"Después de las PASO, todos juntos", una premisa que se repite desde el 24 de julio, día en que cerraron las listas para estas elecciones 2021. Las internas tensionan, generan peleas y algunos desencuentros que, más allá del show mediático, deberían concluir en "el que pierde acompaña". Con esa lógica, el PRO apuesta por conseguir una foto de unidad en un mismo búnker, en un mismo escenario, con la presencia de todas las figuras fuertes de las primarias opositoras, pero hay resistencias.
Sin nada cerrado más que la intención, el PRO espera juntar a sus precandidatos de la Ciudad y provincia de Buenos Aires en un salón de convenciones de Costa Salguero. Juntos, sin dudas a esta altura, estarán María Eugenia Vidal y Diego Santilli pero la gran incógnita pasa por si serán acompañados por sus rivales internos o si estarán solos.
Desde la calle Uspallata analizan que Ricardo López Murphy, de Compromiso Republicano, está más cerca de acceder que Facundo Manes, el contrincante radical de Santilli en la provincia. Desde el entorno del neurocientífico explican que desde el inicio se acordaron búnkers apartados y que a último momento les quieren cambiar la lógica. Que la foto de unidad debería ser el lunes a la mañana, no el domingo que consagrará a ganadores y perdedores. El hombre de la UCR baraja, por estas horas, recibir el resultado en La Plata o en Olivos.
La famosa foto, según los planes de campaña de Vidal y Santilli, debería servir para mostrar buenos tratos, una relación amable y la unidad de todas las fuerzas para encarar los comicios generales de noviembre. De conseguirse en Costa Salguero, tanto López Murphy como Adolfo Rubinstein y Manes jugarían de visitante.
La negociación empezó días antes de celebrarse las PASO y después de varias peleas mediáticas que fueron desde la disputa Manes - Elisa Carrió (aliada con Horacio Rodríguez Larreta) hasta chicanas por la falta de predisposición a un debate pre internas de los candidatos PRO. Manes y el sector del ex ministro de Economía de la Alianza apuraron a Vidal y a Santilli para que den la discusión, algo que no consiguieron.
Para la ex gobernadora y el ex vicejefe de Gobierno, el intercambio de propuestas y visión del país recién debería darse para los comicios de noviembre, no de septiembre. El conflicto escaló a tal nivel que un diputado PRO, José López Patiño, hoy aliado con López Murphy, presentó un proyecto de ley para establecer la obligatoriedad de los debates entre precandidatos a Presidente, diputados y senadores nacionales.
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Los condimentos de los chispazos son varios. Después de que Carrió decidiera cerrar su pelea con Manes ante un escribano público (el neurocientífico había dicho que ella le propuso ser su candidato a vicepresidente en 2015 y la dirigenta lo tildó de "mitómano"), culminó una contienda importante que duró varios días. Incluso implicó la desaparición mediática del gobernador jujeño, Gerardo Morales, el defensor oficial del radical bonaerense. Sin embargo, las chicanas siguieron, esta vez dirigidas al aparato cambiemita.
Para Manes, no hay forma de que la oposición gane la elección presentando los mismos candidatos, las mismas caras que en 2015 y es necesario sumar figuras nuevas, no vinculadas a la política, para refrescar la cara de Cambiemos y lograr un buen resultado. A fin de cuentas, más allá de esos dichos, él y Santilli terminarán en una misma lista, en la lista de ese aparato tradicional criticado por el neurocientífico.
Más allá de todo, hay un punto en el que coinciden todos y es la necesidad de interpelar a la ciudadanía, pedirle que concurra a las urnas y que sufrague. Con las experiencias de Misiones, Jujuy, Salta y Corrientes quedó de manifiesto la baja participación electoral, ya sea por el temor a la pandemia o por el desencanto con la política. En caso de repetirse esa reducción a nivel nacional, probablemente se verá más perjudicado quien tenga el núcleo duro más chico.