“Salgan, salgan, salgan”, grita un bombero voluntario a unos bomberos y baqueanos que intentan apagar las llamas en uno de los focos del norte cordobés. Las llamas son una trampa mortal. Desde el pasado sábado 2 de octubre ya murieron tres hombres a causa del fuego. El jueves 7 a la siesta, los incendios en los departamentos Tulumba y Sobremonte ya habían sido extinguidos y había guardia de cenizas por las altas temperaturas de la zona, que podía provocar reinicios del fuego. En menos de una semana se quemaron 46 mil hectáreas de campo y bosque nativo, según un relevamiento preliminar de técnicos del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).
Durante seis días, campesinos, brigadistas voluntarios, bomberos, Defensa Civil de la Provincia de Córdoba y aviones hidrantes de la Nación combatieron los distintos focos de fuego que arrasaron todo a su paso.
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"Los de Córdoba fueron considerados en ese momento (2020) uno de los 10 incendios más grandes del mundo, comparables a los de California en EE.UU.; los de España y Portugal; y Australia"
La pregunta recurrente que se realizan año a año los pobladores de las zonas afectadas por los incendios de bosque nativo es ¿por qué se quema el campo? Y la respuesta es siempre la misma: la íntima relación entre fatalidad, agronegocio, inversión inmobiliaria, turismo y política.
Por estos incendios, el reconocido biólogo Raúl Montenegro, director de la Fundación para la Defensa del Ambiente (FUNAM) denunció penalmente al gobernador Juan Schiaretti “por demorar criminalmente la declaración de Emergencia Roja que habilita el pleno auxilio de la Nación y otras provincias para combatir los descontrolados incendios en Córdoba. Montenegro y el abogado de FUNAM, Juan Smith, denunciaron al gobernador de Córdoba porque “Schiaretti sigue encaprichado en no declarar la Emergencia Roja y en rechazar el ofrecimiento de auxilio pleno de la Nación, pese a que ya se registraron tres muertes y hay más de 50.000 hectáreas quemadas. El gobernador se limitó a pedir dos aviones, y cuando la magnitud del fuego crecía, solicitar otros dos aviones y un helicóptero, pedidos que fueron satisfechos por la Nación. Pero la Provincia siguió sin declarar la Emergencia Roja”, le dijo el titular de FUNAM a El Destape.
Montenegro detalló que “el año pasado los incendios produjeron varias muertes y afectaron más de 340.000 hectáreas; fuimos noticia a nivel mundial, a tal punto que los de Córdoba fueron considerados en ese momento uno de los 10 incendios más grandes del mundo, comparables a los de California en EE.UU.; los de España y Portugal; y Australia. Ahora, en menos de una semana, se quemaron otras 50 mil hectáreas, que se suman al desmonte del 2020 y de años anteriores. Schiaretti y su gabinete parecen no conocer que la única forma para que se reconstituyan las biodiversidades destruidas por fuego y desmonte es la sucesión ecológica secundaria, es decir, que los cada vez más escasos remanentes de ambiente nativo reconquisten los ambientes destruidos. Como en la provincia queda cada año menos ambiente nativo y menos biodiversidad, esa reconstitución es cada vez más lenta, difícil y hasta improbable”.
Apenas diez días antes de que se iniciaran los incendios de los departamentos Sobremonte y Tulumba, el miércoles 22 de septiembre pasado, el gobernador cordobés recibió en su despacho a los dirigentes de la Mesa de Enlace nacional. En la reunión con los ruralistas Nicolás Pino (Sociedad Rural Argentina); Elbio Laucirica (Coninagro), Jorge Chemes (Confederaciones Rurales Argentinas) y Carlos Achetoni (Federación Agraria Argentina); el gobernador de Córdoba los apoyó –en una jugada electoral y mediática- en su exigencia de levantar el cepo a las exportaciones de carne que impuso la Casa Rosada. En el encuentro, Schiaretti y los dirigentes de la Mesa de Enlace fueron más allá en cuestiones estratégicas: una actualización provincial de la Ley de Bosques para extender la frontera agraria y beneficiar la producción ganadera en detrimento del bosque nativo. Y allí juega un papel fundamental en la Legislatura cordobesa, Gustavo Eslava, un agroempresario y legislador de Hacemos por Córdoba.
