Hay tres poderosas damas en la agenda de Alberto Fernández, que el jueves por la noche embarcará rumbo a Europa para participar de la cumbre de jefes de Estado del G20, en Roma, y de la Conferencia sobre el Cambio Climático de la ONU en Glasgow. La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, la canciller alemana, Ángela Merkel, que transita las últimas semanas de su histórico gobierno de 16 años, y la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, mantendrán charlas bilaterales con el mandatario durante una gira que tiene como ejes la salida de la pandemia, la necesidad de disminuir la huella ambiental y, para la Argentina, la renegociación de su deuda con el FMI y una reforma de la arquitectura financiera global.
Es probable que no sean las únicas tres fotos que coleccione Fernández en este viaje, donde tendrá ocasión de codearse con sus pares de todo el planeta como nunca tuvo hasta ahora, pandemia mediante. Es que gracias a la organización de estos dos eventos en jornadas consecutivas Roma y Glasgow serán, durante los últimos días de octubre y los primeros de noviembre, respectivamente, el centro del mundo. O, para ser más precisos, de occidente, porque la ausencia anunciada de los gobernantes de China, Xi Jinping; Rusia, Vladimir Putin; Japón, Fumio Kishida; México, Andrés Manuel López Obrador y, casi con seguridad también el de Brasil, Jair Bolsonaro hará que este G20 se parezca bastante a un encuentro de Estados Unidos con sus ase liados de la OTAN.
En el gobierno argentino bajan las expectativas sobre un posible encuentro con Joe Biden, que estará presente en ambas citas, pero lo cierto es que concretar un mano a mano con el presidente de los Estados Unidos puede ser un espaldarazo importante para Fernández pocos días antes de las elecciones y con una oposición que sigue blandiendo la carta del aislamiento. Para alcanzar un acuerdo con el FMI es necesario el apoyo de Biden, porque la Casa Blanca tiene poder de veto en el directorio, lo que da cuenta del valor que tendría una reunión a solas o incluso un aparte en las reuniones para una foto y unas pocas palabras. En la diplomacia, hay detalles que pueden hacer la diferencia: en Roma, el presidente argentino eligió un Hotel ubicado exactamente enfrente de la embajada norteamericana.
Con el que no va a haber foto es con el papa Francisco, que ya recibió al presidente argentino en su visita anterior a la capital italiana, en mayo de este año, y en esta ocasión, en plena campaña electoral, hizo saber que esta vez no consideraba prudente otro encuentro en el Vaticano. Tendrá, en cambio, finalmente, la posibilidad de encontrarse cara a cara con Angela Merkel antes de que la alemana culmine su mandato, encuentro que había quedado postergado justamente en mayo, cuando el presidente argentino hizo su última gira por Europa. En aquella ocasión no visitó Berlín por las restricciones a causa del Covid y tuvo una videoconferencia días más tarde desde Buenos Aires. Este fin de semana en Roma, finalmente, Fernández podrá cumplir esa cita con la historia.
También será su primer encuentro con otra alemana, aunque nacida en Bélgica, Úrsula Van der Leyen, que encabeza el órgano ejecutivo de la Unión Europea. Pero la bilateral en la que estarán puestas todas las miradas será la que comparta con Kristalina Georgieva, con quien ya se había visto en mayo en Roma. Fernández llegará a ese encuentro menos de 72 horas después de encabezar un acto por el aniversario de la muerte de Néstor Kirchner cuya consigna es “primero se crece, después se paga”. Las dos partes llegan a la reunión del G20 con la idea de que un acuerdo es cuestión de pocas semanas pero sin encontrar, por ahora, las herramientas que permitan destrabar las diferencias, que tienen que ver con la marcha de la economía argentina en los próximos años.
La doble cita europea puede servir para comenzar a destrabar ese nudo. En Roma, la Argentina buscará que los mandatarios del G20 apoyen su moción de reestructurar la arquitectura financiera mundial empezando por un recorte en las sobretasas de interés. En Glasgow, por otra parte, se discutirá la posibilidad de incluir el factor ecológico en la ecuación de la deuda. “Es imprescindible que la transición climática y energética sea justa, y no agigante las brechas de bienestar en nuestro planeta" dijo Fernández hace algunas semanas cuando fue anfitrión de la Cumbre Latinoamericana por el Cambio Climático, preparatoria para el encuentro de noviembre. En ese planteo, quizás, esté la clave que necesita el país para empezar a solucionar uno de sus principales problemas.