El ministro de Salud porteño, Fernán Quirós, tuvo que reconocer ayer que “puede haber alguna demora” en la carga de datos, aunque dijo que “de ninguna manera” la proporción de casos no reportados era similar a la que mostró la provincia de Buenos Aires al entrecruzar datos de tres sistemas diferentes. Tiene razón: es más grande.
La demora en la carga de fallecidos por Covid-19 en la Ciudad tiene una brecha superior al 40 por ciento entre los datos oficiales y el número real de muertes, si se toma como referencia lo que sucedió en julio y agosto. El número seguirá subiendo hasta que se terminen de cargar esos meses. La proyección de esa diferencia significa que puede haber más de 1500 muertes que aún no fueron registradas en el territorio que gobierna Horacio Rodríguez Larreta.
El número surge del cálculo que hizo el director del Instituto de Cálculo de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA, el matemático Guillermo Durán, junto a su colega Rodrigo Maidana, de la Universidad de La Plata, comparando la cantidad de muertes acumuladas según los reportes oficiales de determinado día y la cantidad de muertes acumuladas para ese mismo día, sumando los datos que se incorporaron hasta el 2 de octubre.
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Así, por ejemplo, el reporte en el SISA al 2 de julio indicaba un total de 527 fallecidos ese día, pero hoy sabemos, por la carga de casos atrasados, que para entonces ya había 786 muertes en la ciudad de Buenos Aires, un 49,1% más. El 2 de agosto se sumaban 1250 y hoy sabemos que para esa fecha ya había 1811 víctimas fatales en CABA.
“Uno podría estimar tranquilamente que ese número se mantuvo parejo. En todos los meses hay una demora muy grande. Al 2 de octubre eso son unas 1500 muertes más que todavía no fueron reportadas”, le dijo Durán, investigador principal del CONICET y miembro del equipo de asesores de Axel Kicillof, a El Destape.
“Es algo que pasa en todos los lugares del mundo. La provincia de Buenos Aires ya hizo el laburo que tenía que hacerse para estar al día. La ciudad de Buenos Aires todavía no, da la sensación de que comienza ahora a hacerlo de a poquito para que no se note mucho”, agrega Durán. Si la ciudad quisiera actualizar los datos todos juntos, como hizo el gobierno bonaerense, tiene las herramientas para hacerlo.
Sin embargo, por ahora las autoridades porteñas decidieron disimular la carga haciéndola de manera gradual, a lo largo de varios días, para que no quede en evidencia que el subregistro es más grave que del otro lado de la General Paz.
Eso queda en evidencia cuando uno compara el ritmo de fallecimientos semanal que mantiene la Ciudad desde agosto, entre 315 y 399 cada siete días, y el salto que pegó en las últimas dos semanas, a partir de que la Provincia mostró sus verdaderos datos. Entre el 27 de septiembre y el 3 de octubre registraron 644 fallecidos.
Otros datos indican una demora de magnitud: casi la mitad de las muertes que se cargaron en la ciudad de Buenos Aires después del 25 de septiembre corresponden a casos con más de un mes de antigüedad. La mayoría corresponden al mes de julio, mientras que los casos atrasados que registró la provincia ese día eran mayormente de agosto y septiembre.
Un informe de la Red Argentina de Investigadores e Investigadoras de Salud también estima el subregistro porteño alrededor del 50 por ciento. En una carta, destacaron el trabajo hecho por el gobierno bonaerense y pidieron al resto de los distritos que adopten las mismas medidas para ponerse al día.
Con la carga parcial de datos demorados que se hizo los últimos diez días, la ciudad de Buenos Aires ya tiene un índice de letalidad superior al 3%, similar al de la provincia, pero con muchos más datos aún por cargar, de manera tal que es de esperar que en territorio porteño esa cifra siga trepando.
Tampoco se puede soslayar que la mortalidad en la Ciudad es de alrededor de 1200 fallecidos por millón de habitantes, un nivel similar al de las ciudades más castigadas del planeta. En la provincia, en cambio, esa cifra está por debajo de 800.