Políticos agroempresarios
Por caso, el legislador Gustavo Eslava, quién fue reelecto en 2019 con el 54% de los votos del departamento Río Seco, es uno de los dueños de Oro Verde Agro, uno de los mayores propietarios de campos en la zona. Eslava es presidente de la Comisión de Asuntos Institucionales, Municipales y Comunales de la Legislatura cordobesa; integra la Comisión de Agricultura, Ganadería y Recursos Renovables como miembro titular y es miembro suplente de la Comisión de Asuntos Ecológicos. En su actividad como agroempresario, este legislador schiarettista del norte cordobés integra la patronal del campo CARTEZ y la Sociedad Rural de Deán Funes.
Desde ambas actividades, como legislador y agroempresario, Gustavo Eslava es el mayor impulsor de la nueva Ley de Bosques que busca facilitar el cambio de uso de la tierra en áreas con bosques nativos para permitir el avance ganadero bovino a gran escala y con granjas porcinas en el norte cordobés.
Por el lado de la alianza derechista Juntos por el Cambio, la diputada nacional radical Soledad Carrizo, ex intendenta de Quilino, es impulsora de la Ley de Agroindustria y Desarrollo del Noroeste de Córdoba. A lo largo de su carrera en la intendencia de Quilino o en Diputados, Soledad Carrizo apoyó el avance de la ganadería sobre el bosque nativo y la modificación de la Ley de Bosques. Junto a su familia, Carrizo integra sociedades empresarias propietarias de campos del norte cordobés.
Denuncias de los ambientalistas: las causad de los incendios
Los grupos ambientalistas denunciaron además que “estamos frente a una ganadería desplazada por el avance de la sojización; es un proceso de bovinización sumamente acelerado el que se vive allí, y es un proceso donde se ha metido enorme cantidad de ganado en el norte, a fuerza de, en algunos vallecitos, hacer rolados y siembras de pasturas; y en otros se dispuso que la ganadería esté a monte abierto”.
“No es llamativo que en estos departamentos que se quemaron, como Tulumba y Sobremonte; tengan a sus legisladores, ya sea provinciales o nacionales, apoyando la no sanción de la ley nacional que establece que tras los incendios no se puede cambiar el uso del suelo por 60 años"
Sobre la pata política en el oficialismo provincial y en Juntos por el Cambio y su relación con el lobby agroempresario, los ambientalistas, como el colectivo Córdoba, Nuestra Tierra Lucha (CNTL) apuntan: “No es llamativo que en estos departamentos que se quemaron, como Tulumba y Sobremonte; tengan a sus legisladores, ya sea provinciales o nacionales, apoyando la no sanción de la ley nacional que establece que tras los incendios no se puede cambiar el uso del suelo por 60 años; que es una ley que emergió producto de la lucha de muchas organizaciones y colectivos”.
"Desde el Gobierno de Córdoba se prioriza que el incendio, que el fuego no llegue a las viviendas. Pero no se hace nada para evitar que el fuego arrase el bosque nativo”.
Desde el colectivo CNTL advirtieron que “si bien está tensionada esta ley, porque modificaría otras leyes vigentes, hay que aclarar que si se cumpliera esa otra legislación, no hubiera hecho falta sancionar esta nueva ley. Córdoba no adhirió a esta nueva ley, los legisladores de Hacemos por Córdoba y Juntos por el Cambio no apoyaron esa ley, ya sea los legisladores provinciales como los diputados nacionales; porque, muchos de ellos defienden sus intereses empresariales desde sus bancas”.
Medardo Avila Vázquez, médico coordinador de la Red de Médicos de Pueblos Fumigados y miembro de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH Córdoba) señaló a El Destape que “pese a la versión oficial del rayo, en la zona de Tulumba, la gente está convencida que el fuego fue intencional. Y además hay otra cosa que es muy real y objetiva: desde el Gobierno de Córdoba se prioriza que el incendio, que el fuego no llegue a las viviendas. Pero no se hace nada para evitar que el fuego arrase el bosque nativo”.
