Un renunciamiento para evitar una nueva confrontación

El Presidente buscó evitar ser nuevamente interpelado en la reunión del Consejo del PJ Nacional que se realizará por la tarde en la sede de la calle Matheu. "Es un paso necesario para comenzar a ordenar al peronismo", sostuvo Wado de Pedro. Alberto planteó que se involucrará directamente en el armado electoral del Frente, pero su decisión le devuelve buena parte del poder político a Cristina Kirchner. 

21 de abril, 2023 | 12.08

Alberto Fernández evitó que la reunión del Consejo del PJ Nacional se convirtiera en una nueva interpelación en su contra, como había sucedido en buena parte del encuentro debut y despedida de la mesa política del Frente de Todos en febrero. Que anunciara públicamente la renuncia a su reelección era la condición que le planteaba el kirchnerismo para que se pudiera ordenar internamente la coalición. El Presidente se negaba por la tradición del pato rengo, el mandatario de salida que mantiene los atributos formales pero ve que el poder se le esfuma cada día. Viendo lo sucedido con la economía en las últimas horas, su poder ya se veía disminuido. Una nueva andanada interna podría desmoronarlo del todo y Alberto resolvió anticiparse.

Se podría decir que Alberto nunca supo interpretar de manera afinada la presidencia de un gobierno de coalición. "No existe la presidencia colegiada", respondió en un reportaje en El Destape Radio un año atrás, cuando se le consultó porqué no existía una mesa chica en la que se discutieran las políticas oficiales. El kirchnerismo nunca digirió que Cristina Kirchner no fuera tenida en cuenta al momento de decidir las principales medidas y el enojo se fue profundizando con el tiempo. Alberto se defendía diciendo que se encargaba de que ella siempre estuviera al tanto de lo que se haría, pero claro que no es lo mismo. La llegada de Sergio Massa al ministerio de Economía sirvió como nexo, porque se preocupó de tener a ambos -principalmente a Cristina y a Máximo- al tanto de todo.

En las últimas semanas se dio una postal atípica que no se veía desde los tiempos previos a Néstor Kirchner. Un Presidente ocupado de las relaciones internacionales y de actos por temas de gestión "blandos" como ciencia y educación mientras que el ministro de Economía monopolizaba la gestión de los temas "duros", en una especie de poder compartido. El "affaire Aracre" puso de manifiesto la debilidad del armado en medio de una situación económica estresada por varios flancos. El renunciamiento de Alberto era algo que se venía rumiando en los pasillos de la Casa Rosada desde la semana anterior, pero funcionarios cercanos al Presidente -hasta el jueves a la noche- creían que se postergaría todavía unos días en virtud de la fragilidad financiera.

El Presidente evaluó que peor era mostrarse nuevamente cuestionado por los propios. "Lo tenía decidido hace tiempo, pero decidió anunciarlo hoy", comentaban en su entorno. El gobernador Axel Kicillof y el ministro del Interior, Eduardo "Wado" de Pedro, eran señalados como quienes volverían a plantearle que debía dar un paso al costado en la sede de Matheu. "Es un paso necesario para comenzar a ordenar al peronismo", avisó Wado desde Santiago del Estero. 

Alberto dejó un par de mensajes en el video en las redes, ya institucionalizado como el formato en el que se realizan los grandes anuncios en la política argentina. Uno, que se involucrará "directamente" en el armado electoral de la coalición. Esto es, que no permitirá que lo dejen afuera de la mesa chica. Otro, su reivindicación de las PASO como "el vehículo para que la sociedad seleccione" y la manera de darle "la lapicera a cada militante". En definitiva, las primarias se realizarán por su insistencia.

Más allá de su deseos, una buena cuota de poder se trasladará -en este caso se podría decir que retornará- a Cristina Kirchner, la líder política de la coalición. "Ahora la pelota la tiene Cristina", interpretó velozmente el diputado Eduardo Valdés, un "frentetodista" de buen vínculo tanto con el Presidente como con la vice. CFK dejó claro días atrás a un grupo de sindicalistas que no estaba en sus planes jubilarse. La posibilidad de una candidatura presidencial parece alejarse, pero no su intención de organizar de nuevo al Frente. De hecho, ninguno de los precandidatos en danza se plantean como anti kirchneristas, sino que todos, de alguna manera, buscan tener su visto bueno. 

Desde hace tiempo se sabe que su favorito es Massa, con quien generó un muy buen vínculo más allá de sus diferencias. La fórmula Massa-Wado era la que hasta unas semanas más se escuchaba en el Instituto Patria, pero la vorágine económica podría trastocarla. Wado ya se mueve como posible candidato y su cercanía con la vicepresidenta hace innecesario que tenga un aval explícito. El dirigente social Juan Grabois precalienta al costado de la cancha: en su momento avisó que si iba Wado, él lo apoyaría.

Desde el sector albertista, el embajador Daniel Scioli era el favorito del Presidente hasta que se enteró que el "Pichichi" había hablado con Cristina y que luego armó una visita a Quilmes junto a la intendenta camporista Mayra Mendoza. "¿Para quién juega?", se preguntaron en el entorno presidencial. De inmediato, comenzó a prepararse el jefe de Gabinete, Agustín Rossi, quien avisó que estaba dispuesto si el Presidente no competía. "Me quedan por evaluar algunos temas", respondía Rossi el viernes luego de conocido el video. 

Sergio Massa, Daniel Scioli y Agustín Rossi eran tres precandidatos presidenciales en carrera -Massa por la incipiente "Alternativa Federal", Scioli y Rossi por el peronismo- cuando Cristina anunció en un video que el elegido era Alberto Fernández. Como si estos cuatro años hubieran sido sólo un paréntesis. 

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