La 48º cumbre del G7, que se llevó a cabo en Alemania, quedó atravesada por la guerra entre Rusia y Ucrania y el balance de Alberto Fernández dejó un sabor agridulce. Por un lado, la satisfacción de que por primera vez Argentina participó como invitada en el foro y en su rol de representante de la Celac haber llevado los reclamos de Latinoamérica por las consecuencias del conflicto bélico, el cual condenó y pidió el diálogo para lograr la paz. Por otro lado, también se trajo una gran preocupación: por contradicciones que obedecen a intereses de los propios gobiernos, algunas de las principales potencias del mundo poco o nada hacen para que la guerra finalice. “No ven salida”, confiaron a El Destape, uno de los medios presentes en Múnich, desde la comitiva oficial.
Fueron 32 horas lo que duró el vertiginoso viaje de Fernández a Alemania con una agenda cargada de actividades: siete bilaterales, dos cenas de protocolo y dos discursos en los plenarios de la cumbre. En el primer discurso, el Presidente condenó la invasión de Rusia a Ucrania, pidió el fin de las hostilidades y propuso el inicio de un diálogo entre ambos países para conseguir la paz. “La guerra es una tragedia”, afirmó. Asimismo, reclamó una “nueva arquitectura financiera” que, entre otros puntos, incluya mayor emisión de los DEG y la revisión de los sobrecargos del Fondo Monetario Internacional (FMI). En el segundo plenario, criticó ante las potencias occidentales a los “especuladores financieros” que provocan la escalada inflacionaria en el precio de los alimentos y reclamó por un mercado más transparente para evitar sobrecostos en transporte e insumos. También apuntó contra la concentración de la riqueza y pidió por el impuesto a la renta extraordinaria.
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La participación de Argentina allí como uno de los seis países invitados se dio en mayo pasado cuando el canciller alemán, Olaf Scholz, escuchó el planteo de Fernández sobre las consecuencias de la guerra en América Latina y decidió invitarlo como representante de la Celac. "Pude traer la voz del continente, la voz de los que no siempre se escuchan", expresó en la conferencia de prensa. En ese sentido, su discurso estuvo en sintonía con lo expresado en los BRICS y la Cumbre de las Américas. Y esas expresiones fueron evaluadas positivamente por la comitiva argentina al emprender la vuelta rumbo a Buenos Aires.
“Como país, que la Argentina esté sentada en esta mesa tiene que ser visto como un reconocimiento y una enorme posibilidad a futuro", aseguró Sergio Massa en la cumbre, a la que asistió por invitación especial del Presidente. Junto a Fernández compartieron el viaje por tierra desde el castillo de Elmau hasta el aeropuerto internacional de Múnich. En esas casi dos horas de viaje, según reconstruyó este portal, no abordaron cuestiones de agenda local ni se refirieron a la interna del Frente de Todos. Coincidieron en las conclusiones de la cumbre. “Los líderes del mundo ahora hablan del Sur. Estados Unidos mira a Latinoamérica y Europa, además de mirar a África, mira también a Latinoamérica. Eso también es un triunfo de las cosas que venimos trasladando”, evaluaron ante este portal cerca del Presidente.
Junto al titular de la Cámara de Diputados, estuvieron en la comitiva el canciller Santiago Cafiero; el secretario General de la Presidencia, Julio Vitobello; la secretaria Legal y Técnica, Vilma Ibarra; el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Beliz, y la portavoz de la Presidencia, Gabriela Cerruti. Ni el Presidente ni nigún funcionario habló sobre la interna en el Frente de Todos y, menos aun, mencionaron a la vicepresidenta Cristina Kirchner. "Solo agenda internacional", fue la orden. La preocupación que rondaba y que no fue reconocida abiertamente era que este martes vencen bonos por 243.000 millones de pesos y el día anterior el Banco Central emitió una resolución que restringía el accesos al dólar para pymez y grandes empresas importadoras. El clima económico necesitaba del Presidente en el país. Por eso, Fernández decidió acortar su estadía en Alemania y esta mañana llegó minutos después de las 8 de la mañana y mantuvo su jornada laboral concentrada en la Quinta de Olivos.