Avila Vázquez denunció que “desde 2016 no tenemos más alerta temprana, se eliminó el sistema de vigías que se pagaba con el Impuesto al Fuego que nos cobraban con la boleta de la luz. Cuando se avistaba una columna de humo, se disparaban las alertas, eso ya no existe más, y lo más perverso es que el directo de Defensa Civil, Diego Concha deja que corra el fuego por el bosque nativo; no le interesa proteger la biodiversidad; el Gobierno de Juan Schiaretti aplica las mismas políticas contra los incendios forestales que María Julia Alsogaray y ya vimos cómo fracasaron esas políticas”.
¿Un rayo o un cable?
Los bomberos voluntarios y baqueanos de los departamentos Sobremonte y Tulumba denunciaron que “en una primera versión, el principio de esos dos incendios se asoció a una nubosidad que provocó la caída de rayos en seco ocasionando incendios en distintos campos. Pero en los últimos dos días se ha cambiado la versión y adjudican el fuego a que el viento fuerte que ha habido desde hace aproximadamente una semana volteó durante ese vendaval tendidos eléctricos y eso ocasionó el inicio de los focos, principalmente en la zona de proximidades a San Pedro Norte, Caminiaga y Tulumba. Es un triángulo, pero en el centro de ese polígono, se inició el foco ígneo más importante”.
Los vecinos de la zona, principalmente pequeños productores y crianceros de cabras, junto a militantes ambientalistas del norte cordobés confiaron que “recientemente en esa área de la provincia de Córdoba, en esos campos que se están quemando, hubo cambios de titularidad; donde ha habido posesiones masivas que han hecho grandes empresas ganaderas del centro-norte de Córdoba, algunas de ellas asociadas al poder político del oficialismo provincial, donde hablamos de ganadería a gran escala y no la ganadería familiar que se ha puesto en riesgo con estos incendios, donde la Policía pidió urgente que se vayan para poder salvar sus vidas y quedaron sus vacas, sus gallineros y sus majadas de ovejas a merced y rogando que el fuego no llegue, estando a metros de esos lugares, donde vemos animales muertos de esos pequeños productores”.
Joaquín Deón, geógrafo, becario del CONICET, brigadista voluntario e integrante de la Coordinadora Ambiental y de DD.HH. de Sierras Chicas explicó a El Destape lo ocurrido durante los seis días de incendios descontrolados: “Particularmente los incendios que más preocuparon en el norte y nor-noroeste de la provincia de Córdoba fueron el de Caminiaga, proximidades de Tulumba y de San Pedro Norte. En ese incendio, el desarrollo ha complicado el combate del fuego, más aún con los vientos que hubo. Allí trabajaron lugareños, brigadistas, bomberos y policías; un equipo enorme de gente que estúvo dejándolo todo, como así también sus familiares en sus casas. Imaginemos que estuvieron días alejados de sus familias, trabajando para combatir los incendios. El otro foco que se desató al día siguiente de este primer incendio es el que se ubicó en proximidades de San José de la Dormida. Este segundo foco tuvo un desarrollo que fue en paralelo a la Ruta Nacional 9 Norte hacia el oeste. Los dos focos estuvieron separados por un conjunto de cerros, pero estuvimos ante dos focos distintos, con dos bases de operaciones distintas. La gravedad es tal, que se debió cortar el tránsito en la Ruta 9 Norte”,
Precisamente, dos de las tres víctimas fatales que se cobraron los incendios, Namir Cáceres Mdaled (21) y su hermano Jesús (27) circulaban por la Ruta Nacional 9 Norte en un Ford Ka, cuando el vehículo fue atrapado por las llamas. El sábado pasado, bomberos y baqueanos encontraron el cadáver del menor de los hermanos, mientras que el mayor fue internado en un hospital de San José de la Dormida y posteriormente trasladado al Instituto del Quemado de Córdoba, donde murió el miércoles. La otra víctima fatal, Miguel Antonio Armas (48) fue atrapada por las llamas mientras se conducía en su VW Gol en el paraje San Felipe, cerca de la localidad de Villa de María.
Los brigadistas que trabajan en la zona de San José de la Dormida coincidieron en señalar a El Destape que “es una zona de monte tupido, en pie de monte, transición a la zona serrana. En el incendio de Caminiaga el fuego avanza hacia el Cerro Colorado, poniéndose en riesgo áreas de altísimo valor histórico, cultural y natural; no sólo por el Cerro Colorado, sino por todos los bosques y ecosistemas de la zona”.