Los gobernadores están inquietos por la situación política y social y empezaron a moverse. Reuniones del grupo del norte y otras del grupo del centro, quienes planean juntarse en una cumbre en los próximos días, más las de los mandatarios del Frente de Todos en el CFI y podría agregarse al combo la cena "anti grieta" en la casa de Juan Manuel Urtubey de la que participaron dos gobernadores opositores como el jujeño Gerardo Morales y el cordobés Juan Schiaretti. ¿Por qué? Porque en esa comida conversaron sobre la idea de generar un grupo "de centro" que ayude a la gobernabilidad, algo parecido al "fortalecimiento de la institucionalidad" que vienen planteando los gobernadores del oficialismo y el "núcleo de consensos" que propone el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa. Hay canales de diálogo entre unos y otros.
En el grupo del Norte Grande hay gobernadores peronistas, radicales y de partidos provinciales. En el del centro son tres peronistas moderados, pero dos oficialistas y uno opositor a la Casa Rosada. Tienen en agenda para dentro de algunos días una reunión conjunta en la que seguro coincidirán en la necesidad de una visión de gobierno más federal, donde los beneficios de las políticas nacionales dejen de estar concentradas principalmente en el AMBA. Pero también está el otro planteo, el de fortalecer la institucionalidad de una gestión nacional que se ve debilitada por las diferencias cada vez más públicas y notorias dentro del oficialismo. La perspectiva es que, de ahora en más, se le hará muy difícil al Ejecutivo sacar cualquier proyecto en el Congreso.
En ese asado en lo de Urtubey no hubo ningún oficialista, pero sí dirigentes de buen vínculo con el Gobierno como Morales, presidente de la UCR, amigo de Massa y de diálogo fluido con Alberto Fernández. Morales resultó clave para que Juntos por el Cambio termine votando el acuerdo con el FMI en el Congreso cuando desde el sector que responde a Mauricio Macri y Patricia Bullrich ya habían comenzado a militar el rechazo. Cuentan que Schiaretti fue el que más habló en la cena, asumiendo un rol protagónico en el grupo. Uno de los puntos que se evaluó fue la necesidad de generar un sector de centro fuerte, transversal a los partidos, que sirva para llegar a acuerdos básicos que revaloricen la política y disipen la imagen que buscan instalar desde los extremos como el que representa Javier Milei. Revertir la idea de una "casta política" como una elite dirigencial que sale cara y no genera ningún beneficio.
Esa idea podría ser compartida por gobernadores peronistas. El chaqueño Jorge Capitanich estuvo días atrás con Schiaretti en Córdoba buscando sumarlo a la liga y alcanzar acuerdos. "Al país le haría bien que llegue un dirigente del interior a la presidencia", deslizó el chaqueño. En la serie de encuentros también habría que anotar una presentación de la radio CNN, manejada por el consultor antikirchnerista Guillermo Seita, donde Schiaretti junto al intendente cordobés y candidato a sucederlo Martín Llaryora coincidieron con Omar Perotti, Gerardo Zamora y Horacio Rodríguez Larreta. El glamoroso ágape reunió también al juez de la Corte, Ricardo Lorenzetti, al operador macrista Daniel Angelici y al jefe del bloque PRO Cristian Ritondo. Un centro más que amplio.
Los bloques de los partidos provinciales y de corbobeses y lavagnistas se perfilan como claves para cualquier debate futuro en Diputados, arrancando por el de esta semana por el Consejo de la Magistratura. Los peronistas disidentes podrían, efectivamente, jugar un rol de fortalecimiento institucional, pero hasta ahora su postura fue la de oponerse a todo lo que propone el Ejecutivo. Los legisladores visitarán Córdoba esta semana para reunirse con Schiaretti, en su nuevo papel de presidente pro témpore de la región centro. Habrá que esperar si dan alguna señal de apertura de negociación con el Gobierno.
Alberto Fernández ve en los gobernadores del Frente de Todos su principal sostén político. Por eso pidió que suspendan unos días la reunión pautada la semana pasada en el CFI, donde plantearían la necesidad de medidas antiinflacionarias y de recomposición de salarios. Lo último que necesitaba era una lista de reclamos de quienes se supone que lo respaldan. Pero está claro que los jefes provinciales están inquietos por las diferencias que exhibe el oficialismo -que impacta en la situación general- y que hacen flaquear la institucionalidad. Ellos le otorgaron un sostén decisivo al Presidente cuando concurrieron masivamente a la Casa Rosada a apoyarlo en su pulseada por la coparticipación de CABA y participan, entusiastas, de los viajes de promoción en el exterior. Ocurrió días atrás cuando acompañaron al canciller Santiago Cafiero a Emiratos Arabes y, próximamente, cuando viajen junto a Eduardo "Wado" de Pedro rumbo a Israel.
Activos, los gobernadores marcan su disponibilidad a poner el hombro pero en la medida que la agenda del Gobierno confluya con sus intereses. El 2023 se acerca y cada uno comienza a poner en la balanza los pros y los contra y delinear conveniencias. De hecho, uno de los temas a conversar es el desdoblamiento de elecciones: en principio, ninguna provincia votaría el año que viene el mismo día de las elecciones presidenciales.