En medio de una ebullición generalizada, Horacio Rodríguez Larreta lanzó su corriente ideológica, un espacio desde el que apunta a pensar la política de otra manera, después de la experiencia del año pasado, con mucho foco en su punto más fuerte, la gestión. Con la idea del desarrollismo, de lograr un ordenamiento económico sin olvidar a la población, el ex jefe de Gobierno apuesta a buscar nuevos líderes y consolidar políticas públicas sostenibles en el tiempo.
El Movimiento al Desarrollo (MAD) está presidido por la senadora PRO, Guadalupe Tagliaferri, la "rebelde" del grupo que adoptó, pese a los cuestionamientos de Mauricio Macri, una posición propia a la hora de discutir la ley Bases, el pliego de Ariel Lijo y la movilidad jubilatoria que acompañó de punta a punta. El secretario del think tank larretista es Pablo Avelluto, ex ministro de Cultura en la era Cambiemos, con un perfil muy crítico de la gestión de Javier Milei.
MAD se lanzó públicamente con el primer newsletter, con escritos de los tres dirigentes mencionados, del legislador porteño Emmanuel Ferrario y de Francisco Resnicoff, magister en Relaciones Internacionales. El primero, con la iniciativa de salir a buscar líderes mediante el programa "100 audaces". El segundo, con la intención de marcar una clara diferencia con la gestión mileísta en materia de geopolítica, más vinculada a sacar el mayor provecho de los vínculos con otros países que en utilizar esos lazos para la confrontación ideológica.
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Movimiento al Desarrollo no es un partido político, sino un espacio para que todos aquellos que quieran sumarse puedan hacerlo con el fin de pensar ideas para promover el impulso de la Argentina sin dejar de lado el objetivo de lograr una sociedad justa. Pensar, formar y cooperar son tres ejes de esta nueva etapa encarada por Larreta. El dirigente, que no será testimonial en esta etapa, ya jugó fuerte a la hora de establecer su rechazo al veto presidencial de la movilidad jubilatoria, a contramano del PRO.
El jefe de Gobierno sabe que su fuerte es la gestión y que hoy no hay muchas figuras que puedan garantizarla. De hecho, tanto Milei como Mauricio Macri y Patricia Bullrich, cada uno desde su orilla, apostaron por olvidar las peleas políticas de casta, en forma pública, y concentrarse en el hacer. Los oficialistas desde la presidencia y el ministerio de Seguridad, y el PRO desde sus tres gobernaciones y más de 500 intendencias en todo el país.
A Larreta se lo ve cómodo en esta nueva etapa, compartiendo con Milagros Maylin, con quien se casará, de forma muy descontracturada. En materia política, sigue activo, aunque con bajo perfil. Tuvo un momento de mucha introspección, pareciera estar superando esa etapa aunque, al mismo tiempo, sin olvidar que Milei, su exacto opuesto, triunfó en las elecciones del año pasado por lo que, tal vez, por ahora no sea necesario levantar demasiado la cabeza.
Quiere pensar la política de otra manera, ya que en 2023 quedó demostrado que las estructuras partidarias, los recursos y muchas otras variables con las que él contó, no alcanzan para ganar una elección. Es necesario representar una idea o un sentimiento social. A Larreta, ninguna encuesta lo daba perdedor. El PRO no vio números en favor de Bullrich y sucedió. Entender qué pasó es clave.
Varios coinciden en que el 2025 será, al menos de momento, un año para explorar. Ante la desintegración de coaliciones, un paso al popurrí. Ofertas individuales, de fuerzas aisladas, por lo que este tipo de iniciativas contaría con tiempo para encontrar un desarrollo.
Larreta sigue creyendo que la Argentina necesita lograr un acuerdo amplio y no quiere dejar a nadie afuera, nadie de aquellos que quieran sumarse a esta corriente ideológica que, desde su nacimiento, apunta a atraer a personas que provengan de distintos lugares y que tengan distintas banderas políticas pero que crean que el país necesita un proyecto de desarrollo.
Si bien todavía no pareciera ser el momento, la gran pregunta es por la épica de la moderación o el fanatismo por el consenso. Cómo enamorar al electorado. Probablemente la gestión sea una de las puertas de entrada. Es uno de los factores más criticados de Javier Milei, los ministros desconocidos y los expedientes inmóviles.
Macri sabe eso y quiere intervenir prometiendo muñeca política y número en el Congreso, así como experiencia y territorialidad por las provincias y municipios gobernados, determinantes para fiscalizar elecciones. Larreta quiere mostrar resultados y ayudar a quienes pueda en sus distritos.
Para estos días, tiene pensado viajar a Rosario, Santa Fe, provincia del radical lousteauista, Maximiliano Pullaro. También a Tucumán, tierras de Osvaldo Jaldo y Entre Ríos, donde Macri estará este jueves. El ex jefe de Gobierno colabora con distintas provincias, entre las que también se anotan Chubut y San Luis, en forma ad honorem, y en ciudades como Mendoza y Santa Fe capitales. En dos semanas, volverá a Harvard para dar clases en octubre.