El proyecto del bloque de senadores del Frente de Todos para pagar la deuda con el FMI con lo que se recaude de los responsables de la fuga de capitales sirvió para mostrar al Frente de Todos nuevamente unido detrás de una iniciativa con una fuerte impronta política, en tanto que la oposición, sorprendida, todavía intentaba justificar un rechazo que no sonara como una defensa de quienes están cometiendo un delito. En el entorno de la vicepresidenta Cristina Kirchner lo mostraban como un ejemplo de las buenas posibilidades que se abrían si en el oficialismo se trabajaban iniciativas en conjunto, volviendo sobre la idea de una "mesa chica" que potencie el debate entre los distintos sectores internos. "Estamos seguros de que el cien por ciento de nuestros votantes apoyan propuestas de este tipo", afirmaban.
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“Este proyecto es un hecho concreto. Son los primeros de una serie para acompañar al pueblo argentino y al Gobierno para poder crecer y para que no paguen los trabajadores", adelantó la senadora Juliana Di Tullio en diálogo con El Destape Radio. En el sector kirchnerista destacaban el inmediato acompañamiento que surgió desde la Casa Rosada, donde estaban enterados a medias de la propuesta. "En alguna reunión Cristina se lo comentó a Martín Guzmán", deslizaban en el Congreso. En Gobierno también respondían que la vice le hizo un adelanto a Alberto Fernández cuando todavía conversaban con frecuencia. Por cierto, su primera mención pública de la idea fue en el acto por el Día de la Democracia, el 10 de diciembre pasado, en la Plaza de Mayo. Secreto nunca fue.
“Que los fondos que se fugaron puedan volver a la Argentina es una tarea que debemos realizar”, avaló el ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis, uno de los funcionarios más cercanos al Presidente. Claramente, no es el tipo de propuestas -de cierta impronta anti establishment- que busca poner en debate la administración de Fernández, de incesante invocación al diálogo y los acuerdos como resolución de conflictos. Pero lejos estaban de rechazarlo. "No tenemos problemas con este proyecto", aseguraban en la Casa Rosada. Otra cosa era el debate parlamentario, que arrancará la semana próxima en las comisiones de . "Falta mucho para saber, hay que esperar a ver qué sucede en el Senado", respondían desde el bloque del oficialismo en Diputados respecto a las posibilidades de aprobación.
Oposición evasiva
En el kirchnerismo imaginaban un debate largo. A diferencia de los últimos proyectos, que debieron tratarse contra reloj, en este caso no había apuro. "Tiene varios aspectos técnicos que debatir y si hay que hacer algún cambio, se lo hará", anticipaban en el bloque de senadores. A diferencia de los cuestionamiento lanzados desde la oposición, aseguraban que no se trataba de un nuevo impuesto ni de un blanqueo. "Es una penalidad a quienes evaden y cometen un delito", definían, por lo que consideraban ajustado a la normativa el inicio en la Cámara alta. Agregaban que en otros países existe, claro que lo recaudado va directo al Tesoro y no como aquí que se proyecta un fondo específico para el pago de la deuda.
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Además de la unidad del oficialismo, otro efecto beneficioso de la propuesta fue la de generar la confusión de la oposición. Varios referentes importantes de Juntos por el Cambio debieron recomponerse sobre la marcha luego de un primer rechazo que sonó bastante parecido a una defensa de la evasión. "Es un pastiche" o "un relato", fue lo que terminaron diciendo aunque, en algunos casos, admitieron que había aspectos que evaluar. “Si la oposición los defiende, está defendiendo delincuentes. Yo no comparto pero entiendo que no quieran subir retenciones porque defienden los intereses de una minoría. No lo comparto pero lo entiendo. Pero ya defender delincuentes, no", destacó la senadora Di Tullio, una de las firmantes del proyecto junto a Oscar Parrilli, Anabel Fernández Sagasti, Martín Doñate y el jefe de bancada José Mayans.
Dada la repercusión, desde el kirchnerismo volvían a la carga con la necesidad de generar un ámbito dentro del Frente de Todos donde se pueda discutir y potenciar este tipo de iniciativas. Que, aclaraban, no necesariamente tenían que partir desde su sector. Recordaban que Sergio Massa había llevado la iniciativa sobre la modificación del piso del Impuesto a las Ganancias, así como Carlos Heller y Máximo Kirchner impulsaron el Aporte Solidario de las grandes fortunas, por nombrar algunos casos. "El acuerdo con el FMI ya está. Lo que pasó, pasó, no tiene sentido que sigamos discutiendo para atrás. Ahora tenemos que apuntar hacia adelante y pensar nuevos proyectos de este tipo que son los que están esperando los electores que nos eligieron", respondían cerca de la vicepresidenta.
El ministro del Interior, Eduardo "Wado" de Pedro, recibirá este miércoles a los gobernadores. El encuentro tiene que ver con la disputa de la Nación con la ciudad de Buenos Aires por la coparticipación, pero también buscará comprometerlos con esta propuesta y que aseguren el apoyo de sus representantes en el Parlamento. Se rumoreaba que había algunos senadores del oficialismo enojados porque nadie los puso en aviso. "Es el estilo del kirchnerismo, no se hacen anuncios por anticipado. Por ahí tienen razón en enojarse, pero funciona así. Ahora tienen la posibilidad de ponerse al frente de la propuesta", comentaban en el bloque.