consenso. En esa línea se ubican el debate por el Presupuesto 2022 en Diputados, el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional o un pedido de no agresión feroz al gobierno nacional. También tuvo gestos de reconciliación con el presidente de la UCR y el propio Macri, con quien conversó el lunes.
Casi como un efecto colateral, Carrió unificó a Juntos por el Cambio. Halcones, palomas, PRO, radicales, todos salieron a cruzarla en las redes sociales con mayor o menor énfasis. Pero a qué costo. En principio, el hilo de la Coalición Cívica será el de la moral, el ejemplo, la ética y la necesidad de, dentro de una alianza diversa, respetar las diferencias entre las partes integrantes.