El sorpresivo 6,6% de inflación más los cuestionamientos públicos a la renegociación con el FMI y las protestas por los cortes de energía en distintas partes del AMBA redondearon un martes complicado para el ministro de Economía, Sergio Massa, y su aspiración de convertirse en el candidato presidencial del Frente de Todos. "El apoyo político de Alberto y de Cristina se mantiene. La inflación se estabilizó pero en un número alto y es un problema que tenemos que solucionar. Si lo solucionamos, volvemos a ser gobierno", respondían en Economía sin perder el tono confiado. "Como nunca antes, va a quedar obligado a mostrar algún resultado concreto en abril. Pero no le queda otra que ir para adelante", resumía un funcionario de diálogo diario con Massa.
De nuevo, Massa delegó en su segundo, Gabriel Rubinstein, la explicación oficial. "El dato de inflación de febrero es sin duda muy malo", reconoció. Responsabilizó al aumento de la carne y a la sequía, y volvió a mostrarse convencido de que las medidas en marcha -"políticas fiscales y monetarias que sean consistentes"- concluirán en un índice más bajo. "Con marzo vamos a cerrar un primer trimestre de subas y luego va a seguir un segundo en abril-mayo-junio a la baja", aseguraban en Economía.
La palabra clave es "estabilidad". Argumentaban que Massa llegó en un momento complicadísimo, cerca de que explote todo, lo evitó y logró estabilizar la economía pero en un nivel poco deseable de inflación. Aquel objetivo de una baja progresiva de un punto cada dos meses quedó en el olvido, ahora alcanza con que todo no vuele por los aires en un contexto hostil al que se sumaron las contingencias climáticas que reducirá dramáticamente el ingreso de dólares y el nuevo "cisne negro": la crisis bancaria en Estados Unidos.
Siempre según el razonamiento de Economía, esa estabilización, aunque sea en un 6% mensual, es lo que le está permitiendo al Frente de Todos llegar al momento de partida de la campaña electoral en situación competitiva, con un electorado dividido aproximadamente en tercios y un resultado abierto. Eso, agregaban, porque la economía sigue en marcha y con un nivel de empleo alto, nada que ver con otras situaciones críticas de nuestra historia reciente. "El canje de los bonos en pesos fue muy bueno, una señal de que los bancos lo siguen bancando", recordaban un éxito reciente del ministro, que evitó la "bomba" que pronosticaban los economistas de la oposición.
Pero la inflación no era el único tema álgido. La renegociación de las metas con el Fondo fueron motivo de una serie de declaraciones desde el kirchnerismo, muy críticas. En rigor, La Cámpora le apuntó al comunicado que sacó el FMI que incluyó una referencia a la "imprevista" moratoria previsional aprobada por el Congreso. "Que los argentinos y las argentinas voten lo que quieran, pero la economía del país la decide el FMI: eso es lo que deja en claro el comunicado de hoy. ¿La democracia? Bien, gracias", ironizó la agrupación que orienta Máximo Kirchner. La crítica obviamente fue contra el organismo que preside Kristalina Georgieva, pero quedó flotando la duda si no hubo también una censura a la negociación que llevó adelante Massa.
"Nada que ver", respondían cerca del ministro. "El sábado, en el plenario en Avellaneda, Máximo elogió expresamente a Massa y la titular de la Anses, Fernanda Raverta, porque pelearon con el Fondo la inclusión de la moratoria en el acuerdo. Acá hay una división muy clara. Los 'chicos' (por La Cámpora) tienen que responder a su gente y eligen como enemigo al FMI, que está muy bien. Nosotros apuntamos al elector más de centro. Es histórico lo que consiguió Sergio con el Fondo", añadían en Economía. Como al pasar, mencionaban que en ese comunicado crítico de La Cámpora no mencionaron a Massa y sí a Mauricio Macri y a Alberto Fernández.
Por cierto, en las últimas horas hubo varias declaraciones de apoyo desde el kirchnerismo a Massa. El "lo quiero siempre en mi equipo", que le dirigió Andrés Larroque -poco dado a los elogios- sonó fuerte, Pero también la declaración del intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi, que llegó a sostener que "Massa asumió un día antes de que nos vayamos en helicóptero", planteando que el ministro tomó el cargo en un panorama "sin reservas en el Banco Central, con una corrida cambiaria fuerte, con un aumento de precios importante".
Para terminar de complicar el panorama del martes, las lluvias previstas no llegaron y las protestas por cortes de luz se multiplicaron en diferentes partes del AMBA: calculaban que el corte de suministro afectaba a 155 mil hogares. Massa instruyó al titular del ENRE, Walter Martello, que pasara a la ofensiva. Anunció que en los próximos días enviará al Congreso un proyecto para que se evalúe la posible caducidad de la empresa Edesur, que no deja de coleccionar incumplimientos. Tambien lanzaron una campaña para informar a los usuarios de la posibilidad de acceder a resarcimientos económicos por los cortes. "Lo importante para nosotros es que siempre aparecemos enfrentando los problemas y no nos escondemos, eso la gente lo valora de Sergio", aseguraban en Economía.
“Massa no está pensando en la elección ni en una candidatura para él", sostuvo la presidenta de la Cámara de Diputados, Cecilia Moreau, en diálogo con El Destape Radio. Es el mensaje público, ideal para jornadas complicadas como la de este martes. Lo cierto es que el ministro espera tener la bendición de Cristina Kirchner para representar al Frente de Todos, en caso de que ella confirme que no irá por una nueva candidatura presidencial. "Ya está jugado, no tiene otra que seguir adelante", definía un compañero de gabinete cercano. "El sigue confiado y todavía le queda el último tiro si baja la inflación de abril en adelante, que es justo cuando se van a definir las candidaturas. Tiene la ventaja de que la cancha está vacía, el único que más o menos reúne consensos es él. Si la cosa se mantiene ahí y empieza a mejorar a partir de abril, sigue teniendo todas las posibilidades", concluía.