Periodismo en (tiempos de) guerra

06 de marzo, 2022 | 00.05

Hace unos días, la periodista mexicana Cecilia González escribió un hilo muy recomendable en su cuenta de twitter sobre la cobertura de los medios serios de Occidente al ataque ruso a Ucrania.

En esa Rogel de asombros del primer mundo, vimos a un periodista francés lamentar que en pleno siglo XXI una ciudad europea como Kiev padeciera tiros de misiles como si fuera Irak o Afganistán. Otro periodista francés nos advirtió, por su lado, que quienes huyen de Ucrania no son sirios escapando de los bombardeos sino europeos que huyen en automóviles que “se parecen a los nuestros”. El corresponsal de La Nación en ese país, tal vez creyendo que estaba en un vestuario, consideró que “las ucranianas están buenas, de lo mejor de Europa”. Una periodista inglesa declaró, azorada, que no se trata de un país del tercer mundo sino que es Europa. La corresponsal de la cadena norteamericana NBC sostuvo: “Para decirlo sin rodeos, estos no son refugiados de Siria, son refugiados de Ucrania... Son cristianos, son blancos, son muy similares”. Muy similares, casi podríamos decir humanos. Uno de sus colegas de CBS, otra cadena norteamericana, explicó, didáctico: “Este no es un país como Irak o Afganistán que han estado en conflicto durante décadas, este es un país relativamente civilizado, relativamente europeo.” Es cierto que Estados Unidos, que invadió tanto Irak como Afganistán, todavía no hizo lo mismo con Ucrania, lo que prueba que es un país relativamente civilizado.

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El diario El País menciona por su lado la historia de un marinero ucraniano residente en España que intentó hundir el yate de su empleador, un rico empresario ruso, en venganza por los bombardeos rusos. ¿Si el marinero fuera iraquí en lugar de ucraniano y el yate en cuestión perteneciera a un rico empresario norteamericano, El País hablaría también de venganza o denunciaría un acto terrorista? ¿El marinero sería un héroe que aspira a defender a su país de una invasión militar u otro fanático musulmán seguramente enviado por ISIS o Al Qaeda?

Por su lado, InfoBAE anunció que Francia acaba de incautar el yate de un oligarca ruso- sí, un oligarca- en protesta contra el ataque ruso a Ucrania sin que esa expropiación fuera vista como un acto chavista o un gesto que atenta contra la seguridad jurídica. Si entendemos bien, los ricos norteamericanos cuyos yates podrían ser incautados en protesta contra los bombardeos, las invasiones y el millón de muertos que causó la “guerra contra el terror” de EEUU no son técnicamente oligarcas.

Mientras la Unión Europea prohíbe la difusión de los medios rusos RT y Sputnik, Google anunció que bloqueará el acceso a sus canales de youtube en toda Europa y Facebook e Instagram restringen el acceso a las cuentas de Sputnik desde varios países. Al parecer, una vez que terminemos con los medios de Rusia, Venezuela o cualquier otro país polémico, podremos gozar por fin de una libertad de prensa plena y una información realmente plural.

Para no quedarse atrás en la lucha a favor de la paz mundial, la escudería Haas- que compite en el Mundial de Fórmula 1- anunció el despido con efecto inmediato del piloto ruso Nikita Mazepin, la Ópera de Nueva York vetó temporalmente a la soprano rusa Anna Netrebko, la Filarmónica de Munich echó al director ruso Valery Gergiev, mientras que la Filmoteca de Andalucía anuló la proyección de una película del director ruso Andréi Tarkovski. La libertad avanza, es cierto, pero sólo cuando no quede un sólo ruso empleado fuera de Rusia y cuando prohibamos a todos los escritores, músicos, cineastas, bailarines, chefs o deportistas rusos- vivos, fallecidos o por nacer- podremos por fin vivir en un mundo de plena libertad.

La Argentina no debería quedarse atrás en esta noble cruzada occidental contra el peligro ruso. Podríamos empezar por Alberto Gerchunoff. Ese gran periodista y escritor argentino, autor de Los gauchos judíos, nació en el Imperio ruso. Teniendo en cuenta que su ciudad natal se encuentra hoy en territorio ucraniano ¿deberíamos prohibir toda su obra o solo algunos cuentos?

Una duda trepidante.

 

Imagen: Ciudadanos occidentales indefensos son amedrentados por una montaña rusa (cortesía Fundación LED para el desarrollo de la Fundación LED)