En las bilaterales que Fernández mantuvo con Scholz y los presidentes de Italia y Francia, Mario Draghi y Emmanuel Macron respectivamente, la confirmación que se llevó Fernández es que la guerra continuará. “Los líderes del G7 y europeos en general no ven salida, ven que se va a extender y que la única solución es que gane Ucrania”, relató una de las personas presentes en esas reuniones a este portal y graficó que el Presidente quedó muy preocupado con el pronóstico. Además de esa advertencia, plantearon “trabajar en escenarios en los que Argentina esté en relación con Europa y Estados Unidos sobre ese marco de continuidad de guerra”.
Por eso, el mundo posa la vista en regiones de paz como América Latina para compensar el faltante de alimentos y energía que desata también una escalada de los precios de granos, cereales y combustibles. En la bilateral con Draghi se abordó el interés de Italia de invertir en proyectos para instalar plantas de licuación de gas para sacar el gas excedente de Vaca Muerta y exportarlo. En el mismo sentido fue la reunión con Scholz, quien también planteó avanzar en conversaciones respecto a energías renovables.
Otras bilaterales fueron con la presidenta de la comisión Europea, Úrsula von der Leyen, y el consejero Europeo, Charles Michel. Allí, coincidieron en fomentar la producción con valor agregado de alimentos y acelerar el vínculo Unión Europea - Mercosur con acuerdos por el litio y para conseguir seguridad alimentaria, y sin mencionar el acuerdo de libre comercio que impusó el macrismo y que nunca fue ratificado por todos los miembros del bloque europeo. De hecho, con Michel hablaron de la posibilidad de que el año que viene se realice una reunión entre la Celac y la Unión Europea, que estará presidida por España. También dialogó con la titular del FMI, Kristalina Georgieva, quien adelantó que en la asamblea que el organismo hará en octubre se discutirán los planteos que hizo Fernández sobre la mayor emisión de DEG y los sobrecargos en los préstamos.
Pero la reunión que más resaltó -por la importancia histórica del tema- fue la que mantuvo durante media hora con el primer ministro británico, Boris Johnson. Fernández le trasladó el reclamo argentino por la soberanía de las Islas Malvinas. En una charla tensa, según supo El Destape, Fernández se mantuvo intransigente respecto a que Argentina no discutirá otros temas con Gran Bretaña si antes estos no cumplen las resoluciones de la ONU de retomar las negociaciones por la soberanía.
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En el G7, el cambio climático quedó en un segundo o tercer plano o al menos no el más urgente desde febrero para acá ya que la guerra alteró los planes de trabajo de todos los foros y organismos para pasar a atender las crisis alimentaria y energética. Y quedaron expuestas las diferencias de los jefes de Estado y Gobierno de Alemania, Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Italia, Canadá y Japón. En la bilateral con Reino Unido, Johnson le transmitió a Fernández que “la única salida es armar a Ucrania y que Ucrania logre vencer a Rusia”. A esa idea se suma Estados Unidos, que en las últimas horas anunció que enviará misiles de defensa aérea a Ucrania. Distinta es la postura de Scholz y Macron, quienes consideran que la escalada armamentística no es la mejor salida.
Mientras debaten y demoran la búsqueda de una solución pacífica, Rusia sigue bombardeando Ucrania, la OTAN advierte que incrementará la cantidad de tropas en alerta; y el presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky, pidió ayer en el G7 “un gran impulso para poner fin a la guerra antes de que llegue el invierno”, es decir, antes de fin de año. En paralelo, por la escasez de alimentos en el mundo ya se observa un aumento significativo de la pobreza y de contextos de hambruna en el mundo. El secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, advirtió que la guerra contribuyó a problemas preexistentes para desatar una “crisis global de hambre sin precedentes” que provocará, según la FAO, que más de 300 millones de personas sufrirán hambre.